‘Nausicaä del Valle del Viento’ 1, de Hayao Miyazaki

Editorial: Planeta Cómic.

Guion: Hayao Miyazaki.

Dibujo: Hayao Miyazaki.

Páginas: 134.

Precio: 12,95 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Abril 2025.

Como sucede con otras grandes obras, qué envidia produce que alguien pueda entrar de nuevas, con la mente limpia, en Nausicaä del Valle del Viento. Envidia porque descubrir hoy una obra tan intensa, inteligente, bien escrita e imaginativa como la de Hayao Miyazaki es uno de esos placeres a los que no se tendría que renunciar. A Miyazaki casi todo el mundo le conocerá como director y animador, como cocreador del mítico Studio Ghibli, pero su faceta de mangaka es igual de fascinante, aunque menos extensa, tiene tanta vida como sus películas, aunque con un lenguaje tan distinto como complementario. Porque cuando uno lee ahora este primer volumen de Nausicaä es inevitable tener la experiencia de la posterior película que dirigió el propio Miyazaki, es como si este pensara en el manga como en un storyboard del que partir, pero sin renunciar a los códigos narrativos propios de las viñetas, lo que le da una dimensión apabullante. Si a eso añadimos que el mundo que describe es formidable, que está creado con un cariño y una imaginación alucinantes, y que su protagonista femenina es uno de esos personajes memorables en todos los sentidos que habría que enseñar a quienes piensan que hasta el siglo XXI no hubo mujeres fuertes en la narrativa popular, lo que nos queda es una obra maestra de un maestro.

El primer mérito que tiene Nausicaä es el de la construcción de su mundo. Hemos visto muchos escenarios postapocalípticos, antes y después de este, y eso quizás pueda restar impacto en un lector contemporáneo. Pero a este, y a cualquier que dude, hay que pedirle un pequeño esfuerzo adicional, que rasque debajo de la superficie, que analice un poco más la sociedad que vemos en estas páginas, y se dará cuenta de la enorme cantidad de hallazgos que presenta. Como su protagonista, una princesa, sí, pero que nada tiene que ver con el concepto más clásico que podamos imaginar (sí, el de Disney de antaño). Y quien piense que ese cariño que pone Miyazaki a las normas de su escenario puede llevarse por delante algo de la historia, se va a llevar una buena sorpresa, porque el relato es fascinante, va creciendo, está vivo y, por supuesto, siendo un primer volumen de la serie, nos deja con la tensión de no saber lo que va a pasar a continuación en un manga magnífico desde cualquier óptica. Y lo bueno, lo que hacen los buenos, es que todas las explicaciones fluyen con naturalidad, no necesitamos un prólogo informativo ni cartuchos de texto abundantes que detallen el contexto. Lo decíamos, todo fluye en Nausicaä, todo es natural, todo está vivo para ser disfrutado en el momento de la lectura, después y cuando lleguen los demás capítulos.

Y cuando decimos todo, es todo, también lo visual. Seguramente hay ahí algo más especial todavía. Insistimos, escenarios postapocalípticos hay muchos, y la mayoría de ellos tienen un encanto notable, pero todo lo que se ve y todo lo que se intuye en Nausicaä es bestial, apabullante, increíble en muchos momentos, con un movimiento que, sí, invita a pensar en el filme posterior, pero que a la vez tiene vida propia en las viñetas. Y sobre todo, con una personalidad inmensa, porque Miyazaki no mueve igual a la protagonista que a un guerrero de pesada armadura, no ve de la misma manera a grandes naves de combate que al pequeño deslizador que utiliza Nausicaä, y la convivencia de todos estos elementos en las mismas viñetas da una riqueza visual que solo está al alcance de unos pocos. Miyazaki es detallista, sus dibujos sus complejos, incluso los planos fijos, y eso siempre hace que tengamos muchas cosas que ver, pero sin la sensación de que nos esté ralentizando artificialmente la lectura. Todo en Nausicaä brilla, todo, y si brillaba a comienzos de los años 80, mucho más lo hace ahora, cuando podemos abrazar la obra con una madurez mayor como lectores y con la ventaja de haber disfrutado de este mundo sin color, en las páginas impresas del manga, y con la explosión que supone su anime. Imprescindible.

Kaze no Tani no Naushika comenzó a publicarse en 1982.