Televisión – ‘Spider-Man and his Amazing Friends’

Título original: Spider-Man and his Amazing Friends.

Director: Jaxon Bedingfield.

Reparto: Dan Gilvezan, Kathy Garver, Frank Welker, June Foray, Hans Conried, Jerry Dexter, George DiCenzo, Alan Dinehart, Sam Blockbuster, Walker Edmiston, Michael Evans, Al Fan, John Haymer, Sally Julian, Annie Lockhart, Keye Luke, Dennis Marks, Alan Melvin, Shepard Menkin, John Stephenson, Janet Waldo, William Woodson, Alan Young.

Música: Johnny Douglas.

Duración: 25 minutos.

Estreno: 12 de septiembre de 1981 – 5 de noviembre de 1983 (Estados Unidos, televisión).

A nadie se le escapa que Spider-Man and His Amazing Friends es, probablemente, la más extraña revisión de la historia del Trepamuros. Es verdad que el alter ego enmascarado de Peter Parker ya disfrutó en el cómic de la mítica Marvel Team-Up, en la que frecuentemente unía sus fuerzas con las de otro personaje de este universo para solventar alguna crisis o aventura, pero Spider-Man siempre había dado la sensación de funcionar mejor en solitario en el largo plazo. O de hacerlo, si acaso, con personajes urbanos, tipo Darevevil o el Castigador, por citar algunos. De ahí la extravagancia de esta serie animada de comienzos de los años 80, que reúne a Spider-Man con el Hombre de Hielo, no precisamente un habitual en sus aventuras, y que crea un nuevo personaje, Firestar, ante la imposibilidad de usar a la Antorcha Humana por el guirigay de derechos que tenía Marvel repartidos entonces entre diferentes estudios. Eso seguramente habría tenido más lógica, dos impulsivos adolescentes, uno de hielo y otro de fuego, junto al superhéroe arácnido habría tenido más lógica. La introducción de Firestar es algo desconcertante, porque pasa por momentos por ser interés romántico de ambos, sin que en realidad haya nada que rascar en ese sentido, y porque dice tener unos vínculos con los X-Men que le equiparan al Hombre de Hielo sin que eso tenga más sentido.

No hay que pedirle tampoco peras al olmo, lo que busca Spider-Man and his Amazing Friends es un amable recorrido por el universo Marvel, explotando en buena medida enemigos del llamado a ser protagonista principal de la serie (desde el Duende Verde del primer episodio al Doctor Octopus del antepenúltimo), con una presencia notable de los X-Men en varios episodios, deteniéndose en el origen de los tres protagonistas y en el de su encuentro (con una pionera aproximación a la relación de mentor que Tony Stark adquiere con Spider-Man en distintas encarnaciones de cómic y cine), y con la aparición de numerosos héroes y villanos Marvel, algunos tan básicos como el Capitán América y otros tan contemporáneos y puede que incluso forzados como Shanna. No busquemos coherencia en los poderes, el tobogán de hielo de Bobby tiene a veces tan pocos lugares en los que engancharse como la telaraña de Spider-Man, y asombra lo fácil que se acaba con los antiguos X-Men lanzándoles frío y calor según corresponda, todo para generar situaciones de peligro para ellos que, por supuesto, acabarán resolviendo sin problema. Tampoco hay grandes retratos de villanos, todos ellos mostrados de una manera casi genérica, sin objetivos apropiados, sin planes que se ajusten a lo que son realmente.

Y el caso, a pesar de todos sus defectos (no todos achacables a que sea una serie emitida entre 1981 y 1983), es que es una serie a la que no resulta difícil cogerle cariño. Sea por su pegadiza música (repetida de episodio en episodio, como solía hacerse entonces), por las inverosímiles transformaciones de Firestar y el Hombre de Hielo, por el absurdo papel de la tía May en esta trama universitaria que les tiene que servir de coartada a sus identidades secretas, y seguramente por el desfile de personajes al que asistimos con la fascinación de los niños de entonces. Tiene además una animación interesante, repetitiva al principio, pero con algunos episodios mediada la primera de sus tres temporadas que suponen una palpable mejora. O la narración de Stan Lee que se incorpora en la segunda y ya hasta el final. Hay muchos detalles que hacen que la serie adquiera un lugar notable en la memoria de los aficionados de entonces, los que la vieron cuando correspondía. Y eso, por cierto, también provocará cabreos lógicos al comprobar que Disney+, en su recuperación de la serie, ha decidido saltarse un episodio porque, oh, pobres de nosotros, sale Cráneo Rojo hablando de nazis, y eso es algo que por lo visto las mentes infantiles de hoy no serán capaces de asimilar. Quitando ese aspecto, es una serie que se disfruta mucho, sobre todo concediéndole nuestra ingenuidad.

En nuestra galería de Facebook podéis acceder a todas las páginas que mostramos de todos los títulos que comentamos.