‘Parker. La presa’, de Doug Headline y Kieran

Editorial: Astiberri.

Guion: Doug Headline.

Dibujo: Kieran.

Páginas: 128.

Precio: 22 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Agosto 2025.

Atreverse con un personaje que inmortalizó en el cómic un autor como Darwin Cooke habla mucho y muy bien de la valentía que vuelcan Doug Headline y Kieran en Parker. La presa. Hacerlo con una historia que se resuelve como lo hace esta, en un brillante uso de las emociones del lector, cuya adrenalina crece a niveles fantásticos mientras pasa páginas con frenesí, es además brillante. No vamos a negarlo, el género negro tiene cosas que otros no pueden aportar y cuando se hace bien el disfrute es enorme. La presa encaja ahí como un guante, porque parece arrancar como una historia de robos tradicional y de repente todo salta por los aires y se convierte en algo completamente diferente. Lo hace mediante el retrato de un personaje al que escuchamos en off, pero sin ser él quien habla, dándole una vuelta de tuerca a una de las convenciones más manidas del noir clásico. Y lo hace mediante una historia que no deja de crecer hasta que se llega al desenlace, que es violenta sin desmadrarse hacia rincones desagradables, que muestra una sociedad podrida, una en la que tipos como Parker tienen cabida, en la que es hasta sencillo seguir los pasos de un personaje que, incluso con habilidades formidables, está lejos de provocar la admiración del héroe. Qué fácil es entrar en el mundo de Parker cuando se hace con tanto estilo.

Quizá esa palabra sea la clave de todo esto, el estilo. Headline no trata de reinventar nada, ni siquiera de actualizar a un personaje creado en 1962 por el novelista Donald E. Westlake, aunque sí juega con una cierta idea de atemporalidad en la que no es difícil imaginar a Parker en nuestros días. A cambio, lo que el escritor ofrece es una historia contenida, cerrada, autoconclusiva, pero de las que invita a imaginar un universo mucho más grande, uno en el que Parker tiene un pasado, unas conexiones, unas relaciones… y eso hace que sea mucho más fácil centrarnos en La presa de la que habla el título. No queremos destripar las sorpresas que se guarda Westlake, muy bien usadas para generar un ritmo narrativo y una forma muy inteligente de acabar la obra. Haedline tiene la enorme habilidad de dar a la lectura un ritmo muy superior al que cabe imaginar en una narración hecha con tantos cartuchos de texto, y quizá esa sea una de las demostraciones de que Parker funciona desde el primer momento, con un enorme esfuerzo de ambientación, de sentirse dentro de la misión de su protagonista. O de las misiones, podríamos decir, porque su viaje es cambiante, y no solo por el gran giro que vemos en el primer tercio del libro, que es el que realmente define lo que vamos a leer a continuación.

Hemos hablado de ambientación y ahí, claro, tenemos que volver la mirada al dibujo de Kieran, que entiende a la perfección las necesidades del género (desde el retrato de las mujeres que se hace, que no deja de tener resonancias muy actuales, hasta la acción, contenida, nada acrobática, muy realista) y, al mismo tiempo, la importancia de dotar al protagonista de un aura especial, necesaria para que nos resulte interesante seguir los pasos de alguien que no destaca precisamente por sus heroicidades. Parker es un ladrón, uno muy bueno, uno que no actúa con miedo por mucho que las apuestas jueguen en su contra. El bitono no solo nos invita a sumergirnos en un tiempo pasado con una enorme facilidad, sino que participa en esa atmósfera tan atractiva que tiene La presa. Kieran juega muy bien con la elección de los puntos de vista, los mueve, los va cambiando, y hace que así todo parezca un poco más emocionante. Y lo es, indudablemente lo es, confirmando que hay personajes que, sin necesidad de tener una fama tan universal como otros del noir clásico, siguen teniendo una enorme vigencia. Bravo por Headline y Kieran por recordarnos lo delicioso que puede ser este género y lo abierto a interpretaciones que puede estar un personaje que seguramente muchos no dejarán nunca de identificar con la que hizo un autor concreto.

Dupuis publicó originalmente Parker: Le proie en febrero de 2025.

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