‘Zilia Quebrantahuesos’, de Laura Rubio

Editorial: GP Ediciones.

Guión: Laura Rubio.

Dibujo: Laura Rubio.

Páginas: 72.

Precio: 12 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Abril 2015.

La tentación más evidente a la hora de valorar Zilia Quebrantahuesos es recurrir a la edad de su autora. Laura Rubio tiene 19 años y este es el primer tebeo que publica. Es llamativo, sin duda, pero responde a los objetivos de su editorial, que pasan por el descubrimiento de nuevos talentos de nuestro cómic para que tengan la oportunidad de publicar en este mercado del cómic español y su perenne crisis. Pero eso sería injusto. En general con el resto de autores que se buscan la vida entre viñetas, pero sobre todo con ella. Por eso, prescindiendo de su edad, se puede decir aún con más fuerza que este tebeo es una obra francamente interesante. Pueden apreciarse algunos detalles de autora primeriza, pero esa sensación se diluye tan rápidamente como se produce la inmersión en el universo mítico de raíces aragonesas que plantea y que tiene todos los ingredientes necesarios para ser el arranque de una serie tan larga como quiera la propia Rubio. El defecto, si se quiere ver así, es que no se sale de los terrenos que transitan tantas y tantas historias de este corte, convirtiéndose al final en una pequeña introducción, muy sencilla, sin excesivas complicaciones. Sugerente y atractiva sí, pero poco más que una pincelada. Quizá en eso sí esté el pecado de juventud. Pero si la juventud es el peaje que hay que pagar para leer historias tan imaginativas y bien narradas, bendita juventud.

Precisamente por el deseo de Rubio de quedarse en la superficie, lo mejor de Zilia Quebrantahuesos está en la creación de su universo. La pretensión de no dar demasiadas explicaciones que ralenticen la historia, y que quedan para los extras del libro, hace que haya algunos momentos, pocos, en los que se puede desconectar de las normas de este mundo, de sus clanes y de sus criaturas. Así, por ejemplo, se usa mucho el término «Baterou» pero la mejor explicación a lo que es no está en las viñetas sino en esas páginas de apéndice. Pero como Rubio tiene tanta habilidad para presentar a la protagonista, para generar empatía con ella y con su hermano pequeño, para que la narración incorpore elemento de muy directa implicación emocional (sobre todo la propia identidad de Zilia), y sobre todo para que el relato adopte un tono entre el cuento clásico y la épica mitológica más entretenida, cualquier defecto se queda en algo menor. A todos los méritos que tiene el relato, que tiene un ritmo muy bien llevado, hay que añadir la capacidad de incrustar esta fantasía en un escenario patrio. Acostumbrados al camino más sencillo, el de prescindir de localizaciones concretas en beneficio entornos fantasiosos y a veces imposibles, es una delicia ver el esfuerzo de Rubio para que la historia tenga ese elemento de cercanía tan raro de encontrar en la ficción española.

Como ilustradora, Rubio tiene una inspiración manga, algo que se aprecia tanto en el diseño de los personajes como en la composición de las páginas. Sí hay una ligera irregularidad en el conjunto, con algunas viñetas que impresionan menos que otras, pero nuevamente el fantástico trabajo de diseño hace que, también en el apartado gráfico, sus defectos apenas alteren las buenas sensaciones que deja la lectura. Los elogios que ya merece el tebeo por el diseño de vestimenta y criaturas (es imposible no encontrar belleza en la lamia o fiereza animal en el dragón) se multiplican llegando al clímax, narrado con una fantástica precisión e incluso con una imaginación tremenda a la hora de coreografiar la pelea incluso con configuraciones de página muy interesantes. El otro elemento definitorio del aspecto de Zilia Quebrantahuesos es el color, marcado por unos tonos rojizos que resultan muy atrayentes. El cómic es, de esta manera, uno de esos que arrancan con modestia, con el deseo de mostrar lo más posible de un mundo sin agotarlo pero cerrando la historia lo suficiente por si se da el caso de que su autora no pueda volver a él, pero con el resultado de esta historia se puede decir sin complejos, y sin mirar su DNI, que merece esa oportunidad de seguir explorando un mundo tan interesante y hermoso. Rubio y Zilia son las dos caras de la misma moneda, la de un descubrimiento muy agradable.

Como contenido extra, el volumen ofrece una explicación de los personajes, bocetos del personaje protagonista, el proceso de una página y el mapa de los lugares en los que se desarrolla la historia.