‘Gabriele Münter. Las tierras azules’, de Mayte Alvarado

Editorial: Astiberri.

Guion: Mayte Alvarado.

Dibujo: Mayte Alvarado.

Páginas: 96.

Precio: 19 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Noviembre 2024.

La relación entre el cómic y el arte es profunda, pero muchas veces no se ha entendido desde el lado más, digamos, elitista del arte. Por eso, la existencia de colaboraciones como la que muestra Gabrielle Münter. Las tierras azules son muy necesarias y reivindicables. Que una editorial y una pinacoteca como el Museo Thyssen-Bornemisza se unan para dar forma a un retrato tan exquisito de una pintora es algo de lo que debemos alegrarnos. De que Laura Alvarado haya sabido acercarse a su protagonista y a su obra de una manera tan exquisita, todavía más. Las tierras azules no es una biografía, aunque tenga lógicamente elementos que nos hacen entender la vida y la obra de Münter con mucha elegancia, la misma que surge de no tener que dar mil detalles y datos históricos y cronológicos. Basta con ir saltando de estación en estación para conocer a Gabriele incluso por encima de la artista que fue. Y basta porque, al final, y por mucho que hoy tenga una consideración notable, tanto como para tener una exposición el Museo que es la excusa para la publicación del cómic, es una de tantas mujeres escondidas por la Historia del arte, como por tantas otras facetas de la vida. Y así, entre reivindicación y belleza, Alvarado consigue que su trabajo brille de una manera muy especial, un retrato solvente, fiel a la historia y reivindicativo en su mensaje.

La tarea no es tan sencilla como parece a simple vista. Se trata de que conozcamos a la persona mientras celebramos a la artista, y esto, que habitualmente se suele hacer por el camino de la biografía más pura, es un trabajo complejo cuando se aborda desde otros puntos de vista. Alvarado, en ese sentido, se muestra tremendamente valiente por todas las decisiones que toma para crear una narrativa en la que se sienta cómoda hablando de Gabriele Münter. De hecho, arriesga bastante al dejar en manos del lector buena parte del contexto. Si no lo aportamos, no sabremos que el Wassily que vemos no es otro que Kandinski, expresionista como Gabriele y, probablemente, la figura que oculta la de ella en la historia del arte por habérsele concedido más relevancia. La cuestión es que ese contexto es una ayuda importante, pero no imprescindible porque Alvarado hace que no lo sea para entender a la mujer que vemos. El paso del tiempo, la comodidad de ciertos escenarios, la belleza de las cosas, todos estos son aspectos que vamos viendo de la mano de Gabriele, y no es esencial, aunque paradójicamente sí lo sea, que entendamos la trascendencia histórica que tiene hablar de esta mujer. Insistimos: no es un trabajo sencillo, porque se expande más allá de las páginas de este libro y es una apelación constante al lector para que aporte.

Si no es fácil construir una historia que se aleje de la biografía pura, es todavía más complicado aunar un estilo visual personal, que es lógicamente la aspiración de cualquier artista, con la implicación, más que el homenaje, a la sensibilidad artística de la personalidad de la que trata la obra. Alvarado hace ahí también un espléndido trabajo. Hay un encaje delicioso en Las tierras azules, que además es una invitación a disfrutar del arte de Münter. No podía ser de otra manera viendo el origen que tiene el libro, la colaboración entre el mundo del cómic y el del arte, pero es igualmente loable que Alvarado haya sido capaz de tender esos puentes que pudieran haber parecido endebles a los ojos de algunos lectores por las diferentes percepciones que se puedan tener de las dos artes que confluyen, cómic y pintura. Alvarado sabe lo que hace y lo plasma con decisión, sin miedo al silencio, como tampoco al retrato, muy pendiente de la belleza de los escenarios y de que el color forme parte de la experiencia lectura con mucha naturalidad. Gabriele Münter. Las tierras azules no es el catálogo de ninguna exposición, pero sirve de complemento a la misma con la misma elegancia que un libro que recogiera la obra de la artista. Funciona con y sin ese marco. Funciona por su belleza y por honrar a su protagonista, sepa o no el lector de su dimensión.

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