CÓMIC PARA TODOS

‘Dulces tinieblas’, de Marie Pommepuy, Fabien Vehlmann y Kerascoët

Editorial: Norma.

Guión: Marie Pommepuy y Fabien Vehlmann.

Dibujo: Kerascoët.

Páginas: 112.

Precio: 32 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Agosto 2024.

Para situarnos con precisión, Dulces tinieblas es una obra que ya vimos publicada en España hace casi una década con otra traducción por título. Lo que entonces era Preciosa oscuridad sigue siendo en todo caso un tebeo que merece la pena revisar y que mantiene intacta toda su fuerza inicial, la que parte de sus seis primeras páginas, que son las que convierten lo que parece un cuento casi infantil en algo mucho más oscuro y siniestro. Mantiene esa idea de fábula, en tanto que aprovecha algunos de sus arquetipos, en la fantasía que sustenta a la mayoría de sus personajes, pero el escenario, ese que se muestra en esas páginas iniciales, aporta un contraste impactante. Fabien Velhmann y Marie Pommepuy (no aparece acreditada en esta edición) escriben una historia que sorprenden de manera continua y Kerascoët le da una forma perturbadora por la forma en la que sabe saltar entre lo real y lo imaginario, por lo bien que sitúa a los personajes en un mundo que no sigue las reglas de nuestra sociedad y que tiene siempre margen para que, incluso sin llegar a comprender en el momento todo lo que está sucediendo, las sensaciones sean muy intensas. No es Dulces tinieblas un libro cómodo o sencillo, y quizá por eso, leerlo en español casi diez años después sigue teniendo el atractivo que tenía cuando sus autores lo dieron a conocer.

No se puede negar que la idea de Velhmann y Pommepuy tiene mucho de extraño. Es un reto para el lector, que tiene que asimilar la información que está recibiendo y conjuntar esos dos mundos en los que tiene lugar la historia para entender sus metáforas. El hecho de no ser fácil es el primer elogio que se puede dedicar a los escritores. En no pocas ocasiones, la fábula, incluso la fábula oscura, se obliga a descender a terrenos más convencionales en unos casos y más infantiles en otros para alcanzar a un público mayor. Dulces tinieblas no se siente en esa necesidad, y por eso sus ideas se mantienen puras y acertadas, porque es lo que es, independientemente del grado de comprensión o de empatía que consiga generar en el lector en una primera lectura, porque esta es seguramente una de esas obras que requiere volver atrás en algún momento. Lo que sí está claro desde el principio es que el motor de la historia no es ese planteamiento del que hablamos, sino las emociones que va mostrando con sus personajes. Aunque pueda dar la sensación de cierta aleatoriedad, al final se ve con más claridad que hay un camino, que todo encaja, y que estamos ante una obra que puede llegar a fascinar si se entra en el juego que propone. Insistimos, no es tarea sencilla, exige al lector, pero está ahí para ser descubierto.

El caso es que Kerascoët lo pone fácil. Hay mucho de brillante en la manera en la que dibuja entornos naturales, en cómo deposita ahí esos personajes aparentemente infantiles, e incluso cuando nos lanza a la más dura realidad sin que estemos preparados para ello. Si algo hay que destacar del dibujo que ejecuta aquí es precisamente lo bien que entiende los contrastes, esa dicotomía de la que hablábamos entre realidad y fantasía, y dentro de la fantasía la forma en la que diseña a los distintos personajes para que nos puedan generar las emociones que representan. Lo pone fácil, sí, parece sencillo lo que hace, pero no lo es en absoluto precisamente por la naturaleza de la historia, que no es el cuento de hadas que abriendo el libro al azar igual podríamos llegar a pensar que es. Hay mucha belleza en sus imágenes, pero también elementos que nos llevan a rincones mucho más siniestros. Dulces tinieblas, el título ya lo anticipa, estamos ante una obra de buscadas contradicciones, de elementos contrapuestos que tienen que conjuntarse de una manera más o menos natural para tener sentido. Vehlmann, Pommepuy y Kerascoët hacen una apuesta arriesgada, pero su obra sigue igualmente vigente, sigue apelando a la imaginación y a la inteligencia del lector, y eso es algo que tiene cabida siempre.

Dupuis publicó originalmente Jolies Ténèbres en marzo de 2009. El volumen no tiene contenido extra.

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Esta entrada fue publicada en 24 octubre, 2024 por en Dupuis, Fabien Vehlmann, Kerascoët, Marie Pommepuy, Norma y etiquetada con , , , .

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