‘Cthulhu’ 27

Editorial: Diábolo.

Guion: Ramón Pereira, Rizzo, Kundo Crunch, César Herce, Manuel Mota, PacoMan, Álex Ogalla, Alfonso Bueno, Diego Guerra, Josep Salvia, Emilio Balcarce, Lubrio, Florentino Flórez.

Dibujo: Paco Redondo, Viñolo, Kundo Krunch, Jesús C. Gan, Manuel Mota, Julio Nieto, Paco Zarco, Edu Molina, Diego Guerra, Josep Salvia, Oski Yáñez, Guillermo Sanna, Jacques Salomon.

Páginas: 104.

Precio: 11,95 euros.

Presentación: Rústica.

Publicación: Marzo 2023.

Hay pequeños milagros en la industria del cómic español que hay que celebrarlos como tales. Cthulhu es uno de ellos, porque son ya unos cuantos años sobreviviendo en un sector y con un formato que no juegan precisamente a favor de obra. La revista hace ya mucho tiempo que dejó de ser el centro de las viñetas españolas, pero aquí se mantiene irreductible esta publicación que alcanza ya su número 27. Allá por 2007 arrancó esta revista de fantasía, terror y ciencia ficción que ha sabido mantenerse fiel a su espíritu y muy presente en el corazón de los aficionados. Y si lo ha hecho no es sólo por perseverancia, imprescindible en este mundo en el que vivimos, por no llamarlo abiertamente cabezonería de la buena, sino que también importa la calidad. Cthulhu es una espléndida antología. Lo es en cada número. Y sí, ya van 27. La revista tiene una cantera notable de autores que disfrutan con el género, y se nota. Por eso, cada historia tiene algo siempre que queda en el lector, siempre con una variedad sobresaliente y unas ganas de pasarlo bien con horrores, criaturas y magia oscura que siempre se agradece mucho entre quienes disfrutan con este tipo de relatos. No será nunca un título que se salga en ventas o que se gane elogios desmedidos, pero Cthulhu nunca falla. Nunca lo ha hecho, y desde luego no lo hace en este 27º número.

Con La última mujer, Ramón Pereira y un espléndido paco Redondo nos ofrecen una historia de zombis en Barcelona que funciona a un nivel casi cómico pero que a la final ofrece un final aterrador, como su mismo escenario. Con menos extensión, Rizzo y Viñolo buscan con La muñeca expandir con acierto ese arquetipo tan extendido del terror… aunque no sea precisamente la muñeca lo que da miedo. Por placer, de Kundo Krunch, es una historia de asesinos en serie con un muy eficaz blanco y negro y una deliciosa sorpresa final. El hambre de la Pesanta puede ser el más logrado relato de esta entrega, César Herce y Jesús C. Gan imaginan una batalla de pesadilla con una niña en el centro de todo. Dos páginas le bastan a Thomas Bayley Aldrich y Manuel Mota para que Sola y su alma sea un sobresaliente y desasosegante microrrelato que genera en el lector sensaciones muy poderosas e imaginativas. Yo destruí la Tierra, de PacoMan, es el único relato en prosa de este número de Cthulhu, una buena idea, con un concepto pesimista de la humanidad, ilustrada por Julio Nieto. Igualmente pesimista, aunque desde un punto de vista distinto y centrado en el robot protagonista, es Inteligencias, de Álex Ogalla y Paco Zarco, que sirve para abrir las páginas en color de esta entrega de la revista.

De inspiración actual pero no vamos a decir los motivos para no reventar la sorpresa, Retrete es una aportación muy, muy cínica y plasmada con inteligencia y suspense a cargo de Alfonso Bueno y Edu Molina. El barrio del subsuelo es lo que Diego Guerra nos cuenta, imaginando un lugar distinto, prohibido y misterioso, bastante sugerente y con posibilidades. Josep Salvia expone en Cada noche un escenario de obsesión de lo más turbio, encerrando una sorpresa en su final muy del gusto del género. Sólo cuatro páginas le valen a Emilio Balcarce y Oski Yañez para imaginar una suerte de prólogo de un universo de ciencia ficción que podrían expandir como quisieran y que, en todo caso, cierran con imaginación. Una cena maravillosa, de Lubrio y de nuevo Viñolo, es uno de esos relatos que convencen por la parte más emotiva, con la que arranca, y la más propia del género, la de su conclusión. Y el libro finaliza con Kadath. Episodio I: Dylath-Leen, expansión en color de lo que Florentino Flórez, Guillermo Sanna y Jacques Solomon ya nos habían ofrecido en Kadath (aquí, su reseña) para homenajear a H. P. Lovecraft. ¿Quién mejor para cerrar este número de Cthlulhu de la forma más espectacular posible? Son trece relatos y, una vez más, podrían ser muchos más porque el entretenimiento en sus páginas es incesante.

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