Cine – ‘La vieja guardia’ 2, de Victoria Mahoney

Título original: The Old Guard 2.

Director: Victoria Mahoney.

Reparto: Charlize Theron, KiKi Layne, Marwan Kenzari, Luca Marinelli, Matthias Schoenaerts, Veronica Ngô, Chiwetel Ejiofor, Uma Thurman, Henry Golding.

Guion: Greg Rucka, Sarah L. Walker.

Música: Steffen Thum, Ruth Barrett.

Duración: 107 minutos.

Distribuidora: Netflix.

Estreno: 2 de julio de 2025 (Estados Unidos y España).

Hay demasiadas modas contra las que a veces parece imposible luchar y que confluyen en La vieja guardia 2. La primera película (aquí, su crítica), casi por sorpresa, se convirtió en un muy entretenido vehículo de acción para una actriz, Charlize Theron, que se mueve como pez en el agua en entornos como este, pero la segunda falla. Se deja ver, sí, no aburre en absoluto, pero no aporta prácticamente nada y cumple con casi todos los tópicos habidos y por haber. Para empezar, el deseo de hacer franquicia. Eso es algo que ya se intuía en la primera entrega, cierto, pero aquí en la segunda, una película sin final, se multiplica sin que haya demasiadas razones argumentales para ello. ¿Por qué? Porque la película flaquea en lo más necesario, en la historia, intrascendente por inmotivada y por reiterativa, y en la villana, escasamente justificada. Y es que, si lo pensamos fríamente, la película se monta por dos razones. Una, obvia, es Theron, y es cierto que da igual lo que le tires porque ella va a compensar con creces cualquier tipo de película o historia de acción, y otra, el gozoso enfrentamiento final, menos climático de lo que hubiera sido deseable, entre ella y Uma Thurman, que viene a recordarnos que se puede ser heroína de acción más allá de los 30 años, algo que el cine, por fortuna, ya parece estar aprendiendo con firmeza.

Pero, claro, a pesar de la presencia de Greg Rucka, autor del cómic original, lo cierto es que difícil encontrar novedades argumentales en la película, que apenas sabe entrar en un juego de inmortalidad sí, inmortalidad no que satisface poco y que aporta poco a lo que ya vimos en el primer filme. No es que no sea interesante, aunque aquí suene mucho más superficial que en la anterior película, pero si ya lo hemos visto, si ya fue la base de esta serie, no tiene mucho sentido hacer de esto el único motor real de la cinta. Porque la venganza sabe a poco y las motivaciones del personaje de Thurman no pasan de los tópicos más esperables, limitando y mucho las posibilidades de la película. Con más inmortales en la pantalla, la apuesta es la de crecer, pero eso no siempre garantiza un mejor resultado. Aquí, desde luego, no lo tiene, y a pesar de que los cimientos de La vieja guardia 2 prometen estar en lo emocional desde el arranque de la película, de hecho desde el final de la primera, después hay poco enganche al filme por esa vía, a pesar del otra vez tópico momento que pretende desencadenarlo todo y que, en realidad, da un poco igual. Si después de la película quisiéramos recordar por qué pasa todo lo que pasa, sería difícil encontrar más razones que el clásico porque sí, porque todo está orquestado para que surge de una única manera.

Y eso que la película, dentro de los tópicos de la industria, no arranca mal, con una secuencia de acción bien montada por Victoria Mahoney, que sustituye a Gina Prince-Bythewood sin que sepamos muy bien por qué, pero aquí acaban los méritos de una dirección bastante corriente y que no suma demasiado, que se deja llevar por secuencias de diálogo sosas y que solo parece apostar por algo original en escasos momentos. Esa primera escena, igual que el clímax, parecen ser una apuesta que en todo caso se agradece, una que puede estar motivada por el bajo presupuesto, sí, pero que al final sirve para recuperar al especialista, el efecto en cámara, planos más reales que los que ofrecen unos cada vez más grandilocuentes efectos visuales, que se han creído que pueden contar cualquier cosa y se han olvidado de una parte de la magia del cine. Aquí se recupera en parte, y nadie podrá negar lo especial que es ver en movimiento a Charlize Theron y, por supuesto, su duelo con Uma Thurman, pero es escasa excusa para una segunda película que ni siquiera cumple la obligación de servir al espectador una historia que se sostenga por sí sola, sin necesidad de esperar a que una tercera película pueda rescatar lo que hemos visto en unos, eso sí, ajustados 107 minutos. No queda otra que esperar a La vieja guardia 3, esperemos que no sea dentro de otros cinco años.

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