Editorial: Ponent Mon / Catarata.
Guion: Takashi Murakami.
Dibujo: Takashi Murakami.
Páginas: 328.
Precio: 26 euros.
Presentación: Rústica con solapas.
Publicación: Diciembre 2023.
No parece la ciencia ficción un género a descubrir por un autor cuando ya lleva más de un cuarto de siglo publicando, pero Pino significa justo eso en la trayectoria de Takeshi Murakami. Y es, además, ciencia ficción de gran intensidad emocional, como cabe esperar de cualquier historia que se solo al debate sobre la existencia del alma en una inteligencia artificial. Seguramente eso es lo que más y mejor encaja en el ideario de Murakami, y eso es lo que le permite aterrizar de pie en un reto y dejar ideas muy interesantes. Para empezar, establece un escenario futuro bastante verosímil, muy bien explicado. Cierto es que presenta una historia que parece que va a coger un camino y después va por otro muy distinto, pero su retrato de la inteligencia artificial que se llama Pino es fascinante, por lo que es, por lo que supone y por lo que llega a ser a lo largo de esta historia. Lejos de asomarse a visiones catastrofistas de la tecnología, la de Murakami es bastante optimista. No cae en planteamientos ingenuos, sabe ver la oscuridad del mundo que le rodea, y sobre todo por cuestiones empresariales, pero su idea es mucho más positiva, y eso hace que la conexión con los personajes sea casi inmediata y desde luego duradera. El autor, desde luego, sabe moverse en su propuesta, nunca e hace pesada, siempre parece tener algo que decir.
Murakami es un escritor que sabe imprimir pausa a lo que cuenta y, sobre todo, que sabe encontrar la sensibilidad adecuada para la historia que quiere contar. La de Pino es una historia sobre un descubrimiento único, una que necesita una base científica sólida, que es básicamente lo que se expone en el comienzo de la obra y en algunos diálogos posteriores, pero sobre todo que se entienda que es una historia muy emocional. Por eso, seguramente, apuesta por escenarios algo extremos (que no vamos a desvelar aquí) que le permitan explorar esa sensibilidad en sus extremos, no sólo de manera más superficial. Se trata de entender hasta dónde puede llegar la personalidad de los robots humanoides que nos muestra, y sobre todo que entendemos el uso que los humanos le están dando. No hay fallo en ese planteamiento, que abre debates no sólo sobre su misma existencia, hoy pura ciencia ficción pero mañana quién sabe, sino también sobre la propia voluntad humana, que al final es de donde proceden las decisiones que sellan el destino de Pino, de cada una de las unidades que vemos. Pino lo marca casi todo, pero al final es una historia que se define a su alrededor, por lo que protagonizan los personajes reales, los hombres y mujeres que vemos. No lo olvidemos, es ciencia ficción, pero es muy humana.
Quizá por eso el diseño de Pino es el que es, con apariencia humana por supuesto, pero expresividad restringida en el rostro, para que seamos capaces de ver lo que en realidad es pero teniendo claro hasta dónde puede llegar. El dibujo tiene mucho detalle en todo, en la misma configuración del robot, o de las distintas versiones del robot mejor dicho, en los escenarios, y también en el retrato de los personajes humanos, que son los que aportan la nota de sensibilidad que marca lo que supone Pino. El estilo de Murakami sabe sacar partido de la presencia de bastante texto, tanto que a veces casi parece tener todo el protagonismo, y a la vez de un uso muy imaginativo y visual de las onomatopeyas. Y aunque habla de un robot, emociona incluso con él. La escena final, obvio clímax emocional a pesar de anticiparlo el mismo autor en la obra, es una delicia en ese sentido. Pino es inteligente, Murakami nos mete en un mundo muy atractivo y por mucho que su trabajo apele a un tipo quizá más concreto de lector por el ritmo que imprime, lo cierto es que sus temas saben ser universales. Y ese es el gran valor que tiene la obra, que sabe encontrar una personalidad propia dentro del tan tratado género al que se asoma. Y es una historia que sabe mostrarse como muy personal, incluso aunque sus temas sean, lo decíamos, universales.
Futabasha publicó originalmente Pino en 2020.
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