Guion: José Luis Munuera.
Dibujo: José Luis Munuera.
Páginas: 144.
Precio: 21 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Junio 2025.
Que José Luis Munuera encuentre inspiración en novelas ajenas no es algo que nos pille por sorpresa, lo ha hecho por ejemplo en Peter Pan de Kensington (aquí, su reseña) o Cuento de Navidad. Una historia de fantasmas (aquí, su reseña), pero Su olor después de la lluvia no encaja en la misma categoría. Para empezar, porque su autor está vivo, y eso ya implica una comunión distinta, que es la que Cédric Sapin-Defour explica en las notas finales del álbum de Munuera. Aún más, esta es una novela autobiográfica, una suerte de historia de amor y amistad del escritor con su perro y todo lo que le sucedió en la vida mientras el animal le dio su cariño y amistad. ¿Y cómo se adapta eso, siendo algo tan personal? Con el enorme cariño que destila Su olor después de la lluvia, el cómic, el trabajo de Munuera, lo que tenemos en las manos y a lo que no nos queda más remedio que rendirnos. Ya sabemos que Munuera es un narrador espléndido y un dibujante excepcional, pero es verdad que, sin ser del todo un enfoque nuevo para él en todos los sentidos, este es uno de esos tebeos que sorprende. Nos hace ver lo que crece, lo que evoluciona, lo que ha madurado y lo que es capaz de hacer. Es un tebeo precioso por tantas razones que no nos pueden caber todas en este texto, así que nuestra recomendación pasa por tirarse de cabeza a la propuesta sin pensarlo.
De las historias pequeñas no se habla tanto como seguramente merecerían. No, Su olor después de la lluvia no tiene la ambición de Maus (aquí, su reseña), de Watchmen (aquí, su reseña) o de Akira (aquí, su reseña). Ni siquiera, en clave patria y aunque proceda del mercado francobelga, está pensada para ganar el Nacional de Cómic. Pero es tan bonito lo que hace Munuera en Su olor después de la lluvia que es de esos libros que uno se imagina leyendo dentro de muchos años con una sonrisa en la cara, lamentando que el autor se prodigue tan poco en certámenes en España por no tenerlo firmado y con una dedicatoria que responda a la admiración que cualquier lector le explicaría al autor. Impresiona lo bien perfilados que están todos los personajes, el elegante uso de la elipsis y la brillante manera que tiene Munuera de eludir explicaciones innecesarias. Como siempre que estamos ante una adaptación, podemos valorar qué viene de la novela original y qué aporta esta versión, claro, pero el mismo hecho de que no sea necesario recurrir a la fuente de la que bebe Munuera para disfrutar de esta delicia ya dice mucho. Qué bien maneja el ritmo narrativo, con qué habilidad introduce los diálogos y deja respirar las escenas que no los necesitan y de qué manera tan especial es capaz de transmitir las emociones, que son el motor ineludible de la obra.
En eso, por supuesto, tiene una parte esencial su dibujo y todo lo que implica. No es ya que Munuera dibuje bien, eso es una obviedad, es que es de esos autores que son capaces de sacarle todo el jugo a las herramientas narrativas que tiene el cómic. Su puesta en escena es maravillosa. No hay una sola elección mala en el punto de vista que escoge para cada viñeta, y con eso acaba transmitiendo mensajes continuos que generan empatía y una conexión a este otro lado de la página que no se puede explicar con palabras. Cuando lo que vemos habla por sí solo, cuando hay fantasía, cuando se necesita una recreación histórica, todo parece más fácil. Pero crear algo tan enorme de lo cotidiano es algo que no está al alcance de todo el mundo. Su olor después de la lluvia no será la obra que recuerde todo el mundo cuando hable de Munuera, no ganará premios ni se colará a lo mejor en las recomendaciones de los críticos cuando lleguemos al final del año, igual no es el libro que Munuera firma con más frecuencia. Pero desde aquí solo podemos quitarnos el sombrero. Lo que transmite este cómic es tan impresionante que con absoluto convencimiento podemos decir que es la obra que certifica, si es que realmente hacía falta, que su autor está en un momento creativo deslumbrante, en el que podría convencernos, literalmente, de lo que le diera la gana.
Le Lombard publicó originalmente Son odeur après la pluie en abril de 2025. El único contenido extra es un epílogo de Cédric Sapin-Defour.