Guión: Javier Cosnava.
Dibujo: Rubén del Rincón.
Páginas: 100.
Precio: 16 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Enero 2015.
Al margen de la impresión final que le cause Las damas de la peste a cualquier lector, el tebeo es una magnífica demostración que es perfectamente posible aunar en una misma historia una referencia intelectual elevada (en este caso la presencia de Albert Camus, autor de La peste), un escenario histórico (que arranca en la Guerra Civil Española y acaba en el París del 68) y el entretenimiento más completo y, por qué no decirlo, hasta comercial, viendo el protagonismo de estas tres mujeres que parece una hermosa licencia histórica de los autores revestida de autenticidad. Javier Cosnava y Rubén del Rincón no sólo no renuncian a ninguno de esos aspectos, sino que los engrandecen con la mezcla, haciendo que el lector adopte la misma postura de admiración y asombro del propio Camus en el prólogo del relato, y resulta difícil encontrarle algún pero al resultado final, que cumple con todo lo que propone. Fascinan sus tres protagonistas, tan diferentes entre sí y tan bien escritas como dibujadas; engancha el entorno histórico con la misma fuerza con que lo hacen las escenas de acción, tan bien planificadas y ejecutadas; impresiona el uso del tiempo para que lo que se cuenta en las tres partes de la obra, una por cada mujer protagonista, encaje con una precisión envidiable; y convence con un bitono que transporta a la época descrita con la misma facilidad con el fantástico dibujo de Del Rincón.
Aún funcionando en su conjunto la mezcla antes descrita, si sólo hubiera que destacar un aspecto del guión de Cosnava ese tendría que ser su trabajo para definir la personalidad de las tres protagonistas, algo que hace con la misma precisión desde dentro y desde fuera, como narradoras y como participantes en el relato, demostrando las inmensas posibilidades que hay en una historia cuando sus ejes son femeninos y hablando de y sobre ellas con enorme naturalidad, incluso sobre su sexualidad. Luego cualquier análisis de puede detener en lo bien que utiliza el tiempo, los momentos en que se cruza el relato en los diferentes episodios o las elipsis que hay, en el trasfondo literario e histórico que da una autenticidad mayor a la novela gráfica o en los muchos aciertos que hay en su guión, pero por encima de todo sobresale la forma en que perfila a Fe, Caridad y Esperanza como mujeres y como símbolos. Da igual que sean o no una licencia histórica del autor, porque el entorno que se mueve a su alrededor tiene lo necesario para que sus magníficos retratos encajen. En Las damas de la peste hay tantos elementos dramáticos que sirven de completo a la acción que de esa manera no hay margen a la duda durante la lectura: todo lo que se cuenta es creíble como si realmente hubiera sucedido así. Ese realismo, con tantos elementos mezclados, es muy meritorio.
Si Las damas de la peste fuera una película, por mucho que se alabara su dirección o su montaje, sería uno de esos filmes que dependen de la elección de sus protagonistas. Trasladando ese planteamiento al cómic, Del Rincón merece idénticos parabienes a los ya dedicados a Cosnava porque su retrato de Fe, Caridad y Esperanza es carismático, responde a todas las necesidades del guión y va generando en el lector las sensaciones necesarias en cada momento. Impactan en su primera escena, emocionan con sus momentos más personales y al mismo tiempo encajan de una forma elegante en el contexto histórico. Las estilizadas figuras que suele trazar el ilustrador hacen que se note el movimiento desde la brillante irrupción de las protagonistas (una splash page que provoca a un lado y otro de la página lo que Camus pone en palabras: «esa imagen me deja mudo»). Incluso los blancos completan unos fondos muy conseguidos para que los personajes se muevan a gusto. Si en Entretelas (aquí, su reseña) ya había demostrado Del Rincón que es un espléndido ilustrador, aquí alcanza nuevos límites gracias a al guión que le brinda Cosnava, una apuesta ambiciosa tanto por los escenarios como por las protagonistas, y lo hace manteniendo sus señas de identidad (las figuras ya mencionadas o sus ángulos forzados en algunas viñetas) pero redondeando un dibujo espléndido. Y así, Las damas de la peste convence por completo.
Como contenido extra, el libro ofrece una presentación de Mateo Isern Estele, alcalde de Palma de Mallorca, por ser esta obra la ganadora del Premio Ciutat de Palma de Cómic 2012, y un prólogo de Javier Cosnava.