‘Cuando me destrocé el páncreas, empecé a vivir’, de Kabi Nagata

Editorial: Fandogamia.

Guion: Kabi Nagata.

Dibujo: Kabi Nagata.

Páginas: 168.

Precio: 12 euros.

Presentación: Rústica con sobrecubierta.

Publicación: Diciembre 2024.

Tras el pequeño paréntesis que supuso Kabi Nagata, guerrera errante (aquí, su reseña), la autora vuelve a su propia autobiografía en Cuando me destrocé el páncreas, empecé a vivir. Como ya es habitual en Nagata, los títulos son abiertas declaraciones de lo que nos vamos a encontrar en las páginas de cada uno de sus ensayos en forma de manga, que eso es lo que son sus libros. Puede que tengan más trascendencia los que hablan de experiencias propias, como es el caso, más que los que hablan de temas concretos, como pasa en la mencionada Guerra errante, y por eso es importante destacar que este libro es continuación evidente sobre todo de Mi experiencia lesbiana con la soledad (aquí, su reseña) y Acabé hecha un trapo huyendo de la realidad (aquí, su reseña). Parece obvio que aquellas son paradas obligatorias para haber llegado hasta Cuando me destrocé el páncreas, empecé a vivir, pero si no lo han sido sí nos vamos a permitir el lujo de recomendar al lector que les dé una oportunidad antes de adentrarse en este nuevo episodio que, fácilmente adivinable, habla de los problemas de Nagata con el alcohol y los problemas físicos que el consumo acarrea para el cuerpo humano. Una historia muy dura, como es fácil suponer.

Lo es, en primer lugar, por el componente autobiográfico que tiene. Nagata tiene que sincerarse, y lo hace sin miedo a que el lector pueda juzgar lo que hace y cómo lo hace. Esto es ya una declaración de intenciones que preside su obra desde el principio, por lo que no podemos decir que pille por sorpresa. Lo que sí afirmamos es que impacta. Tiene que hacerlo porque el tema que trata es muy complejo. No son pocos los adictos que reniegan de su problema, y es muy positivo para la historia y para el mensaje social que quiere transmitir que no haya atisbo de que lo esté haciendo. Una vez adquirida esa credibilidad, y hablamos de esta obra en concreto porque Nagata como autora hace tiempo que se la ha ganado, es fácil asumir lo que nos cuenta, los altibajos de su lucha por recuperarse. Porque, eso sí hay que dejarlo claro, Cuando me destrocé el páncreas, empecé a vivir, habla justo de eso, de una rehabilitación, de un firme y sincero deseo de dejar atrás la adicción. Y eso, está muy bien descrito, implica una curación física, pero también y sobre todo una psicológica. Nagata nos habla de una manera abierta, dejándonos ver cómo es y lo irracional de algunos de sus comportamientos, sabiendo que forma parte de un problema de mayor espectro. La forma en la que se dirige directamente al lector completa una narración muy inteligente.

El estilo visual de Nagata nos mete de lleno en ese mundo turbio que ha vivido, y es un choque buscado el bitono de colores chillones, que ha usado desde siempre. Ese naranja, que casi parece salido de un subrayador, es agresivo, como lo es la acción del alcohol sobre el páncreas, en una metáfora evidente que funciona muy bien. A partir de ahí, cualquiera conocedor de la obra de Nagata se sentirá cómodo, si es que se puede aplicar ese término en una historia que, recordemos, trata de un problema de suma importancia. Sí podríamos decir que, por momentos, esta parece la obra más intensa de la autora, más exagerada, más tendente a que veamos a través de sus ojos los síntomas de la condición que está describiendo. Nada que se salga de los márgenes que ya había definido previamente como autora, pero sí con unos matices algo distintos. Cuando me destrocé el páncreas, empecé a vivir es una lectura notable por muchos motivos. Lo es en la trayectoria de Nagata, que sigue poniendo muy alto el listón dramático de cualquier obra autobiográfica que quiera ofrecernos a partir de ahora, pero también lo es por su temática. Se habla de las adiciones menos de lo que sería deseable en sociedad, es algo que sigue siendo tabú, y la franqueza de autoras como Nagata, guste más o menos su manera de narrar, es algo que hay que poner en valor.

East Press publicó originalmente Suizou ga kowaretara, sukoshi ki yasuku narimashita en 2022.

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