Editorial: Planeta DeAgostini.
Guión: Francesco Francavilla.
Dibujo: Francesco Francavilla.
Páginas: 160.
Precio: 18,95 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Abril 2014.
Es muy fácil caer en la tentación de limitar los méritos de The Black Beetle a la recuperación del pulp (¿alguna vez terminó de perderse del todo para que haga falta recuperarlo?), entre otras razones porque abandera en estos tiempos de escasez de historias de corte similar ese regreso a una forma de narrar propia de hace casi un siglo. Con sus elementos del noir, sus personajes misteriosos, sus héroes atrevidos, sus villanos impactantes, sus mujeres fatales y su mezcla de detectives y superhéroes, de los que en realidad el pulp fue precursor en el mundo del cómic. Pero lo que de verdad destaca de esta primera historia de The Black Beetle, Sin salida, es que es una genuina, sincera y terriblemente lograda mezcla entre lo antiguo y lo moderno. Francesco Francavilla, guionista e ilustrador, ha conseguido una merecida nominación al premio Eisner a la mejor serie limitada con este trabajo, que por su historia bien podría haberse publicado hace décadas, contentando sobradamente a los lectores más clásicos, y al mismo tiempo encaja a la perfección en una narrativa moderna, más que aceptable para lectores acostumbrados a otro tipo de lecturas y que no hayan crecido con el pulp como referencia.
The Black Beetle es, el mejor de los sentidos, una obra de autor. Es una que Francavilla impulsó de forma personal a través de sus redes sociales y sitios en Internet, desde donde encandiló a sus primeros lectores lo suficiente como para que una editorial alejada de las dos grandes, Dark Horse, se decidiera a ponerle su sello. No es que Francavilla invente nada, porque en realidad no es necesario hacerlo para lograr una historia magnífica y que deje huella, sino que lo que hace el autor italiano es elevar el género escogido a lo más alto. El pulp es exactamente lo que ofrece The Black Beetle en este inteligente volumen con dos historias, una autoconclusiva, Turno de noche, y otra de cuatro episodios que es la que da título al volumen. Ambas sirven al mismo tiempo como presentación del personaje (del que, en una más que sabia decisión de Francavilla, no se llega a dar una identidad secreta o un origen) y como un brillante y modélico entretenimiento, dos historias de misterio que acontecen en la noche de la ficticia Colt Citycon una adecuada narración en off de corte clásico que acompaña a elementos más modernos.
Estos se centran, sobre todo pero no exclusivamente, en la parte gráfica. Francavilla es un narrador muy especial, que disfruta con todas las posibilidades que le da el mundo del cómic, desde las onomatopeyas al color, pasando por una terriblemente hábil disposición de las viñetas con su imaginación como único límite. Tanto encanto tiene el dibujo del italiano que resulta ineludible pensar como la referencia más cercana en Darwyn Cooke, otro autor capaz de aunar lo clásico y lo moderno en sus trabajos. También cabe imaginarse que lo que Francavilla ha querido hacer con su cómic es más o menos lo mismo que Warren Beatty intentó en su versión cinematográfica de Dick Tracy, mostrar algo que se vea tan diferente como único a través de las imágenes. No es que no ponga cuidado en la historia, al contrario, pero parece evidente que Francavilla quiere llevar al lector a su mundo a través de las dibujos, a los que da tonalidades oscuras de negro, rojo y azul, en los que priman las luces artificiales y en los que el misterio se intuye en cada esquina. Se mire como se mire, como una rareza pulp en tiempos más descreídos o como un cómic más dentro de un mundo editorial sobrecargado de héroes, The Black Beetle es una auténtica delicia.
El volumen incluye The Black Beetle: Night Shift, publicado originalmente por Dark Horse en diciembre de 2012, y los cuatro números The Black Beetle: No Way Out, entre enero y junio de 2013. La editorial norteamericana publicó el recopilatorio que ahora llega a España en octubre de 2013. Como contenido extra, además de las cubiertas originales de Francesco Francavilla, el libro tiene una introducción de Darwyn Cooke, un artículo final de José Torralba, y un portafolio comentado con bocetos y diversas ilustraciones.