Guion: Ulises Lafuente Ramos.
Dibujo: Ulises Lafuente Ramos.
Páginas: 144.
Precio: 12 euros.
Presentación: Rústica con solapas.
Publicación: Octubre 2023.
Con Stage One!, Ulises Lafuente Ramos deja un tebeo espléndido. Podemos decirlo sin miedo desde el principio, antes incluso de entrar en materia, quizás también porque el mundo que representa y al que se acerca puede necesitarlo. La obra es un canto de amor al mundo del automovilismo, algo que a priori puede parecer más cinematográfico que como material para un cómic, pero desde una perspectiva poco habitual, la de los rallies, y aún más, los rallies en los años 70. La frescura de la historia no sólo está en la interpretación de este particular mundo deportivo, viene también por su protagonista, una joven que sueña con ser piloto, que no encaja estudiando, que no sabe qué hacer con su vida pero que recibe una golosa oportunidad al volante. ¿Tópico? Algo de eso hay, pero no da la sensación de que la historia se mueva precisamente por lo que el lector puede aportar desde su experiencia o su conocimiento. Al contrario, Lafuente hace que el viaje fluya con mucha naturalidad, entendiendo perfectamente el fondo y la forma, con un dibujo espléndido para entender la espectacularidad de los coches en los tramos que enseña, pero también con una fascinante expresividad que tienen los personajes, en especial Soleil, que así se llama la joven apasionada de los coches a la que seguimos en esta aventura.
Empezando por los posibles peligros de la historia, Lafuente Ramos se enfrenta a dos bastante claros. Uno es el ritmo, porque entre carrera y carrera se corre el riesgo de que haya valles emocionales, y porque en las mismas carreras puede caerse en una cierta repetición. Aquí, todo correcto. Y elogiable, por cierto, porque no es fácil salir airoso de todo esto en un cómic que supera con holgura las cien páginas y que además se siente en la obligación de retratar casi desde cero un mundo del que pocos lectores sabrán en profundidad. Ese es el segundo peligro, que estamos hablando de algo muy específico. Pero Lafuente Ramos tiene tan claro lo que quiere contar que incluso tiene el arrojo de colocar en la historia a un personaje que reprocha a los demás que no sepan hablar más que de coches. No nos engañemos, Stage One! va de coches. Si no se disfruta de la velocidad, como actor o como espectador, hay un pequeño déficit de partida. Ahí, de todos modos, es cuando el autor juega con el tópico: un personaje joven, perdido en sus aspiraciones vitales a quien le llega una oportunidad única de cumplir sus sueños. Lo destacable del cómic es justo eso, que sabe ganarse el cariño del lector por vías muy distintas que logra hacer complementarias, y por eso el lector se implica con bastante facilidad en la historia, incluso sabiendo que los personajes no son perfectos.
Insistimos, esto va de coches, y de coches antiguos, además. El dibujo, por tanto, tiene que reflejarlo de una manera muy convencida, y Lafuente Ramos sale ahí más que triunfante. La fascinación que expresan los personajes se siente con los coches en marcha, las maniobras se plasman con tanta naturalidad que se entienden sin que en realidad nos las tengan que explicar. Y los personajes lucen bien, tienen carisma, son expresivos, conectamos con ellos tanto en sus miedos como en sus ilusiones, y hay algo muy especial en la forma en la que vemos dibujada la relación que se va entablando entre ellos, sobre todo entre la joven protagonista y su mentor. El blanco y negro, más blanco en realidad que negro, le da un aire bastante atractivo y contemporáneo. No es Stage One! una obra que apueste por un aire retro, al contrario, por mucho que la acción transcurra hace medio siglo, sino que se trata de una que presume de ser una fusión muy atractiva, una que tiene dinámicas muy modernas en escenarios más clásicos. Y los coches funcionan, algo que no siempre es fácil de conseguir sin imágenes en movimiento o sin recurrir a una lógica exageración. Pero no, Stage One! es muy natural en toda su propuesta, consigue ser espectacular cuando lo necesita y emocional cuando corresponde. Un buen trabajo.
El único contenido extra es un portafolio de bocetos.
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