Cine – ‘Aquaman y el reino perdido’, de James Wan

Título original: Aquaman and the Lost Kingdom.

Director: James Wan.

Reparto: Jason Momoa, Patrick Wilson, Willen Dafoe, Dolph Lundgren, Yahya Abdul-Mateen II, Nicole Kidman, Temuera Morrison, Amber Heard, Randall Park, Martin Short.

Guion: David Leslie Johnson-McGoldrick.

Música: Rupert Gregson-Williams.

Duración: 124 minutos.

Distribuidora: Warner.

Estreno: 22 de diciembre de 2023 (Estados Unidos y España).

Puede que de entre todas las películas que se han hecho desde que Zack Snyder diera el pistoletazo de salida a su universo con El Hombre de Acero (aquí, su crítica) Aquaman (aquí, su crítica)sea una de las más destacables, una de las que más se ajusta a esa percepción del superhéroe para todos los públicos, del entretenimiento más abrumadoramente espectacular. Y sin embargo, su secuela, El reino perdido, siendo además la última película de este universo antes de que lo reinicie James Gunn, es una rotunda decepción que no solo no aprovecha los méritos de la primera película sino que los echa un poco por tierra con una historia que parece torpe. Es evidente que la situación que se generó en torno a la presencia o no de Amber Heard por sus juicios con Johnny Depp alteraron el filme de una manera que se antojaba impredecible, pero el resultado final afea aún más las intenciones de un estudio que se nota que no ha querido dedicar más tiempo y dinero a una franquicia que ya no tiene recorrido. Es una pena haber amortizado tan pronto al Aquaman de Jason Momoa, pero ni siquiera James Wan, director de las dos películas, ha sabido cerrar el ciclo de la mejor manera posible, y se ha limitado a seguir los pasos iniciados por Taika Waititi en la serie de Thor para infantilizar cada vez más el humor de la serie, infrautilizando personajes y abusando de lo digital.

El problema básico de Aquaman. El mundo perdido es que su historia no engancha. Juega con los mismos personajes que en la primera película y añade una profecía un tanto random, carente de carisma y que podría estar en una película de Aquaman como en cualquier otro lado. Si por algo destacaba el primer filme era precisamente por ser visualmente reconocible. Las novedades del segundo filme no entran en esa misma categoría, y de hecho se antoja bastante más irreal que la primera en todo, incluso en el movimiento de los personajes digitales y en el abuso de escenarios de este corte. El tono de la película tampoco contribuye a que el espectáculo despegue, porque la comedia es poco inspirada y se lleva un poco por delante el trabajo de los actores. Momoa parece estar más a gusto, y el esfuerzo de Patrick Wilson es notable pero el devenir del personaje arruina bastante de lo que suponía en el primer filme.  Si a eso añadimos las entradas y salidas injustificadas en la trama de los personajes de Heard o Nicole Kidman, el uso pueril del hijo de Aquaman y Mera, que en realidad no sirve más que para un instante dramático que la propia película desvirtúa, y que todo lo que aventura la película desemboca en un clímax bastante descafeinado, podemos concluir que la cinta suma dos horas que no aportan demasiado.

Entretiene, eso tampoco lo podemos negar, seguramente más por el bagaje que traemos los espectadores de las anteriores presencias de Aquaman, en su propia película y en Liga de la Justicia (aquí, su crítica), pero lo cierto es que la película no llama la atención, no lo hace como la primera, no enamora visualmente a pesar de su grandilocuencia y no hay arco real en los personajes, más allá de la redención fraternal que sirve como excusa para todos los giros del guion y también para alguna que otra trampa que no cuela. De hecho, el gran problema que tiene el filme es que no cambia nada realmente, más allá de una escena final que acaba en una chanza más que rompe su solemnidad de una manera bastante injustificada pero que resume bastante bien las pretensiones de Aquaman. El reino perdido. El foco se desvía con respecto a lo que había conseguido Wan con el personaje y la apuesta no sale bien, la película queda como una aventura más o menos descafeinada, con poco riesgo emocional o con los personajes, sobre el papel más ganas de lograr un escenario interesante de cara a una tercera entrega y en la realidad quedándose como una despedida mínimamente digna pero poco más. La verdad es que es un tanto desilusionante que una de las más notables aportaciones a este universo se despida de esta manera.

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