Autor: Felipe Múgica.
Páginas: 240.
Precio: 27,95 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Marzo 2025.
Pasan los años y la fascinación por Akira sigue siendo la misma. Y se entiende, porque tanto el manga (aquí, reseña de su primer volumen) como la película que se hizo después (aquí, su crítica) forman parte de la explosión de la narrativa japonesa en todo el mundo. Por eso, se aceptan obras como Akira y los animes que cambiaron el mundo como un trabajo bonito y necesario, interesante porque Felipe Múgica lo enmarca ahí, en la explosión mundial del anime, como parte de un desembarco de títulos esenciales que cambiaron la cultura popular y prestando atención al manga, a pesar de que su foco se posa sobre la película. La apuesta del autor es la de trazar una cronología que nos ayude a entender por qué hay sobre Akira un aura imperecedera de obra cumbre y del libro se sale con mucha más información de la que seguramente teníamos antes de entrar. Ese es el principal objetivo de cualquier ensayo de esta naturaleza, pero mucho más de uno que tiene que convencer al fan en primer lugar, y se puede dar por satisfecho con nota, sabiendo que Akira es una leyenda que se puede abordar desde muchos puntos de vista y que este volumen no busca agotarlos, sino enriquecer todo lo que se puede extraer de la historia que imaginó y plasmó Katsuhiro Otomo primero en papel y después en celuloide.
Es un acierto dar a Akira un sólido contexto antes de adentrarse Múgica en su contenido. En su repaso por los títulos esenciales del anime que salieron de Japón para influir en nuestra cultura hay muchas joyas, algunas tremendamente populares y algunas más desconocidas. El libro se detiene entonces en la figura de Otomo, en su trabajo como mangaka y como animados, y después se adentra en Akira como seguramente es necesario hacerlo, entendiendo que primero nació como manga y que eso es lo que se llevó a la gran pantalla. Hay curiosidades, hay diferencias entre los dos medios, hay cronología, por supuesto merchandising y análisis de detalles concretos del filme como su música. Hay mucho Akira en estas páginas, que se nota que han sido escritas con el cariño de quien entiende que la de Otomo es una obra inabarcable, él mismo reconoce el reto que supone adentrarse en su análisis en el prólogo de este libro, pero sobre la que siempre se puede aportar algo. Y dentro de la intención contextualizadora que tiene el libro, funciona también muy bien su intención de hablar del legado y la influencia de lo que en su momento imaginó Otomo. El abundante respaldo material que hay en este volumen completa la experiencia de volver a sentir lo que Akira causó en cada uno de nosotros. Si Akira importa, este libro ayuda a entender cómo y por qué.
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