‘Comiendo con miedo’, de Elisabeth Karin Pavón Rymer-Rythén

Editorial: Astronave.

Guion: Elisabeth Karin Pavón Rymer-Rythén.

Dibujo: Elisabeth Karin Pavón Rymer-Rythén.

Páginas: 176.

Precio: 16,95 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Marzo 2022.

Hay que tener mucho valor para, como autor, lanzarse a contar una historia propia de esas que normalmente se quedan en la esfera de lo privado. Comiendo con miedo es la propuesta que hace en ese sentido Elisabeth Karin Pavón Rymer-Rythén, quien nos habla en primera persona de los trastornos alimenticios, de la anorexia y de todos los componentes psicológicos que tiene este comportamiento, tantas veces reducido a una simple cuestión de comer o no comer. Su novela gráfica no es sencilla. No lo es de leer, y tampoco lo ha sido, seguro, de crear, porque es una forma muy decidida de hablar de algo tremendamente complejo que, además, suele afectar a personas todavía en desarrollo, adolescentes que tienen la seguridad de ser adultos pero que todavía no lo son, y tienen todavía una vulnerabilidad que cuesta mucho reconocer ante los impulsos externos y los demonios internos. La autora hace un retrato certero, intenso, duro y necesario sobre un problema más común del que pueda parecer y que, como tan bien explica, nace de los miedos personales. Es innegable que Comiendo con miedo tiene un elevado componente didáctico, que es una historia que se está contando a quien puede estar viviendo algo parecido o a quien tiene que aprender a comprenderlo, pero a la vez es justo eso, una historia, y una muy bien contada.

Lo más destacado de la novela gráfica es que pasa por los diferentes estadios del complejo proceso de lucha contra los trastornos alimenticios mostrando un retrato certero no solo de la protagonista y de su monstruo, el que le incita a tener conductas alimenticias perjudiciales, sino también de su entorno. La comprensión familiar o la severidad médica que vemos hablan de los apoyos y de los escollos que puede tener una adolescente, rebelde por naturaleza, en su lucha contra este tipo de trastornos, y eso está descrito en estas páginas con el mismo tino. Y es que no existe lo uno sin lo otro. Pavón Rymer-Rythén no cuenta su historia sin razones, no nos lanza a una situación que quiere mostrar sin que la podamos entender, y por eso detalla muy bien las influencias externas que conducen a situaciones de este estilo, y aún mejor la incomprensión que suelen aparejar cuando ya están presentes. La conclusión de Comiendo sin miedo es, por eso, esencial para entenderlo. Cuando Elisabeth se ve obligada a hacer frente a su anorexia por métodos más directos, su rechazo es evidente, pero cuando nos adentramos en el problema desde su mente la cosa cambia. No muchas veces se describe un trastorno alimenticio de esta forma, y por eso el valor de lo que cuenta esta novela gráfica es tan grande, empático y aleccionador.

Pavón Rymer-Rythén toma decisiones bastante lógicas en la representación visual de esta historia. Su diseño es accesible, sencillo de muchas maneras, desprovisto de elementos que puedan distraer de lo fundamental. Pero esa sencillez es fundamental para que entendamos la transformación física de la protagonista que vamos viendo según pierde o gana peso. Es la misma chica, y a la vez no lo es. Su monstruo es obvio, es lo que tiene que ser, es una manifestación aterradora de sus deseos más íntimos, y desde ahí surge también la escala cromática en la que se mueve la obra, tan significativa como su trazo. Los tonos alegres del comienzo y del final, cuando el problema alimenticio ya no está presente, contrastan con la oscuridad que preside la historia y los blancos con los que se quiere presentar la solución. La autora aplica en Comiendo con miedo reglas bastante fáciles de seguir para el lector, y de esa manera el mensaje llega con firmeza. Es lo que se pretende, que nos demos cuenta de lo que significa lo que dice el título, comer con miedo, de cómo afecta a una persona, mucho más a una joven y con mucho camino por recorrer, pero también a quienes desde fuera tenemos que ser parte de la solución, desde la denuncia a la tiranía de la imagen hasta la comprensión hacia quienes caen en las garras de estos monstruos que tan bien se describen aquí.

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