Director: Rachel Talalay.
Reparto: Lori Petty, Naomi Watts, Don Harvey, Jeff Kober, Malcolm McDowell, Ann Cusack,Iggy Pop, James Hong, Scott Coffey, Billy L. Sullivan.
Guión: Tedi Sarafian.
Música: Graeme Revell.
Duración: 104 minutos.
Estreno: 31 de marzo de 1995 (Estados Unidos), 23 de noviembre de 1995 (España).
Hay películas que seguramente no llegaron en el momento adecuado y eso les impidió alcanzar su verdadero potencial. A mediados de los años 90, Tank Girl era muy improbable que encontrara su público. No es que lo tuviera fácil tampoco, cierto, porque es una película extraña, que por momentos parece que es imposible que adquiera el nivel que se espera de una producción millonaria, aunque no estuviera precisamente pensada para ser un blockbuster veraniego, pero habría sido divertido ver al personaje dando el salto al cine en otro momento que no fuera aquel. El cómic empezaba a despegar en la gran pantalla, cierto, pero no de la manera en la que Tank Girl quería mostrarse. Rachel Talalay firmó un filme no especialmente brillante, pero sí lo suficientemente bizarro como para haber alcanzado un público propio en determinadas circunstancias. Las piezas de animación que tiene el filme, lejos de apuntalar el conjunto, casi parecen una rendición. Como la imagen real no puede hacer justicia a la rocambolesca y atrevida creación en viñetas de Alan Martin y Jamie Hewlett, al menos no de la manera en que seguramente se podría hacer hoy en día, dejemos que sean los dibujos animados los que terminen de rematar la historia. No bastante, desde luego, para salvar una película insuficiente pero que acumula suficientes rarezas para ser recordada.
Para empezar, hay que destacar que a mediados de los 90 era todavía prácticamente imposible ver en la gran pantalla un cómic protagonizado por una mujer. Red Sonja en El guerrero rojo (aquí, su crítica), Supergirl (aquí, su crítica)… y poco más. Y menos aún, en una película dirigida también por una mujer, aunque Wonder Woman (aquí, su crítica), Patty Jenkins y Gal Gadot hayan hecho que casi parezca algo normal. Talalay, desde luego, no imprime a su película la fuerza necesaria y no ofrece una acción realmente digna de su época, y se queda en manos de Lori Petty y su interpretación de la protagonista. Si decimos que es una película que no acertó en el tiempo es, también, por las enormes similitudes que tiene esta interpretación de Tank Girl con la de Harley Quinn que populariza Margot Robbie desde Escuadrón Suicida (aquí, su crítica), cuya revisión tiene hasta algunos elementos que beben del aspecto de este filme. Petty tiene menos carisma que Robbie, pero es quien mantiene el nivel de una película que, al final, parece más una acumulación de ideas locas pero menos adultas de lo que proponía el cómic en que se basa. Eso es lo que hace que estemos ante una comedia bufa que poco tiene que aportar a los mitos del personaje, o en general a la historia del cómic en la gran pantalla, de la que es únicamente una nota a pie de página por su carácter de rareza.
Es rareza, efectivamente, porque cuenta con el trabajo del estudio del gran Stan Winston para dar vida a unas criaturas que podrían salir en cualquier película infantil de los años 80 (por supuesto, la película omite toda intención sexual en la relación que Tank Girl pueda establecer con ellos). Lo es también por la presencia de una entonces casi desconocida Naomi Watts, a pesar de que ya tenía más de 25 años cuando se rodó el filme. O por el papel que consigue Iggy Pop para deleite de sus fans. O, por supuesto, por ser uno de esos villanos de opereta que aceptaba Malcolm McDowell en aquellos años en los que ya estaba lejos del impacto que provocó su protagonismo en la rompedora La naranja mecánica. Y a pesar de todo esto, nunca da la sensación de que Tank Girl tenga solidez, una historia interesante o un aspecto visual demasiado definido. Se van acumulando las escenas, los gags, los escenarios extraños… y más allá de que el agua es un buen preciado en este mundo futuro uno no termina de comprender las normas que lo rigen. Tampoco a la propia Tank Girl, que hace muchas cosas pero a la que resulta imposible definir. Ese es el gran problema de esta adaptación, que no se sabe muy bien qué quería contar o mostrar. La locura tiene la capacidad de convencer puntualmente, pero no tiene el poder de salvar algo que roza con demasiada frecuencia el naufragio.
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