‘El destripador de películas’, de Juanjo Cuerda

Editorial: Fandogamia.

Guion: Juanjo Cuerda.

Dibujo: Juanjo Cuerda.

Páginas: 112.

Precio: 15 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Diciembre 2023.

Igual somos un poco injusto si enmarcamos El destripador de películas en el marco de las reacciones que se suelen vincular a las redes sociales, a las más negativas, pero sí es evidente que Juanjo Cuerda busca provocarnos. ¿De qué otra manera podemos entender un libro que se vende como uno de 50 pelis que te vendieron como buenas y 500 que deberías ver en su lugar? Admitiendo esto, también hay que añadir que esta es una provocación divertida y a la vez propositiva. Es decir, no se trata de derribar mitos porque sí. Asumamos, porque debemos hacerlo, que el cine, incluso el más comercial, es arte, y como tal no tiene por qué alcanzar a todos los espectadores por igual. Aunque a veces lo neguemos, todos tenemos derecho a que no nos guste una película. Sí, Cuerda también, aunque el simple hecho de ver publicada una opinión negativa sobre algo que nos gusta nos soliviante hasta el extremo de contestar en redes sociales con una virulencia que no nos atreveríamos a usar en la vida real. La gracia, en todo caso, no está en destruir por destruir, sino en que el autor se preocupa por sus lectores y les da alternativas, listados de perfectas soluciones al desamparo en el que nos podemos sentir sin nuestra película favorita, con una decena de ellas sobre temáticas similares a las de la obra denostada por Cuerda.

¿Que no le gusta El Caballero Oscuro (aquí, su crítica)? Nos propone que veamos RoboCop, Darkman o 1997. Rescate en Nueva York. ¿Que Vengadores. Endgame (aquí, su crítica) no le convence? Nos lanza grandes planes malignos como los de Star Wars (aquí, su crítica), Los niños del Brasil o La Huella. ¿Y si se atreve a decir que Harry Potter no es tan encantadora como le parece a su legión de fans? Al menos nos propone las aventuras mágicas de Willow, Lady Halcón o Dentro del laberinto para compensar. Ese es el funcionamiento de El destripador de películas, que, eso sí, pone todo su esfuerzo como narrador en desmenuzar lo que no le gusta de este medio centenar de títulos que, si fuéramos a cualquier base de datos de cine, veríamos que cuenta con una puntuación superlativa. Y ojo, porque no deja títere con cabeza y no tiene miedo de criticar a cineastas (casi) intocables como Martin Scorsese, Pedro Almodóvar o Quentin Tarantino, películas oscarizadas como El Señor de los anillos (tres partes le dedica, una para cada cinta), Sin perdón o Todo a la vez en todas partes, o clásicos ochenteros como Top Gun. Nada es imposible para Cuervo. ¿Y sabéis qué? Lo hace con gracia, es lo mínimo que se le puede pedir a un libro de estas características, y con argumentos. Nos gustarán o no, pero son válidos. Puestos a destripar, hagámoslo con sentido.

Y con gracia, volvamos a eso, porque al final es la esencia de un libro que, por mucho que nos pueda picar en determinados momentos, lo que quiere es hacernos reír, como lo hacía en las páginas de El Jueves. Lógicamente ahí juega un papel esencial la caricatura, la forma en la que reinterpreta escenas inolvidables de todas estas películas para que las tengamos muy presentes pero a la vez para que siempre haya un toque artístico muy personal, que vale para dibujar cine pero también para reírse de cualquier otra cosa. La caricatura es divertida y eso ayuda a que el viaje cinéfilo que nos propone lo sea también. Seguro que el ilustrador se lo ha pasado en grande destrozando en imágenes aquello que le parece criticable de estas películas adoradas por muchos, y da igual que sean opiniones sinceras o provocadoras porque funcionan. Como lo hace también la galería de autorretratos que nos propone, caracterizado el propio autor como alguno de los personajes de esas 50 películas que quiere que borremos de nuestra cabeza junto a los listados de alternativas que nos propone. No sabemos si este libro, como dice su portada, es La guía definitiva de cine en formato cómic, pero desde luego en una forma muy divertida de reírnos de nuestros propios gustos… siempre y cuando no prefiramos el papel de ofendidos tan extendido en redes sociales.

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