‘El bombero de los dedos de fuego’ 5, de Tanishi Kawano

Editorial: Odaiba.

Guion: Tanishi Kawano.

Dibujo: Tanishi Kawano.

Páginas: 160.

Precio: 8 euros.

Presentación: Rústica con sobrecubierta.

Publicación: Marzo 2024.

Habremos empezado ya unos cuantos análisis de cómic y manga destacando aquello de que el sexo vende, y es obvio que es así, aunque solo sea precisamente por esa multiplicación de historias que tienen ahí la mejor de las justificaciones. Pero con El bombero de los dedos de fuego, la serie de Tanishi Kawano, es importante añadir algo más a ese discurso de base. En primer lugar, porque alcanzamos ya el quinto número de la serie, y si solo estuviéramos asistiendo a una sucesión de encuentros sexuales entre los protagonistas la fórmula estaría ya más que agotada hace tiempo. Estamos aquí, por tanto, viendo la evolución de una relación, que arranca, al menos para nosotros, desde la fogosidad del desnudo y el papel dominante del hombre, que es quien desata las pasiones sexuales de la mujer, incluso si ella trate de resistirse. Y aunque en este quinto número el sexo sigue teniendo una importancia capital, quizá menos furtivo y desafiante en consonancia con la propia relación que van teniendo sus actores principales, estamos en una fase diferente. Poco a poco, ya lo dijimos en el cuarto número (aquí, su reseña), es ella quien va tomando más decisiones. No tanto en lo sexual, pero sí en lo que tiene que ver con la relación entre ambos, y eso abre puertas que todavía estamos cruzando.

Lo hemos dicho anteriormente, si analizáramos la historia de Kawano desde un punto de vista aséptico, quizá podríamos interpretar El bombero de los dedos de fuego desde un punto de vista abiertamente machista. Y puede que algo de eso haya, pero no como característica de este manga sino por su retrato social. Negar que el sexo es algo en lo que el hombre ha querido tener un dominio como en el que se ve en estas páginas sería absurdo. Y puede que la evolución esté siendo lenta como para entender, por lo menos hasta ahora, que hay un mensaje claro al respecto, pero sí se ven pasos. Sucede en este número más que nunca, porque además se abre el abanico de personajes de una manera más clara. Es una historia de dos, pero ya no solo de esos dos. En el sexo sí, en las escenas pasionales se mantienen los patrones de una manera más o menos definida, aunque también con matices. Pero El bombero de los dedos de fuego ha dado un paso adelante y de lo que habla es de una relación de pareja, de sus anhelos personales y comunes, de las frustraciones que puede provocar que las dos partes no estén en el mismo punto e incluso de los miedos que se pueden tener sobre el futuro de esa relación. El ritmo no es tan rápido por esta razón como lo fue en su arranque (aquí, reseña de su primer volumen).

Volvamos al sexo, lógicamente reclamo obvio desde lo visual al que tampoco quiere renunciar, lógicamente. Y ahí Kawano ya lleva muchas páginas demostrando que entiende las claves para subir la temperatura, jugando con las transparencias, sobre todo con las posturas y los rostros. Es verdad que estamos en un punto en el que no hay muchas innovaciones que hacer al respecto de lo que ya hemos visto, porque después de cinco volúmenes y una escena sexual casi por capítulo podemos tener la sensación de que ya lo hemos visto todo, pero sigue siendo un manga muy excitante, que es de lo que se trata. Kawano se mueve con habilidad entre los cuerpos entrelazados y da mucha vida a las viñetas por esa vía. ¿El resto? Muy correcto todo, haciendo que los diálogos, que son muchos y abundantes, fluyan bien incluso cuando estamos en secuencias casi exclusivamente conformadas por bustos parlantes. Sin perderse en demasiados detalles del escenario, pero aportando lo necesario, y con mucha facilidad que la historia vaya avanzando. El bombero de los dedos de fuego espera todavía un salto a un escenario distinto, uno que parece que está apuntando pero que todavía no alcanza, y en el que su papel inicial, el de manga sobre sexo, tiene que encontrar un acomodo distinto. Pero mientras tanto, entretiene bien.