‘Entre enfermeras’, de María Jiménez

Editorial: Fandogamia.

Guion: María Jiménez.

Dibujo: María Jiménez.

Páginas: 136.

Precio: 13 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Mayo 2024.

Trabajar, dicen, enriquece. Pero para eso hay un matiz que a muchos se les olvida mencionar: hay que disfrutar del trabajo que se hace. Por duro o complicado que sea, sin ese elemento, no hay nada que hacer. Por eso, y ya que el cómic profesional es mucho más que una moda, da gusto leer cosas como Entre enfermeras, donde María Jiménez, obviamente enfermera de profesión, recopila divertidos gags sobre su vida laboral, situaciones que buscan la identificación directa de todo aquel que se dedique a la enfermería y, no desdeñemos esta parte, hacernos partícipes a los demás de lo que supone su día a día. Jiménez comenzó a publicar estas tiras en Instagram, y el salto al libro impreso demuestra que hay interés en este tipo de contenidos. En realidad, parece lógico, porque escuchar a alguien que tiene pasión por lo que hace, riéndose de ella misma y de sus quehaceres diarios, pero dejando claras además las bases de una profesión que más pronto o más tarde nos va a ser de utilidad en nuestras vidas personales. Entre enfermeras es un pasatiempo divertido, es la manera de ver que un desahogo personal puede llegar a muchas personas que no sepan nada de la profesión que se está describiendo y que, una vez salgan de este libro, entenderán seguramente muchas más cosas de quienes han estado a su lado en un hospital.

Lo divertido de este tipo de libros es que nacen son un afán desmedido por convertirse en el retrato definitivo de nada, y por esa vía de modestia acaban siendo una referencia evidente. Cualquiera que lea Entre enfermeras, a partir de ahora recordará lo que cuenta Jiménez cuando tenga la mala suerte de tener que ir a un hospital. Y quizá no haya que entender el libro como un retrato profesional puro, porque, en el fondo, es una historia muy personal, pero ambas cosas confluyen de una manera bastante agradable.  El mérito que tiene Jiménez es que tiene una forma tan desenfada de contar sus vivencias personales, que lo son aunque hayan pasado por un filtro de comedia y buen rollo, es enganchar a gente que, en el fondo, no sabe nada de la profesión a la que se está acercando, al menos no desde un punto de vista que no sea el del usuario. Y Jiménez nos usa como excusas en muchas viñetas, nosotros somos esos pacientes, pero en ningún caso lo hace de una manera agresiva, lo que facilita el proceso lógico de divertirse con lo que nos está contando. Todo parece sencillo, en realidad lo es, no hay dobleces extrañas en Entre enfermeras, es, lisa y llanamente, una recopilación de historias profesionales con las que la autora quiere expresar el amor que siente por su carrera, pero también lo esencial que es saber reírse de todo lo que nos pasa en el día a día.

Si hablamos de sencillez, el dibujo tiene que ir de la mano de ese objetivo. Es pura lógica, pero una lógica bien entendida y ejecutada. Esa sencillez se percibe de una manera casi inmediata por tres elementos. El primero, el diseño de los personajes, que tienen que ser reconocibles en todo, en su personalidad y en su profesión, desde el primer vistazo. El segundo, los fondos, funcionales, efectivos y a veces hasta inexistentes porque en realidad no aportan nada al gag concreto, más allá de un escenario, el hospital, que ya tenemos que haber asumido. Y tercero, el color, una paleta cálida, cercana, básica si se quiere, pero que contribuye a que no perdamos de vista lo que realmente pretende el libro. Jiménez, además, domina la comedia y la caricatura que nos permite llegar a la risa o a la sonrisa, según nos pida cada una de las anécdotas que recomienda este libro. Entre enfermeras puede ser una idea muy personal, una forma de canalizar lo que sucede en una profesión de manera cotidiana, pero lo que divierte del libro es que Jiménez ha sabido dirigirse con la misma facilidad a enfermeros, que se verán muy bien reflejados en estas páginas, como a nosotros, los lectores, o mejor dicho los pacientes, que recibimos un punto de vista distinto de aquello que por desgracia nos puede tocar vivir en un hospital.

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