‘Archibald’, de Kim Hyun-Min

Editorial: Nuevo Nueve.

Guion: Kim Hyun-Min.

Dibujo: Kim Hyun-Min.

Páginas: 208.

Precio: 20 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Junio 2023.

Puede que no haya nada especialmente nuevo en una historia como la de Archibald, pero una vez hemos leído los cinco álbumes de la serie en este volumen integral sólo podemos concluir que es uno de esos tebeos que entienden a la perfección el sentido de la aventura juvenil que tienen que tener las andanzas de un muchacho que juega a ser detective y que se topa con todos los monstruos imaginables. Kim Hyun-Min se inventa un mundo tremendamente simpático, uno que maneja los iconos de terror de tal manera que su lectura no se salga de lo que hoy en día puede disfrutar un niño, y que precisamente por eso no tiene problema alguno en demostrarnos que un chaval que investiga casos más allá de lo que la realidad permitiría a un muchacho de su corta edad es un protagonista ideal. Archibald es un tebeo muy entretenido, dinámico e imaginativo, incluso sabiendo ya desde los títulos de cada uno de los cinco relatos que forman la serie que su intención es la de jugar con iconos del género muy reconocibles (por mucho que, por ejemplo, su vampiro no sea Drácula, sino Karka). Hyun-Min explota bien su fórmula. No inventa nada, pero a la vez tiene una frescura envidiable, la que le permite llegar al público más difícil de todos, el infantil, ese que no tendría reparos en dejar de leer si no le convenciera lo que tiene entra manos.

Si Archibald convence es porque ensambla muy bien sus elementos. Presenta a un muchacho inadaptado, uno que no tiene amigos, uno que disfruta con cosas que no son las propias de los niños de su edad y que quiere ser detective. En cuanto se le presenta un misterio, la trama está servida. Bienvenidos a un mundo lleno de monstruos y criaturas, los buenos son los que trabajan para el Departamento de Investigación Monster y los malos son… los que provocan problemas, claro. Es cierto que a Hyun-Min se le escapa un poco el lado más realista, el que presenta en el primer volumen con el abuelo de Archibald, y que se echa un poco en falta el desarrollo de esa parte de la historia, pero todo lo que plantea sobre los monstruos es delicioso y muy entretenido. Sobre todo porque sabe escaparse al peor de los enemigos de este tipo de historias: la reiteración de esquemas. No, cada historia de Archibald sabe ser distinta y por eso la serie en su conjunto convence con tanta facilidad, porque la historia de los zombis no se desarrolla igual que la de los vampiros o la del hombre lobo. En todas ellas se honra a la figura que corresponda, pero sin olvidar que esto es una divertida buddy movie en la que un niño hace equipo con un perro que habla y que también es un marginado en la oculta parte de la sociedad en la que vive.

El dibujo de Hyun-Min tiene tantos atractivos como su historia. Podríamos decir que juega con cierta tradición de terror del cómic oriental, pero a la vez recuerda por momentos a los monstruos que pueda imaginar, digamos, Joann Sfar, sin dejar de lado otras influencias y, por supuesto, un estilo muy personal. Por eso las figuras son todas exageradas de una u otra manera, alejándose de manera consciente y acertada de un realismo que probablemente se habría comido las intenciones juveniles de la historia. Hyun-Min emplea bien los arquetipos, su vampiro malvado luce como tal, los zombis son tan decrépitos como tienen que ser, pero al mismo tiempo quiere hacerlos suyos a través de los detalles y lo consigue. Sin olvidar, claro está, que el propósito fundamental de Archibald es entretener, y eso lo hace con una narración dinámica ya desde la misma construcción de las páginas, con viñetas que esquivan las líneas rectas. Si hay una forma en la que se puede introducir a los niños en el género de terror, tebeos como Archibald encajan perfectamente en ella. Dado el público objetivo que busca, nadie mejor que los padres para saber si a un niño le puede gustar el contenido, pero si lo sobrenatural es algo que un chaval acepta como parte de su mundo de entretenimiento pocos tebeos le van a satisfacer tanto como este, por imaginación y por variedad.

Kadokawa publicó originalmente Muchuu sa, Kimi ni en 2019.