Cine – ‘Spy x Family. Código blanco’, de Takashi Katagiri

Título original: Spy x Family Code: White.

Director: Takashi Katagiri.

Guion: Yūki Tabata.

Reparto: Takuya Eguchi, Atsumi Tanezaki, Saori Hayami, Kenichirō Matsuda, Tomoya Nakamura, Kento Kaku, Banjō Ginga, Shunsuke Takeuchi.

Duración: 110 minutos.

Estreno: 22 de diciembre de 2023 (Japón) / 19 de abril de 2024 (Estados Unidos, España).

Una vez se ha acertado con el tono y con el desarrollo de unos personajes, lo difícil es descarrilar. Spy x Family (aquí, crítica de sus dos primeras temporadas) dio un salto más que correcto a la pequeña pantalla desde el manga de Tatsuya Endo, y cuando ese mismo salto fue a la pantalla grande, con los mismos parámetros que el anime original, la satisfacción fue igual de intensa. Código blanco es el título del filme que continua las aventuras de la familia Forger, del espía, la asesina y la telépata que acaban reunidos por una misión del primer y que desconocen las capacidades de sus compañeros de trama, salvo la pequeña que, lógicamente y como buena lectora de mentes, sabe perfectamente a qué se dedican sus ficticios padres, aunque ella lo viva con la imaginación de una niña de su edad. Código blanco tiene el reto de introducir una aventura autoconclusiva dentro del desarrollo de la historia central, y a la vez de tener que aportar algo novedoso para los seguidores de la serie. Y lo hace subiendo las apuestas en cuanto al riesgo que corren los tres protagonistas, inmersos casi por casualidad en un conflicto que, quizá sea lo más flojo de la película, llega casi sobrevenido, sin demasiada base o explicaciones convincentes, dejando un tanto sin explotar un villano que en las pocas secuencias que tiene sí consigue llamar la atención.

La excusa más evidente para justificar la película, una que, ojo, ganó casi 60 millones de dólares en todo el mundo, una cifra nada desdeñable para un anime que ya viene de la televisión, es ver en acción tanto a Loid como a Yor en situaciones en las que no se les ha visto demasiado. Quizá más a ella en el arco final de la segunda temporada, pero hasta ahora las habilidades de campo del espía estaban más apuntadas que mostradas. Verle en escenarios puros de James Bond, puede que el villano también tenga algo propio de 007, es algo bastante gozoso. El clímax de la película es, de hecho, un delicioso montaje paralelo de Loid y Yor desplegando sus habilidades ante enemigos de peso y poder que, eso sí, no llegan a la historia con demasiadas explicaciones. Lo divertido de Código blanco llega por su aparente improvisación, por el hecho de tener una motivación inicial, probar un postre local que Anya debe intentar replicar en el colegio para lograr el reconocimiento que necesita la misión de su padre, que acaba convertida en un mcguffin que nada tiene que ver con lo que motiva el espectacular enfrentamiento final, el momento de mayor épica y escala de todo el anime hasta este punto y la escena, sobre todo en los momentos en los que interviene Yor, en los que la animación busca un mayor impacto.

Puede ser algo exagerado decir que la película se ha montado con esa excusa, buscando esos límites que un mayor presupuesto permite a un grupo de animadores, pero lo cierto es que es el punto culminante de una historia que cuesta un tanto ver como algo más que un episodio alargado en el que tienen que aparecer todos los personajes recurrentes de Spy x Family. Por trama, desde luego, no es una aportación sideral a la serie, aunque el clímax justifique con creces la apuesta por el filme. Llama la atención la forma en la que Anya entra en juego en el relato, colocándose en una posición de mucho más peligro real del que, lógicamente, corre en la misión principal de Loid, siendo ella un peón en ese juego de influencias que necesita para acercarse a su objetivo. Aquí pasa a ser, incluso con su corta edad, la dama en apuros de la trama, y es un peligro más que intenso, quizá incluso inesperado para el papel que hasta ahora había jugado. Siendo ese un elemento algo discutible, lo cierto es que Código blanco tiene ya mucho terreno ganado desde la misma concepción del proyecto. Los Forger ya se han ganado a pulso un cariño que hace que cualquier historia suya convenza casi sin quererlo. La de Código blanco quizá no es la mejor para dar el salto al cine, pero encaja con el tono de la serie y despliega argumentos más suficientes en su media hora final.

En nuestra galería de Facebook podéis acceder a todas las páginas que mostramos de todos los títulos que comentamos.