‘Elrow. Orígenes (1870-2025)’, de Xavier Morató y Josep Giró

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Editorial: Norma.

Guion: Xavier Morató.

Dibujo: Josep Giró.

Páginas: 200.

Precio: 34 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Junio 2025.

Es algo atípico lo que nos ofrece Elrow. Orígenes (1870-2025), porque no solemos asomarnos con admiración a una saga familiar que destaca en un sector empresarial concreto, y mucho menos cuando es una historia que todavía está viva y vigente. Pero es que eso es lo que hacen Xavier Morató y Josep Giró en esta obra, ambiciosa, épica, documentada de manera exquisita, y contada con el suficiente desparpajo como para asumir la estructura del clásico Cuento de Navidad de Charles Dickens para viajar en el tiempo y asistir a las decisiones y avatares de una familia, los Arnau, que ha tenido un papel capital en el mundo del entretenimiento, no ya solo local, sino mundial. Y lo que es más curioso, ese envoltorio dickensiano no busca denunciar una injusticia o lanzar un mensaje esperanzador, sino que es, simplemente, una manera de aumentar exponencialmente la simpatía por los protagonistas, un ejercicio de buen rollo que se suma a la continua ruptura de la cuarta pared que hay en la obra, un juguetón esfuerzo metalingüístico que aumenta la diversión con claridad. Y es que, en el fondo, Elrow es una comedia que se desenvuelve con mucha simpatía, que honra a sus protagonistas y que busca contar una historia que podría perderse entre documentos legales y operaciones comerciales y que, sin embargo, acaba siendo humana y cercana.

Hay dos esfuerzos titánicos en el trabajo de Morató. El primero es encontrar lo verdaderamente relevante en siglo y medio de historia empresarial y saber colocarlo y explicarlo de una manera coherente en una novela gráfica de este estilo. La visita del espíritus es un chascarrillo que le funciona muy bien al escritor para darle forma, pero lo importante no está ahí, sino en la forma de humanizar al protagonista central, que sirve de nexo entre todo lo que vemos en este espacio de tiempo tan grande. El segundo, encontrar un tono que se salga de la norma, que abra público. No es fácil que la decisión de abrir una discoteca pueda resultar interesante dentro de una historia para todo tipo de público, pero la caracterización de los personajes que hace Morató es modélica, tiene el tono perfecto para encandilar. En la unión de esos dos procesos es donde Elrow se convierte en un tebeo muy dinámico a pesar de su extensión (y de añadir epílogos que la vida convierte en necesarios) y donde su historia se convierte en algo cercano, la persecución de un sueño, a pesar de que no todos tengamos el ingenio o el potencial ecónimo para emprender semejantes aventuras empresariales como las que vemos reflejadas en el libro. Y tiene su riesgo, ojo, no hay más que ver al tercero de los espíritus, pero el escritor sabe contener muy bien la historia.

Lo que también sabe hacer Morató es descansar sin miedo en el dibujo de Giró. El ejemplo perfecto vuelve a ser ese tercer espíritu, pensado para divertir, en realidad como todo el conjunto. Su caricatura es cercana y simpática, sus personajes por tanto piden y consiguen desde el principio la conexión con el lector que se necesita para que una saga familiar como esta sea entretenida de leer. Se aprecia el notable esfuerzo que hay en conseguir que los escenarios sean enormemente realistas y despierten la nostalgia de sus protagonistas en la vida real, pero también la de quienes tuvieron la fortuna de vivir en esos mismos lugares sus propias historias. Porque, no lo olvidemos, Elrow es una historia de historias, es un marco en el que tuvieron lugar otras muchas aventuras que van más allá de las de la familia Arnau y que tiene significado en esa doble vía, para las personas a las que seguimos en estas páginas y para todas las que en un momento u otro han estado presentes en discotecas, celebraciones o festivales que esta misma familia ha impulsado en el tiempo que abarca el cómic. Y todo, incluso las desventuras, se leen con una sonrisa, lo que sirve para comprender que el trabajo de Morató y Giró por acercarnos a esta familia, a sus negocios, a su forma de entender el entretenimiento más allá de la noche, es más que apreciable.

El único contenido extra es un epílogo de Javier Blánquez.

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