‘Si bailáis, entenderéis mejor las letras’, de Lorenzo Montatore

Editorial: ECC.

Guion: Lorenzo Montatore.

Dibujo: Lorenzo Montatore.

Páginas: 136.

Precio: 25 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Octubre 2024.

Vayamos por partes. Talking Heads fue un grupo americano que se mantuvo en activo entre 1975 y 1991 formando por David Byrne, Chris Frantz, Tina Weymouth y Jerry Harrison y que publicó ocho álbumes de estudio a lo largo de su trayectoria. Si bailáis, entenderéis mejor las letras es literalmente lo que dice su portada: “un tebeo de Lorenzo Montatore sobre Talking Heads”. ¿Una biografía? Ni se acerca. ¿Y entonces qué es? Una carta de amor. Sencilla, directa y con una particularidad maravillosa: sin sonidos de ningún tipo. ¿Para qué, si es la música de Talking Heads la que tenemos que estar escuchando mientras pasamos las páginas de este delicioso experimento gráfico? Porque eso también lo es, es un tebeo casi tan experimental como las propias canciones de Talking Heads, que no quiere hablarnos de los pormenores del grupo, sino de las emociones que estas canciones generan. Las canciones y la propia experiencia de haber descubierto Talking Heads en una época en la que acceder a la música no era tan sencillo como lo es ahora, en la que Internet era un sueño de ciencia ficción y el formato digital algo que literalmente ni se contemplaba, Puede que tantas características hagan que el tebeo de Montatore no sea para todo tipo de lectores, pero el que sepa conectar con lo que busca el autor disfrutará una barbaridad.

Es casi imprescindible decir que Talking Heads está en la raíz de todo, y que seguramente convendría leer y sobre todo escuchar antes de entrar en las páginas de Si bailáis, entenderéis mejor las letras. Montatore monta toda la obra en función de eso, y aunque pueda parecer una locura a veces desprovista de todo sentido posible, lo cierto es que se entiende mejor en cuanto ponemos ese pequeño esfuerzo por nuestra parte. Y puede Talking Heads, porque esa es la motivación de Montatore, pero en cuanto vemos esa cinta de cassette en nuestra cabeza puede resonar cualquier otro tipo de música. No es que el autor no consiga llevarnos a su terreno, no, es, simplemente, que su carta de amor es plenamente universal y se puede adaptar a nuestra propia experiencia. Por eso es tan intrigante que este tebeo sobre Talking Heads pueda no ser algo directamente relacionados con ellos. En la cabeza del autor, el grupo musical es el origen, pero la experiencia de la lectura nos invita a pensar en otro punto de partida: nosotros mismos, lo que sentimos con la música, con la de Talking Heads o con la de otros. Lo que se mueve en estas páginas es, por tanto, universal. Bailando al son de Montatore nos damos cuenta de que sí conocemos la letra de lo que los quiere contar (¿cantar?), incluso sin más palabras de por medio que las de los títulos.

El hecho de prescindir de sonidos en un tebeo que quiere ser eminentemente musical ya nos pone en un camino de lo más singular. Montatore es un visionario visual. No porque cambie la estética del cómic o nos proponga algo distinto a lo que ya hayamos visto en otras ocasiones, en obras suyas o de otros autores, sino porque imagina tanto que es imposible no adorar su narrativa. Y sí, eso tiene mucho que ver con el silencio musical o la música silenciosa que propone, que en ambas concepciones podemos sentirnos a gusto. Esas gruesas líneas que cierran viñetas combinadas con espacios abiertos y sin límites, esas figuras abiertamente caricaturescas en las que de la misma manera podemos vernos reflejados con facilidad, y esa sencillez con la que retrata elementos muy cotidianos forman parte de una manera de contar las cosas que podemos entender como deudora del cómic de humor de toda la vida tanto como del fanzine más moderno. Es puro Montatore y a la vez es algo completamente distinto a cualquier cosa que hayamos leído. Y esa magia es la que hace que nos creamos esa carta de amor de Montatore, que leamos Si bailáis, entenderéis mejor las letras con la seguridad de estar viendo algo muy íntimo, muy personal y muy especial. ¿Talking Heads? Sí, también están ahí.

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