CÓMIC PARA TODOS

‘Café Calor’, de Bernat Bauzá

Editorial: Dolmen.

Guion: Bernat Bauzá.

Dibujo: Bernat Bauzá.

Páginas: 56.

Precio: 6,95 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Agosto 2025.

Hay en Café Calor un cúmulo de sensaciones bastante interesante y casi podríamos decir que impropio de una historia tan corta, apenas medio centenar de páginas, y que descansa además en un prólogo que se come una décima parte del tebeo, pero lo cierto es Bernat Bauzá se las arregla muy bien para que no sepa a poco, para que su historia quede bien expuesta y desarrollada. Es un relato que sabe moverse entre la esperanza y lo sombrío de una realidad que está a la vista de todos nosotros, aunque muchas veces no la queramos ver. Habla de los accidentes que no lo son, de un sistema que funciona porque hay muchas personas que hacen la vista gorda, habla de un combate contra molinos de viento, y concluye con un toque amargo que hace difícil no ver esa intención crítica hacia nuestra sociedad que hay en las páginas de Café Calor. Esto, por cierto, tiene tintes universales, pero es también inevitable verlo en clave local. Lo hemos dicho, son muchas capas, muchos matices, los que contiene un cómic relativamente breve, siempre muy intenso en todo lo que nos está contando sin necesidad de dejarse llevar por un ritmo artificial que seguramente habría mermado el escenario en el que está ubicado. Ese entorno es lo que a veces mantiene unido el relato por encima de cualquier otro elemento, pero Bauzá maneja con soltura todos sus elementos.

La clave de Café Calor es que cada escena funciona bien por separado, incluso aunque se eche en falta una cohesión más fuerte en algunos momentos, una que seguramente se podría haber conseguido con un poco más de espacio. Cada personaje, casa secuencia, cada drama humano que vemos, nos confronta con una realidad muy cruda. Bauzá sabe expresarlo todo desde facetas muy humanas y cercanas. No necesita complicar demasiado la trama ni las relaciones personales para que eso nos llegue de la mejor manera posible, generando una empatía que resulta clave. Y esa sensación la desprende el cómic desde el mencionado prólogo. Nos metemos en la piel del dueño del restaurante, lo hacemos en la de la familia sin recursos, en la del policía que trata de hacer lo correcto, incluso sin saber a quién tenemos que seguir en realidad para llegar de una manera más directa al corazón de la historia. Puede que Café Calor destaque precisamente por eso, porque la implicación es coral y no busca tanto un héroe al que admirar, sino un retrato social que nos haga pensar. Es cierto que hay estratos a los que no vamos a llegar, sobre todo los que tienen que ver con la criminalidad, pero asusta pensar que el día a día de alguien, digamos, normal, puede parecerse al que retrata Bauzá en estas páginas.

Sería fácil decir que la puesta en escena del autor es muy cinematográfica, y de hecho cuesta poco imaginar el tebeo como un storyboard muy desarrollado para una producción audiovisual, pero en realidad es también una buena muestra de cómo aprovechar las bondades del lenguaje del cómic sin romper una estructura de página de lo más clásica, sin artificios adicionales. A veces se nos olvida lo mucho que se puede hacer con la viñeta tradicional, y por eso siempre es agradable ver tebeos como Café Calor, recordatorios de que una narrativa sencilla puede ser a veces brillante. Su apuesta no es del todo realista, se notan distintas influencias en el dibujo de Bauzá, pero es lo suficientemente clara como para que nos demos cuenta de su voluntad de captar algo cotidiano. Y eso, además, le permite narrar sin diálogos en momentos en los que las palabras, literalmente, sobran. No lo olvidemos, el motor de Café Calor es emocional por encima de todo, y eso hace que la lectura sea muy disfrutable desde el dolor. Disfrutable por coherencia, porque está bien contada, porque sus personajes importan, aunque queramos saber más sobre ellos. Y dolorosa porque el mundo es cruel y frío para quienes tienen pocas opciones o para quienes lo arriesgan todo por sus principios, como pone de manifiesto el autor en esta obra,

Cafe-Calor-P1

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Esta entrada fue publicada en 1 septiembre, 2025 por en Bernat Bauzá, Dolmen y etiquetada con , .

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