‘El hermano pequeño’, de Jean-Louis Tripp

Editorial: Norma.

Guion: Jean-Louis Tripp.

Dibujo: Jean-Louis Tripp.

Páginas: 344.

Precio: 135 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Julio 2024.

Hay quien piensa que solo se puede pasar una vez por ciertas historias. Que por lo duros que son, hay libros, cómics o películas que se admiran cuando se ven, pero para los que no tenemos la fuerza emocional necesaria para repetir. El hermano pequeño, de Jean Louis Tripp es una desgarradora muestra de que quienes piensan así tienen sobrados motivos para ello. Y más cuando no nos hemos preparado mentalmente para lo que se nos viene encima. De alguna manera, se ve el tono ominoso en todo, en la portada, en la precisa narración en off que nos va acompañando durante todo el libro, pero sobre todo en las primeras páginas, pero es imposible asimilar lo que sucede en el momento en el que se destapa el gigantesco agujero emocional que describe la obra. Tripp escribe y dibuja con una maestría descarnada, lo hace abriendo de una forma inaudita para contar una historia real y personal. Siempre se habla de la valentía que tienen los autores que se asoman a la biografía propia, pero esto… Para esto no estamos preparados. Y casi es mejor no estarlo, porque de esa manera podemos acercarnos a entender lo que narra, aunque sea a una distancia sideral. Sea como fuere, el descomunal éxito de El hermano pequeño está en la catarsis personal que supone, desde luego, pero sobre todo en la gigantesca sensibilidad emocional que consigue transmitir a este lado de la página.

Estamos eludiendo en todo momento hablar de la razón de ser de la obra, y es mejor que sigamos así, por muchas pistas que podamos tener antes de la lectura. Tripp lo crea todo de tal manera que entrar sin conocimiento en lo que propone es la mejor manera de entender lo que cuenta. Todo es tan real, tan auténtico, tan doloroso que parece imposible abstraerse, y seguramente lo es, por fuerte que sea nuestra coraza durante la lectura y por lejos que nos podamos sentir de lo que cuenta por nuestra propia experiencia personal. Tripp mezcla el momento actual con el recuerdo, el real y el inducido, es este también un trabajo de investigación por mucho que la base sea personal y propia de quien es testigo y parte de todo un complejo proceso emocional. Y mezclando ambas ideas, el autor nos da un respiro, nos recuerda es máxima tan traicionera de que la vida sigue en cualquier circunstancia. Se ve, pero es tanto lo que se siente que estamos constantemente transportados a un espectro emocional que nos perfora las entrañas y el corazón de manera continua y salvaje, sin avisar, sin protección de ningún tipo. Todo ello es un mérito del autor, que nos hace pasar un mal rato incomparable y sin medias tintas, con una sinceridad aterradora, con una manera de contar las cosas que sobrecoge, emociona y marca.

Tripp siempre ha sido un cronista de la realidad tremendo, pero esto no cabe esperarlo, y esa es la ventaja con la que juega en el dibujo para ser el mismo que conocemos, el mismo por ejemplo que nos mostró la vida de Magasin Général (aquí, reseña de su primer libro), pero a la vez algo completamente diferente. Tripp siempre ha sabido mostrar, pero aquí hace algo más. Aquí conecta. Aquí transmite unas emociones para las que no estamos preparados, como él mismo en su faceta de autor y sobre todo de protagonista, y por esa razón nos sacude. Insiste, sí, se repite en ciertas imágenes, pero lo hace de tal manera que entendemos que es la realidad la que nos está hablando. Es muy difícil ser cronista de tus propios recuerdos, es un reto salvaje ser fiel a lo que te proporciona la memoria sabiendo que se va a confrontar con lo que tienen otras personas y además de tu mismo entorno, pero el trabajo es soberbio. Si la narración, de cualquier tipo y en cualquier medio de expresión, tiene que emocionar a su destinatario para conseguir sus objetivos, El hermano pequeño no podría ser más grande. Solo un corazón de piedra podría evitar el torrente de sensaciones que provoca la lectura y estar al borde del llanto, sobre todo en el tramo central de una obra a la que cuesta abordar y a la que será todavía más difícil entrar en el futuro, sabiendo lo que es. Pero en eso, es maravillosa.

Casterman publicó Le petit frère en marzo de 2022.

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