CÓMIC PARA TODOS

Entrevista con Jordi Peidro: «La tarea de cualquier creador es que su obra, además de entretener, sirva para agitar conciencias»

Cuando uno lee Insurrección (aquí, su reseña), inmediatamente piensa que lo que cuenta está en el pasado, pero resuena en el presente. La revuelta social que muestra no tiene comparación con las quejas de nuestro tiempo, pero la lucha por los derechos sí, es un referente, además de un relato apasionante, escrito y dibujado con garra y emoción. Hemos hablado con su autor, Jordi Peidro, porque queríamos que nos contará cómo se fraguó esta historia, que como Esperaré siempre tu regreso y Aquella guerra que sufrimos (aquí, su reseña) entre de lleno en un mundo militante y reivindicativo sin dejar de lado un trabajo narrativo fascinante.

El libro se promociona en su contracubierta como el relato del alzamiento obrero más importante del siglo XIX, y sin embargo seguro que contiene hechos que serán muy desconocidos para la mayoría. ¿Cómo llegas a esta historia y por qué crees que puede apelar a un lector contemporáneo?

Es una insurrección acaecida a partir de la primera huelga general de este país. Los hechos sucedieron dos años después de la Comuna de Paris y surgen de un espíritu obrero similar. Es una historia que ocurrió en mi ciudad, con lo que se trata de un material que sigue flotando en el ambiente, aunque sea a modo de leyenda o chascarrillo popular. Tengo la suerte de conocer a uno de sus mayores estudiosos, Diego Fernández, la persona que firma el artículo que cierra el libro, y cuando comienzo a profundizar la historia me atrapa por completo. La vigencia de lo sucedido en la actualidad es obvia; se están perdiendo muchos de los derechos conseguidos por parte de los trabajadores. Hay un retroceso evidente a partir de una economía hostil y agresiva que nos lleva a pensar que, como los obreros de entonces y salvando la distancia que marca el siglo y medio transcurrido, no podemos dejar de luchar por los derechos de la mayoría y estos no pueden estar supeditados a los beneficios económicos de unos pocos.

Has hecho cómic, novela, teatro… Entiendo que la escala de la historia influye, pero ¿por qué decides contar Insurrección en viñetas?

A pesar de mi diversificación el tebeo es el escenario en el que me siento más a gusto. El instrumento en el que puedes controlar -casi- por completo el resultado. Y aunque en algunos entornos sigue siendo visto como un medio infantil, cada vez somos más, autores y lectores, los que pensamos que este medio te permite desarrollar cualquier tema y tratarlo de maneras muy diversas.

¿Y por qué una estructura en tres actos, que parece más teatral que de narrativa impresa?

Los tres actos, teatrales o incluso cinematográficos, me permitían plantear la historia de forma muy acotada. Un primer acto en el que se presentan los personajes y los hechos, un segundo donde el suceso central toma protagonismo y un tercero en el que se ven las consecuencias que estos hechos tuvieron para la ciudad y para los que de un modo u otro participaron de ellos. Además, y no sé si se nota, el tratamiento del color, un color muy technicolor, propone una atmósfera distinta para cada uno de esos actos.

Cuando se relatan hechos reales de manera ficcionada, suele hablarse mucho de la precisión histórica. ¿Hasta qué punto y en qué fases del desarrollo es algo que tienes en cuenta?

Intento que todo lo que suceda en el tebeo no sea infiel a la realidad. No soy historiador, soy un dibujante que cuenta historias, lo cual me libera de ser tan exhausto que acabe por ser aburrido, pero por supuesto quiero ajustarme en lo posible a los hechos al tiempo que alcanzo el alma del lector a partir de la esencia de lo que se cuenta. No hay mucha información de lo que sucedió más que a través de los ¡veinte mil! folios de un proceso que duró catorce años. La prensa contó lo sucedido de oídas y exagerando en función de los intereses de quienes les pagaban. Intento que todo cuanto se cuenta y lo que se ve, el tebeo es un medio visual, tenga un respaldo histórico coherente, pero sin constreñirme en exceso.

Hay un personaje que encarna la razón y la compasión, el doctor, es con quien entramos en la historia y quien nos despide de ella. ¿Tiene ese personaje alguna base histórica o surge de la necesidad de darle ese enfoque humano a la historia y, sobre todo, de esperanza a su conclusión?

Hay un doctor que fue concejal e incluso utilizo su nombre en el tebeo. No hay constancia de su participación tan directa como yo muestro, pero sí que hubo un hospital de sangre frente al convento y algún doctor tuvo que hacerse cargo de él. Todo esto viene bien a mis intereses. Yo me siento humanista y quería que el coprotagonista, junto a la luchadora proletaria con la que se cruza en distintos momentos de la historia, tuviese ese componente moral. Así que, de algún modo, lo hice encajar todo. Él, como reconoce al final, siente que no hizo todo lo que debía, y en ese aspecto entronca con mi propio sentir; creo que es necesario alzar la voz, oponerte a las injusticias, lo hago habitualmente en las columnas de prensa y radio en las que colaboro, pero al mismo tiempo siento que no hago lo suficiente, que la cotidianeidad me arrastra y me resta energía para ser más participativo y contundente.

En Insurrección hay un retrato muy crudo de las clases política y empresarial, y no es difícil pensar en resonancias actuales. ¿Era uno de tus objetivos, que desde acontecimientos de hace tanto tiempo nos diéramos cuenta de que aún hay metas obreras que conquistar?

Obvio. Y lo he contestado antes; hay un paralelismo enorme. La lucha entre arriba y abajo es eterna y, aceptando que debe haber un arriba y un abajo, hasta las doctrinas más igualitarias lo acaban teniendo, creo que lo importante es el equilibrio entre esos dos mundos. Igual que en Aquella guerra que sufrimos o en Esperaré siempre tu regreso, las historias del pasado buscan abrirnos los ojos, a modo de metáfora, con lo que sucede en el presente. Creo que es la tarea de cualquier creador; que su obra, además de entretener, fundamental, sirva para agitar conciencias.

Si hoy se produjera una Insurrección como la que narras, ¿contra qué tendría que ser?

Hay tantas cosas. Especialmente las injusticias de todo tipo. Comenzando con las propias y extendiéndola a las ajenas. El mundo no está bien, pero no se hace demasiado por cambiarlo. Hoy las “insurrecciones” se ejecutan mayormente en las redes sociales. Allí va la gente a quejarse, a manifestarse, a “gritar”… para no conseguir nada. Es la forma que los avances de la tecnología han encontrado para mantenernos a raya haciéndonos creer que somos libres.

Después de Esperaré siempre tu regreso y Aquella guerra que sufrimos, que tienen lugar en la primera mitad del siglo XX, ahora saltas a la segunda del XIX. ¿Vamos a seguir viéndote explorar la historia más reciente o tienes ganas de explorar otros momentos del pasado?

Tengo muchas historias pendientes de llevar a efecto. Muchas ficciones que transcurren en distintos momentos de la historia y otras que son más contemporáneas. Hay incluso algo similar a la ciencia ficción que me gustaría plasmar. No me guía una cierta época hasta que no me “salta” la siguiente historia a la que voy a dedicar mi tiempo. Es entonces cuando me sumerjo en la búsqueda de imágenes y textos que me permitan contextualizar lo que quiero contar.

Y ya para acabar, ¿qué estás haciendo ahora? ¿Algún proyecto de cómic del que nos puedas contar algo?

Regreso a la Europa de los años treinta y cuarenta del pasado siglo. De hecho, ya estoy allí de pleno. Se trata de una propuesta auspiciada por la Universidad de Flensburg, dentro de un proyecto en el que participan también una universidad rumana, una francesa y la Complutense de Madrid, acerca de Siegfried Meir, un niño judío superviviente de los campos de Auschwitz y Mauthausen. Tras Esperaré siempre tu regreso pensé que no tenía nada más que aportar sobre este tema, pero la historia de Siegfried es apasionante por muchos motivos y me permite afrontarla desde el punto de vista de un niño. Verá la luz durante el próximo 2026.

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Esta entrada fue publicada en 21 octubre, 2025 por en Desfiladero, Entrevista, Jordi Peidro y etiquetada con , , .

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