‘Avatar. La leyenda de Aang: La promesa’, de Gene Luen Yuan y Gurihiru

Editorial: Beascoa / Penguin.

Guion: Gene Luen Yuan.

Dibujo: Gurihiru.

Páginas: 232.

Precio: 22,95 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Septiembre 2025.

Cuando se prolonga en cómic una franquicia, es lícito y hasta exigible pedir fidelidad al material de referencia, pero también innovación. Gene Luen Yuan y Gurihiru convierten La promesa, primer volumen del salto al cómic de Avatar. La leyenda de Aang en una buena demostración de cómo se pueden asomar los autores a mundos ya conocidos, e incluso tan  marcados desde el punto de vista visual como este. Si vemos su portada y sus páginas interiores, La promesa no se escapa en nada de la estética de la serie de televisión de la qua parte. Eso, lejos de ser una desventaja, no hace que Gurihiru narre peor de lo que podría hacerlo con diseños originales, y eso tiene mérito. Como lo tiene el hecho de que Luen Yuan sepa meternos en un mundo en el que hay muchos elementos que interactúan para hacerlo funcionar sin que nada de lo que leemos nos parezca artificial o trillado. Es, obviamente, un producto pensado para los seguidores de la franquicia, pero a la vez sabe jugar sus bazas para que la sensación que deja este primer volumen de la serie sea la de impulsarnos a seguir consumiéndola en todos los medios posibles, por supuesto en el cómic, pero también en la pequeña pantalla. Se agradece que la comodidad la perciba el lector por el universo que ve, pero no los autores para quedarse en lugares comunes o apuestas sencillas.

Luen Yuan ya se ha movido muy a gusto con otros personajes establecidos, y el de Avatar no tiene por qué ser un escenario distinto para él. Cierto es que al principio puede haber ciertas concesiones al fan, por conocimiento y por entorno, pero lo bien que trata y retrata a los personajes hace que se instale esa comodidad de la que hablábamos. El universo de Avatar, no obstante, tiene mucho que ofrecer a todos los niveles, y La promesa, haciendo honor a su título, cumple con todos. Es un retrato espléndido del escenario geopolítico de las cuatro naciones, pero también de las tradiciones de este universo y de la forma en la que la existencia de unas y otras hace que se relacionen los personajes. Todo fluye de una manera precisa para que las piezas encajen, para que el lector perciba movimiento, incluso ganas de cambiar de manera importante las reglas del juego… y a la vez para que se pueda tener también la sensación de que no se está alterando significativamente el mensaje de la serie televisiva de la que surge. Dicho de otra forma, el cómic tiene un aire de delicioso complemento que no tiene por qué situarse por debajo del original, sino a su altura, y eso es algo que no siempre se busca a la razón de trabajar en una franquicia. El ritmo también encaja, es una historia muy trepidante, es la preparación de una guerra, pero no se olvida de los diálogos.

Esto, que puede parecer una obviedad, es todavía más importante en un cómic que, estéticamente, no apuesta por lo nuevo ni por lo rompedor, sino por una lógica continuidad. Lo hemos dicho, Gurihiru parte de los diseños de la serie de Avatar y la forma en la que entiende los guiones de Luen Yuan, como ya hizo en Superman contra el klan (aquí, su reseña) es muy acertada. No solo entra en una franquicia, sino que la entiende. Usa su dibujo cartoon para encajar en el aspecto que todo el mundo conoce de Avatar, y lo hace de tal manera que puede experimentar con los personajes, sabe llevarles al punto en el que expresan emociones desde la exageración animada, pero llevada al papel. Entra en ese escenario de confort para el lector del que venimos hablando, pero sin dejar de narrar con el dibujo, sabiendo llevar los códigos de Avatar a las dos dimensiones para que funcionen como lo harían en la pantalla. Es un buen camino el que escogen Luen Yuan y Gurihuiru, aunque de alguna manera suponga que sus nombres se perderán para muchos, aunque sea en un primer vistazo, dentro del poderoso influjo de la marca en la que entran. Será la lectura la que nos mueva otras posiciones, unas en las que apreciamos su trabajo de una manera más que positiva, porque adapta, sí, continua lo conocido, pero también desarrolla con inteligencia y sentido del espectáculo.

Dark Horse publicó originalmente Avatar: The Last Airbender – The Promise en febrero de 2013. El contenido extra lo forman las portadas originales y un portafolio de bocetos y diseños.

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