Guion: Cristian Timoneda.
Dibujo: Cristian Timoneda.
Páginas: 24.
Precio: 4 euros.
Presentación: Grapa.
Publicación: Diciembre 2025.
Si en la primera página, una que glosa las advertencias previas para entender El inservible Elon Man, ya se llama imbécil a Elon Musk e idiota a Donald Trump, podemos tener claro desde el principio que Timoneda no pretende hablar bien del personaje al que convierte en un superhéroe de pacotilla, cumpliendo con los más húmedos deseos del hombre que todos asociábamos a Tesla y que decidió unir sus destinos al actual inquilino de la Casa Blanca. Timoneda no se corta lo más mínimo, le presenta, lo dice, como el imbécil definitivo, como un tipo de un ego gigantesco, pero de una inteligencia bastante limitada. Un tipo corto, que se suele decir, de reacciones pueriles y de escasas entendederas. Y con él construye un tebeo breve, quizá mucho más de lo que merecería, que sirve para que, al menos, nos podamos reír de la triste realidad que nos ha tocado vivir, donde personajes de una mediocridad humana gigantesca disfrutan de cuentas corrientes con más ceros de los que la mayoría veríamos en unas cuantas vidas. Sobra decir que El inservible Elon Man es un tebeo militante y más político de lo que su humor directo y radical deja ver en un primer vistazo y, por eso mismo, la ausencia de límites es bastante razonable para construir los gags que van formando el universo de este insufrible personaje protagonista.
Timoneda tiene, además, una virtud bastante marcada. Siendo como es una obra de ficción absoluta, parece casi imposible no asociarla al personaje real. Ver a Elon Man, incluso en su desquiciada caricatura, incluso vestido con esta copia del traje de Iron Man, es asimilar a Elon Musk, al del brazo en alto, al del capricho multimillonario de comprar Twitter para hacer que X nos enseñe mensajes que no nos interesan lo más mínimo, de esos que responden a un ideario conservador que coincida con el de su dueño. Todo es sencillo, directo y claro. El humor es casi un desahogo, una proclamación de que esto es lo único que nos queda para analizar la realidad, puesto que la verdad es algo que ya no se consume con la avidez que debería hacerse. Y así, El inservible Elon Man se convierte en algo realmente útil. Divertido, claro, con un humor con el que resulta fácil conectar (mucho más si se está de acuerdo en el retrato… porque esto al final quiere ser más retrato que caricatura), pero que sirve a un propósito evidente de desenmascarar a quien, en realidad, no tiene ninguna necesidad de ocultarse por el dinero que tiene y que todo parece comprar. Menos mal que nos queda la lectura y nuestra propia cabeza. No le pongamos precio a ninguna de las dos cosas, o lo inservible de Elon Man se convertirá en nuestra propia tumba.
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