Guion: Go Nagai.
Dibujo: Go Nagai.
Páginas: 384.
Precio: 16 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Marzo 2024.
Hay leyendas nostálgicas que son difíciles de entender y otras, en cambio, que parecen completamente justificadas años después de que la historia que sea viera la luz. Go Nagai creó Mazinger Z en 1972, y aunque es más popular su versión anime, que fue la que abrió las puertas a ese mundo de relatos orientales a todo el mundo, el manga que nos ocupa es una delicia de género difícil de igualar. Los robots gigantes son una apuesta segura, pero pocas veces los habíamos visto a comienzos de los años 70 con la personalidad que tiene Mazinger Z. Si lo pensamos, el nombre ha trascendido de tal manera que lo usamos incluso sin haber leído el anime o visto el manga, y eso significa mucho. Una vez nos adentramos en las páginas de Nagai, y con una base inicial que es tremendamente sencilla, es imposible salir. Koji Kabuto es el gancho humano, el personaje con el que tenemos que empatizar, pero es Mazinger Z el que nos entusiasma a todos, el que nos abre la puerta a un mundo nuevo, el robot que se maneja sin mandos, con una nave que se incrusta en la cabeza y que está construido con una aleación invencible y armas de lo más imaginativas, que además sirvieron para acuñar frases que, como el propio nombre de Mazinger, triunfan con solo mencionarlas. Cuánto se agradece que un manga como este tenga la edición que merece.
La historia de Nagai tiene tal ritmo que casi parece mentira que tardemos cerca de las cuarenta páginas en ver al robot que nos va a enamorar. Y su presentación, aunque cargada con una cierta ingenuidad, sobre todo en su resolución, no es la más habitual: nada de heroísmo, Mazinger Z lo destruye todo a su paso. No hay mejor manera de que entendamos que el robot es un arma peligrosa, y añade un grado de heroísmo, aquí sí, a su piloto, que al final es quien decide para qué quiere usar la creación de su abuelo. Nagai hila bien todos los elementos que lanza sobre el tablero ya desde el inicio, incluyendo al mejor aliado de Mazinger y Koji, Afrodita A y su piloto, Sayaka, y por supuesto los villanos de la función. Malos de opereta, desde luego, llamativos en su concepción, de orígenes misteriosos y propósitos de dominación y destrucción muy claros. El enfrentamiento de criaturas de grandes dimensiones, tan propio de la cultura moderna japonesa, encuentra en Mazinger Z una forma de expresarse que, en su momento, estaba cargada de originalidad. Y con los años, el número de copias más o menos reconocidas ha sido tan grande que es imposible negar su influencia. Ese contexto es fundamental para entender hoy una obra clave porque está construida con mucho dinamismo y también bastante inteligencia.
Lo visual es básico, partiendo del mismo aspecto de Mazinger Z. Y si el nombre es un icono, no podemos decir menos de su imagen, una de las más reconocibles de la historia del manga y del anime. Es verdad que el blanco y negro tradicional del tebeo japonés no es lo que más beneficia a una historia de estas características, y más cuando ya tenemos en la cabeza el referente de la serie de televisión, pero igualmente las páginas de Nagai son un espectáculo magnífico. Juega con los robots y con las malvadas criaturas robóticas a las que se opone desde una perspectiva doble, dándoles una humanidad en sus movimientos que es bastante llamativa, pero mostrándolas también desde el punto de vista de los seres humanos, en términos de tamaño, pero también de capacidad destructiva, y ese detalle hace que Mazinger Z sea visualmente atractivo desde el principio. A los personajes humanos también sabe darles carisma para que cumplan papeles ya predeterminados, haciendo funcionar así con la misma facilidad la comedia y el drama, además por supuesto de la acción que tan bien funciona en la serie. Mazinger Z es un delicioso regreso al pasado, la enésima demostración de que la nostalgia es un aliado tremendamente poderoso, pero también una oportunidad maravillosa de recuperar o descubrir un manga que merece el calificativo de histórico.
Mazinger Z comenzó a publicarse en 1972. El único contenido extra es una entrevista con Go Nagai.
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