‘Hotel Florida’, de Carlos G. Santa Cecilia y Antonia Santolaya

Editorial: Norma.

Guion: Carlos G. Santa Cecilia.

Dibujo: Antonia Santolaya.

Páginas: 88.

Precio: 22 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Enero 2025.

Hay algo muy interesante en el trabajo de Carlos G. Santa Cecilia y Antonia Santolaya en Hotel Florida, el mismo hecho de dar el protagonismo casi absoluto al edificio que da título a la obra, pero que a la vez esta sea una historia humana al nivel que vemos. Pongámonos primero en situación, porque el contexto es importante. El Hotel Florida estuvo enclavado en la madrileña plaza de Callao durante cuatro décadas, un espacio de tiempo en el que fue escenario de incontables historias, de miles de anécdotas, y testigo del paso de personajes de enorme relevancia no solo nacional sino también internacional. Hotel Florida cuenta precisamente eso, es un valioso documento que nos recuerda que las ciudades cambian, que en el proceso de modernizarse, sea eso bueno o malo, hay rincones que desaparecen, que se pierden para siempre, pero que son parte de la Historia de una ciudad y merecen recuerdos y homenajes como el que propone este documento. Pero lo hemos avisado, Hotel Florida es también una historia humana, porque el edificio no es el mismo sin la participación de las personas que pasan por él y, sobre todo, de los que trabajan allí. Esta es también su historia, una que no merece caer en el olvido y que esta labor documental honra de una manera muy completa, a pesar de la brevedad de su extensión, ni tan siquiera setenta páginas de cómic.

El tono de la obra lo marca Santa Cecilia, que ejerce de cronista, de historietista, pero sobre todo de periodista. Lo que busca con Hotel Florida es dejar constancia de todo aquello que marcó la vida del hotel y de la influencia que tuvo en la vida madrileña del cuerpo central del siglo XX. Y eso quiere decir que vemos la Guerra Civil o fichajes del Real Madrid de Santiago Bernabéu, pasando por una enorme cantidad de nombres que aportan brillo a esta crónica social. Pero siéndolo, eso es indudable, se agradece que el escritor se guarde un espacio para recordarnos que la historia del Hotel Florida es también la de sus responsables y trabajadores. De hecho, el cómic comienzo con ellos, aunque no sea necesariamente una historia en la que estos personajes sean el hilo central. No lo son, lo que importa por encima de todo es el documento, el dejar constancia de visitantes ilustres y de hechos trascendentes que tuvieron lugar alrededor del hotel, también su misma desaparición, engullido por la emergente sociedad de consumo en la que ya estamos instalados sin remedio. Con sencillez, con una nostalgia nada disimulada, con ganas de celebrar la existencia, demasiado efímera, de un hervidero de acontecimientos sociales de primer nivel, Hotel Florida es un libro que se devora por ser el retrato de un Madrid desaparecido.

Se agradece que, siendo este el tono general de la obra, el dibujo no caiga en la vía más fácil, la del realismo fotográfico. No es que no se pueden reconocer los lugares y personajes que dibuja Santolaya, no, pero no es ese su principal reclamo, no se trata de asistir a un estudio fotográfico o a un calco de fotografías antiguas, sino de vivir sensaciones. Y en eso la ilustradora sale más que airosa, dando una visión muy personal, en un festival de formas y colores que se antoja muy original para lo que, en el fondo, quiere ser por encima de todo un tebeo documental. La propuesta, desde luego, es bastante atípica, y eso ya hace que se coja simpatía a Hotel Florida desde el arranque. Santolaya rinde así un homenaje diferente a Madrid y al espacio que da título al libro, entendiendo muy bien el mensaje de Santa Cecilia y cumpliendo todo lo que se propone el tebeo. Es decir, que asistamos al desarrollo de un lugar especial de una ciudad como Madrid, uno que sabemos que ha desaparecido, pero del que muchos lectores no tendrán apenas información, si acaso el nombre y poco más. Es bonito que se defienda así el legado de la arquitectura más popular y de todo lo que aconteció entre las paredes de un hotel mítico. Y es elogiable que se haga con esta profesionalidad, con tanto dato interesante y entretenido y, sí, sin olvidar a las personas que hicieron posible esta aventura.

El único contenido extra es un completo dosier ilustrado con fotografías del edificio que da título a la obra.

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