CÓMIC PARA TODOS

‘La torre del elefante’, de Claudio Álvarez y Enrique Alcatena

Editorial: Aleta.

Guion: Claudio Álvarez.

Dibujo: Enrique Alcatena.

Páginas: 72.

Precio: 19,90 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Marzo 2025.

Qué goloso es Conan para cualquier autor y qué delicia es para los lectores que la liberación de sus derechos haya hecho que se multipliquen las adaptaciones de los relatos de Robert E. Howard o nuevas aventuras de sus personajes. En este caso es Enrique Alcatena quien se lanza de lleno a uno de los relatos más clásicos, La torre del elefante, adaptado con sobriedad por Claudio Álvarez. El mayor enemigo que tenemos aquí es, como no puede ser de otra manera, el de la comparación. El propio Alcatena tiene como referente el cómic que nos presentó este relato de Howard por primera vez, el que firmaron Roy Thomas y Barry Windsor-Smith, y no es algo que se oculte. ¿Aporta entonces algo esta adaptación?, esa es la pregunta que seguramente muchos se harán, y la respuesta tiene que ser tan sencilla como las pretensiones de los autores: entretenimiento. Dicho de otra manera, no, no vamos a encontrar nada rompedor en esta versión de La torre del elefante, no es una versión atrevida, no hay cambios fundamentales con respecto al texto original, ni siquiera en el aspecto de Conan, algo que gusta analizar en cada nueva versión que se nos pone por delante. ¿Pero quién no disfruta de esta historia, de este Conan, de lo que Alcatena nos ofrece con su siempre elevado nivel de detalle? Por aquí, desde luego, lo hemos gozado.

Álvarez tiene claro, y así lo hace ver en la introducción del libro, que el placer esencial reside en contemplar lo que hace Alcatena, y él facilita esa labor sin salirse de lo que se espera de él. Empezamos por la fidelidad absoluta a Howard, a quien sigue con enorme respeto, sin tratar de reinventar nada, sin que la lectura de esta versión de La torre del elefante nos parezca forzada, innecesariamente actualizada o completada con elementos de nuevo cuño. No, Álvarez se convierte en un adaptador modélico, en el sentido de que sabe aprovechar todo lo bueno que tiene el relato, dándole el ritmo que necesita un cómic y sabiendo cuándo dar voz de forma insistente a Conan por medio de los cartuchos de texto, ayudando de esa manera a que la atmósfera sea tan protagonista de este relato como lo es el bárbaro cimerio al que seguimos en este punto de su vida como ladrón sin hacernos preguntas de por qué está ahí o hacia dónde se encamina. Es un Conan muy esencial el suyo, muy práctico en cierta medida, precisamente porque se eluden detalles que no tengan que ver con la propia historia que se nos está contando y, de esa manera, Álvarez consigue que el lector haga el resto, sumando su propia familiaridad con el personaje para responder a todas las preguntas que podamos hacernos sobre el contexto.

Y aunque parezca sencillo, eso es lo que hace que el foco se vaya directamente al trabajo de Alcatena. El enorme detalle de sus ilustraciones está tan presente como siempre. Su Conan no se aleja demasiado del de Windsor-Smith o del de John Buscema, su acaso disfruta dándole un toque un tanto más práctico y realista a su indumentaria, para que siga pareciendo el bárbaro que no deja de ser, pero a la vez tenga un atuendo menos salvaje y más propio de su actividad como ladrón. La narrativa de Alcatena, con todas esas viñetas cargadas de formas redondeadas, sirve para que planteemos La torre del elefante casi como si fuera una historia alucinógena, y la creación de criaturas imposibles y fantásticas completa esa sensación de una manera muy elegante. Alcatena disfruta, se nota, y de esa manera es imposible que no hagamos lo propio a este otro lado de la página, con su potente blanco y negro, con su recio Conan, con la fantasía de un mundo que nunca termina de agotarse, por muchas adaptaciones distintas que podamos ver de la misma historia. Con esa limitación que proporciona la experiencia del lector, esta versión cumple con sus objetivos de manera holgada, incorporándose a la multitud de versiones de Conan que estamos viendo en los últimos años para confirmar la enorme riqueza del bárbaro. Larga vida a Conan.

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Esta entrada fue publicada en 10 abril, 2025 por en Aleta, Claudio Álvarez, Conan, Enrique Alcatena y etiquetada con , , , .

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