Guion: Romy Oishi.
Dibujo: Meshe.
Páginas: 208.
Precio: 9,50 euros.
Presentación: Rústica con sobrecubierta.
Publicación: Julio 2024.
El Área de contención X que nos brindan Romy Oishi y meshe no parece nueva del todo, las criaturas que enseñan tienen referentes más o menos claros, e incluso muchas delas cosas que suceden en las páginas de su primer volumen nos sonarán por haber visto algo parecido en algún momento. Pero el trabajo de aliño que hacen, lejos de parecer una burda copia de nada en concreto o un trabajo fácil, tiene la virtud de enganchar con una facilidad tremenda. Cada golpe de impacto que propone tiene una razón de ser, apuntala el misterio de base que da sentido a una historia que nos hace seguir los pasos de una adolescente que se encuentra en una situación insospechada. Y lo vamos a dejar ahí, porque la mejor forma de entrar en Área de contención X, por muy informados que queramos estar, es no sabiendo nada de lo que va a suceder. Si nos ponemos muy estrictos, casi sobraría hasta el prólogo de cuatro páginas que nos quiere poner en situación. Lo hace, sí, y tiene lógica, pero está ahí a costa de desvelar alguna de las circunstancias que van a dar sentido a estos primeros capítulos. Los misterios están para ser descubiertos, y aunque no sea algo que vayamos a hacer en este primer volumen lo que nos dejan Oishi y meshe es un camino atractivo, una historia de intriga y de monstruos, una de secretos por desvelar y de personajes en situaciones límite.
Es evidente que un manga como Área de contención X, al menos en su introducción, funciona mejor durante la lectura que si nos paramos a posteriori para reflexionar sobre lo que hemos leído, y puede que lo que esté por venir confirme esa sensación. Sí, puede, pero la adrenalina manda mucho y la sensación que provoca es demasiado placentera como para permitirnos que algún pensamiento pueda arruinar la experiencia. No lo hace porque incluso desde el referente hay frescura, porque no es nada complicado conectar con la protagonista, de la que apenas necesitamos saber mucho para sentirnos partícipes de su miedo y de sus ganas de sobrevivir, y porque el mundo de monstruos que plantea la obra es de los que convence con cierta facilidad, especialmente a quienes estén acostumbrados a lecturas de esta naturaleza. No vamos a trazar comparaciones, las dejamos en manos del lector, pero funcionan bien, y de alguna manera sirvan para extrapolar ideas y diseños a un mundo que se nos antoja muy nuevo y, de alguna manera, también muy manga. La idea de Área de contención X es la de ir honrando al terror de monstruos en el que se inscribe mientras vamos a conociendo a su protagonista. Jugamos con ella, pasamos miedo con ella, descubrimos detalles con ella, incluso con alguna que otra pequeña trampa.
Y también, entrando ya en el dibujo de meshe, vivimos el impacto de su odisea con ella, según vamos viendo todo aquello que no forma parte de la realidad que la joven cree conocer hasta el momento en el que arranca la historia. Insistimos, no vamos a desvelar nada que no debamos, pero sí podemos decir que a lo que dibuja meshe le pasa más o menos lo mismo que al guion de Oishi, que nos suena a algo, pero aún así nos hace disfrutar un montón. Meshe lo hace, además, desde una violencia muy particular. No se corta un pelo, pero tampoco vive de la impresión visual de los momentos más salvajes. Busca que se nos queden grabados, pero de una manera que no nos obliga a girar la cabeza. Es una sensación difícil de describir, pero muy fácilmente comprobable con el manga en la mano y asimilando lo que sucede al final de cada uno de sus episodios. Incluso consigue que lo más cotidiano, unos mensajes de texto, adquieran unas cualidades ominosas y en nuestro cerebro se conviertan ya en el preludio de algo más impactante. Área de contención X juega muy bien sus bazas. Insistimos, la originalidad no es una de ellas, pero porque sus autores no la quieren y no la necesitan. Su manera de sorprender se basa en otros conceptos que sí son frescos y en una historia que, de momento, sabe conjugar bien el terror, el misterio y la debida empatía.
Futabasha publicó el primer número de Lockdown Zone en 2020.