‘Las aventuras de Baltasar y Franco’, de Consuelo Rojo

Editorial: Fandogamia.

Guion: Consuelo Rojo.

Dibujo: Consuelo Rojo.

Páginas: 72.

Precio: 10 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Octubre 2025.

Baltasar, el único Rey Mago negro, y Francisco Franco, el dictador que gobernó en España durante cuatro nefastas décadas. ¿Qué pueden tener en común estos dos personajes? Nada, claro, y esa es la gracia del Las aventuras de Baltasar y Franco que nos plantea Consuelo Rojo, un divertido sinsentido con el que se repasan hechos históricos del siglo XX, equívocos lingüísticos con el nombre del caudillo -con minúscula-, convenciones sociales de la época y de la nuestra o lugares comunes raciales, en realidad todo lo que sirva para pasar un buen rato con estos dos en muchos sentidos antagónicos personajes que forjan una impensable amistad desde encuentros fortuitos e inverosímiles. Y esto, que puede parecer un producto más o menos interesado a cuenta de los recientes debates sobre franquismo, fascismo y memoria histórica, lo cierto es que nació hace ya más de una década en forma de fanzine. Lo que ahora tenemos entre las manos es una actualización, una recuperación, una forma de Rojo de no dejar que caigan en el olvido sus personajes, porque son sus personajes por encima de todo, aunque sea el lector el que aporta esa dosis de experiencia propia para reírse de lo que nos están contando. No hay límites, y eso quiere decir que hay bromas con ETA y con Carrero Blanco como también las hay con el poco aprecio de Franco por la raza de Rey Mago.

Fusionar dos personajes antagónicos para que vivan aventuras de manera conjunta no es algo nuevo, ni lo era la primera vez que Rojo hizo coincidir en sus páginas a Baltasar y a Franco, pero, admitámoslo sin rodeos, es divertido. Funciona casi siempre, como mínimo por la evidente contradicción que aportan a cada peripecia que les sucede, y aquí, desde luego, así sucede. No es que sea una obra militante, pero es indudable que hay en las ideas de Rojo una evidente ironía política y social que no se puede ni se debe desdeñar a la hora de analizar este trabajo. Es una comedia, claro, eso no se pierde nunca de vista, pero es una comedia con Franco como coprotagonista, y con eso se dice todo. Y no precisamente desde la óptica glorificadora que podría contentar a esas juventudes ultraderechistas que se agolpan en las manifestaciones, en las redes sociales y en las encuestas de opinión, capturadas por una nostalgia desinformada que, en cierto modo, también combate Las aventuras de Baltasar y Franco. Pero sobre todo esto consiste en reírse. De, por, para, contra o con, sumando la preposición que elija el lector, pero siempre con un buen rollo contagioso, que culmina incluso poniendo el precio del tebeo también en pesetas, por si acaso hacia falta un último elemento que nos haga viajar en el tiempo para entender el contexto de esta avispada parodia.

Volvemos a la contraportada para una advertencia obvia. Esto, pese al estilo juguetón que tiene el dibujo de Rojo, es un tebeo para adultos. Pesa ahí más Franco que Baltasar, claro, y se entiende más la irónica parodia que la comedia juvenil si mantenemos esa perspectiva. Porque divertido, lo estamos diciendo desde el principio, es en todos los casos, pero cada rasgo de la caricatura visual que hay en la concepción de Baltasar, Franco y sus mundos tiene su razón de ser y su motivo para hacernos reír. El de Rojo es un humor visual clarísimo, no necesita enrevesadas metáforas, es directo y certero, cuando muestrsa escenas sacadas de fotografías históricas, pero también cuando juega con marcos de Instagram. Hay una sencillez palpable porque la autora no quiere que perdamos el tiempo, busca la risa inmediata. Y la consigue, lo cual parece obvio, pero tiene su mérito. Muy al estilo de El Jueves, muy cercano al tebeo cómic de la revista y de publicaciones similares, pero con una frescura propia, y siempre con una estructura de página sencilla, clásica, en viñetas bien definidas que solo rompe para dar una última página final que cierra toda la ironía que contiene el tebeo de una manera muy inteligente. Hay que saber reírse de todo y eso, por qué no, también incluye aquello que en conversaciones serias tiene que tratarse de una manera bien distinta.

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