Cine – ‘Batman y Harley Quinn’, de Sam Liu

Título original: Batman and Harley Quinn.

Director: Sam Liu.

Reparto: Kevin Conroy, Melissa Rauch, Loren Lester, Paget Brewster, Kevin Michael Richardson, John DiMaggio.

Guión: Bruce Timm y Jim Krieg.

Música: Michael McCuistion, Lolita Ritmanis y Kristopher Carter.

Duración: 74 minutos.

Estreno: 14 de agosto de 2017 (Estados Unidos).

Por mucho que queramos ser ecuánimes a la hora de evaluar cualquier producto de ficción, es innegable que las expectativas cuentan mucho en el ánimo de cualquiera. Esa expectativa en torno a Batman y Harley Quinn no podía ser mayor, porque suponía el regreso al memorable estilo de Batman: The Animated Series, algo que ya se había atisbado en la no del todo apreciada pero muy notable La Liga de la Justicia. Dioses y monstruos (aquí, su crítica), pero con medios actuales para refinar la animación. Y, para colmo, era la forma perfecta de celebrar el aniversario de Harley Quinn en un entorno familiar, ya que no hay que olvidar que es un personaje nacido de aquella serie. La presencia de Bruce Timm como coguionista, incluso la del ya habitual Sam Liu en la dirección otra garantía más de que podíamos esperar algo bueno de este trabajo. Tan alta expectativa juega muy en contra del producto final, no hay duda, pero en un ejercicio de abstracción importante no queda más remedio que considerar Batman y Harley Quinn como una película absurda y fallida, decadente en su sentido del humor, decepcionante en su animación y flojísima en cuanto a la historia que nos cuenta, que no es nada original, y que además no está contada con demasiada brillantez. Con o sin expectativas, es una decepción importante.

Todo se puede resumir perfectamente en una secuencia de la película. La historia nos empuja a que Harley Quinn tenga que ayudar a Batman y Nightwing a localizar a Hiedra Venenosa, y, claro, se mueven en el Batmóvil. Pues bien, asistimos a un momento en el que Harley se tira dos pedos en el asiento trasero del vehículo del Caballero Oscuro para obligarle a que pare en la siguiente área de servicio para que pueda ir al aseo. No es que este humor zafio sea la tónica de la película, pero sí es la mejor demostración de que no se entiende, ni por asomo, la forma en la que Harley es divertida. Así, desde luego, no. Está Bruce Timm, con lo que es perfectamente lícito echar de menos a Paul Dini. Eso, no obstante, podría haber sido una anécdota triste si la película respondiera, pero el caso es que resulta un batiburrillo extraño en el que hasta resulta complicado disfrutar de Batman, que está como podría no estar. La historia se centra en un plan de Hiedra Venenosa y el Hombre Florónico que, basándose en investigaciones de Alec Holland, el nombre de algo sonará a quienes conozcan el universo DC, quieren idear un compuesto que transforme toda la vida animal de la Tierra en vegetal… o que si la cosa falla pues simplemente la aniquile. ¿Para qué? Da igual. Tan igual da que la película omite el clímax, como si fuera un gag más de este festival del humor bufo y absurdo.

Se podría haber asumido que Batman y Harley Quinn quería rebajar el tono, eliminar la oscuridad y apostar por una infantilización radical. Eso, guste más o menos y sobre todo teniendo en cuenta el estilo visual por el que se apuesta, es lícito. Pero combinar bromas como la mencionada del Batmóvil con escenas tremendamente violentas (hay un personaje que muere de un estacazo del Hombre Florónico en el corazón, y con sangre bastante visible) es algo que no se sostiene y que habla de una indefinición tan grande como incomprensible. La innovación más radical de la historia, que pasa por un encuentro sexual de Harley Quinn con otro personaje, se queda en un chiste sin sentido. E incluso el guiño más divertido a los seguidores de Batman: The Animated Series, ese bar de carretera en el que se reúnen los secuaces de los principales villanos del producto televisivo, se resuelve de una manera absurda, no solo por la sexualizada interpretación musical de Harley Quinn con la que el trío dinámico consigue la información que necesita sino porque nos escamotea la batalla final. Y eso es curioso porque la presencia de Batman en la película, en realidad, se entiende solo para verle pelear, porque su capacidad de detective es nula. Y ni siquiera las peleas suponen una mejora, por mucho que acabamos viendo combates desiguales y peleas de gatas.

Puede que sea un efecto colateral por la sensación de decepción generalizada que produce la película, pero no se siente que los 25 años transcurridos desde el estreno de Batman: The Animated Series le hayan sentado bien a la animación de este estilo de dibujo que presenta Batman y Harley Quinn. Técnicamente, la película es correcta pero no deslumbra. No como sí lo hacía, por ejemplo, La máscara del Fantasma (aquí, su crítica), la primera de las películas con esta forma de entender al personaje que vio la luz. El mismo hecho de que la película acabe con una larguísima escena postcréditos que no aporta nada a la historia, que de hecho está completamente desconectada, es la mejor manera de entender que estamos muy lejos de la película que podríamos haber conseguido. No es fácil entender como, por ejemplo, después de la tremendamente adulta La broma asesina (aquí, su reseña), Warner encadena Batman y Harley Quinn. No es que sea necesaria una conexión entre todas las películas o que todas tengan que tener un tono uniforme, pero sorprende esta desviación, sobre todo por la baja calidad de la comedia que propone. Habrá que pensar que ha sido un borrón en una buena trayectoria, la del Batman animado, la de Timm e incluso la del propio Liu, pero da rabia que haya llegado cuando todo parecía alineado para algo espectacular.

Podéis ver imágenes de este título aquí y aquí. Y en nuestra galería de Facebook podéis acceder a todas las páginas que mostramos de todos los títulos que comentamos.