Guion: Chris McCoy.
Dibujo: Chris McCoy.
Páginas: 12.
Precio: 35 euros.
Presentación: Rústica con solapas.
Publicación: Julio 2022.
A veces el humor más simple puede ser el más efectivo, pero hete aquí que el humor de Chris McCoy, que en apariencia es así de simple, puede que no lo sea tanto. O sí, quien sabe, porque al final el autor eso nos lo deja a nosotros, a que seamos más o menos proclives a interpretar su sarcasmo, que lo tiene y mucho. Sus personajes son aparentemente tontos y sus gags son de una inocencia casi perturbadora porque tienen una apariencia de seriedad que todavía hace más improbable lo que estamos leyendo. Y eso es lo divertido, para qué negarlo. ¿La clave? No es fácil dilucidarlo, precisamente por lo absurdo de cada situación que se plantea, pero seguramente los tiros van por ahí, en que situaciones que en principio no hay por dónde coger tienen en el fondo una especie de base realista, por paradójico que parezca, y una que además le sienta muy bien, aportando a lo chocante un ancla a la que se pueda asir el lector. Al final la comedia es siempre así, un intento de reírnos de nuestra propia realidad cotidiana y en eso McCoy se muestra como un tipo francamente hábil, que sabe sacar partido de ideas casi minimalistas, nimias, pequeñas, incluso irrisorias, y del contraste saca provecho puro encapsulado en páginas de entre tres y seis viñetas que contienen un pequeño microuniverso que sugiere todo lo que hay por detrás.
Si lo pensamos, la base de Safely Endangered Comics es, literalmente, el chiste malo. O el sencillo, por seguir con la comparación inicial. Es el salto del malo al bueno lo que tiene dificultad en este caso, pero todo resulta tan directo e inmediato que casi no hay tiempo ni para pensarlo, lo que da efectividad al mensaje. McCoy nos va empujando de viñeta en viñeta a esa velocidad, con ese ritmo tan acelerado, y usando cualquier cosa que pueda lanzarnos, ya sea un elemento friki de la cultura popular o la más cotidiana de las anécdotas que le venga a la mente. De esta manera, es casi imposible saber por dónde va a salir el autor, y si se nos ocurre su resolución seguro que pensamos que no se va a atrever a tirar por ahí. Sorpresa continua, dicho de otra manera, con lo que hay margen para que un libro que en realidad se devora en un suspiro siempre parezca fresco. Y se hace además sin plantearnos el tipo de humor que nos ofrece McCoy. ¿Es inteligente? ¿Surrealista? ¿Facilón? ¿Todas las anteriores? ¿Algunas más en realidad? No importa porque impacta y lo hace con la inmediatez que requiere y precisa dado el formato del gag por el que apuesta. Es más, probablemente con otra extensión o cambiando cualquier otro elemento quizá no sería tan divertido, y eso implica también el aspecto visual por el que apuesta el autor.
No hay engaño de ningún tipo en el dibujo, porque McCoy es directo y claro, sus figuras tan sencillas como pueden serlo, con una economía de líneas notables y dando al color el protagonismo necesario, con una paleta tan básica como cálida. En realidad, no hacen falta muchas más herramientas visuales para que el chiste funcione y aquí se utilizan con acierto y sin complicarse más allá de lo que necesita el sketch puntual. Lo que está claro es que McCoy sabe darle personalidad a su serie de tiras por medio de unos personajes humanoides en lo justo para que los podamos interpretar de esa manera y en los que solo destacan los rasgos faciales imprescindibles, incluso en aquellos que no son personas, pues también usa animales, planetas y astros, y hasta Transformers si es preciso para encontrar algo gracioso que añadir a la lista de absurdeces con las que Safely Endangered Comics nos quiere sacar sonrisas. Y con todas sus particularidades, con todo lo que cada tipo de humor requiere de cada lector en concreto, lo cierto es que se puede dar la experiencia por satisfactoria, porque hay en estas tiras un sano deseo de diversión y socarronería que parte de un aspecto amable para ser todo lo bestia que corresponda en cada caso. Y a veces puede serlo bastante, porque McCoy se maneja bien en el chiste directo.
Andrews McMeel publicó originalmente Safely Endangered Comics en septiembre de 2019.
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