‘El duelo magno’, de Nisandre y Gemrine

Editorial: Norma.

Guion: Nisandre.

Dibujo: Gemrine.

Páginas: 496.

Precio: 45 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Diciembre 2024.

La magia y su aprendizaje es un marco que hemos visto en muchas historias, pero sigue funcionando muy bien, como evidencia El duelo magno. En este manga de Nisandre y Gemrine sigue los pasos de un joven aprendiz que quiere ser el pupilo de los dos grandes magos del lugar… sin que estos lo sepan y, por supuesto, cambiando de identidad. Así, Rufus se convierte en Selina, y de esa manera puede seguir las enseñanzas de los dos maestros y el enredo está más que servido. Esa es la clave del manga, los equívocos, la situación cada vez más enrevesada y, sobre todo, que los autores saben resolver todo en un único volumen autoconclusivo, sin necesidad de rizar el rizo y entendiendo que lo mejor que pueden ofrecer es una historia cerrada, divertida y simpática, construida con un sincero deseo de hacer que los lectores se lo pasen bien y con unos personajes con los que es fácil conectar, especialmente con el curioso protagonista, aunque dé la sensación de que su contrapartida femenina no está tan desarrollada como seguramente se habría podido hacer. Ese es, quizá, el único pero que se le puede poner a una lectura que cumple muy bien con todos sus objetivos y que sabe añadir una perspectiva distinta a la dinámica maestro-aprendiz que hemos visto ya en tantas ocasiones.

En ese sentido, El duelo magno funciona mejor con Rufus que con Selina, y hay además un personaje, Barbara, la camarera con la que se confiesa el aprendiz de mago en varias ocasiones, que demuestra esas posibilidades de una forma certera. Son esos diálogos los más divertidos, los que explican mejor que ningún otro el enredo en el que se convierte la obra e incluso el contexto fantástico en el que se desarrolla la historia. Selina, en cambio, no tiene un escenario parecido, lo que hace que ese travestismo sea más visual que argumental, pensado para que encaje en la dinámica de que uno de los magos sea un hombre y otro una mujer que como algo más profundo en este sentido. Hecha esta salvedad, la comedia funciona muy bien, el contexto mágico también, sin perderse en demasiadas explicaciones sin sentido, y sacando todo el partido a los elementos de culebrón que indudablemente tiene la historia por la relación que hay entre los dos magos, que se va descubriendo poco a poco, recibiendo la información en su justa medida y cuando corresponde para que la historia avance. Y aunque es una historia que quiere centrarse en sus personajes de forma simpática, también sabe entregarse a la acción y al drama cuando corresponde.

Esas secuencias, las del duelo que dan título a la obra, son las que permiten un mayor lucimiento a Gemrine, pero en realidad el corazón de El duelo magno está en las conversaciones. Las de bar, desde luego, porque Barbara, siendo un evidente personaje secundario aporta mucho corazón a este manga, pero también las que Rufus y Selina mantienen con sus respectivos maestros. La magia está muy bien dibujada para que la sintamos presente, incluso para que podamos maravillarnos con ella, pero sin perder de vista a sus protagonistas. En la acción del clímax final hay un poco de caos controlado, buscado seguramente, y eso hace que la calma brille un poco más si cabe. Y eso es bueno, porque nos permite entender desde el propio dibujo de Gemrine el tono de comedia alegre y ligera que subyace en el tebeo en todo momento, incluso a pesar de que la historia vaya adquiriendo tonos más graves cuando se enfila el desenlace. Si buscamos una lectura de fantasía que entre bien, tanto por su historia como por su dibujo, El duelo magno es una buena opción, sabiendo que no ambiciona ir más lejos de su propuesta, que limita a este volumen de manera consciente y acertada y que encuentra con mucha facilidad la empatía que necesitan sus personajes para ser creíbles.

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