‘Al son de un fado’, de Nicolas Barral

Editorial: Planeta Cómic.

Guion: Nicolas Barral.

Dibujo: Nicolas Barral. 

Páginas: 168.

Precio: 25 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Noviembre 2023.

A Nicolas Barral hay que reconocerle desde el principio que Al son de un fado sirve como retrato de la Lisboa de finales de los años 60, cuando la dictadura de Salazar comenzaba a tocar a su fin pero al mismo tiempo sus efectos seguían plenamente vigentes en todos los estratos de la sociedad. Esta es una obra claramente militante, de protesta y reivindicación en su fondo, pero a la vez es humana y delicada por el enfoque que adopta. La figura de un doctor amable y cercano pero con sus secretos, de esos que quienes velan por los intereses de los opresores no durarían en utilizar, es más que suficiente como para que nos sintamos muy metidos en la historia, más bien en el retrato porque no hay un final definido ni una misión concreta cuando saltamos a las páginas de Al son de un fado. No es una mala manera de abordar un momento histórico la de hacerlo mediante lo más cotidiano, y esa es claramente la apuesta de Barral, que sabe llevar una lucha excepcional, moralmente necesaria, a algo decididamente más normal, por decirlo de alguna manera. Y eso que se puede trasladar a cualquier ambiente opresivo es lo que consigue Barral que funcione por encima de cualquier otra consideración que queramos darle a este trabajo, notable en todo momento por las conexiones emocionales que despierta.

En realidad, Barral habla de dos sociedades paralelas, producto de dos momentos temporales diferentes, y la elipsis que hay entre ambas es lo que acaba dando fuerza a los sucesos de una y de otra etapa. El presente es imprescindible para entenderlo todo, pero sin el pasado no podemos llegar a él. Esa máxima es oro para entender Al son de un fado, incluso aunque sea una obra que no va de una manera directa al núcleo político de la situación que trata, solo de su reflejo a ras de suelo, en lo que afecta a las personas de manera individual y en unas circunstancias muy concretas. No es, de hecho, una obra tejida a base de sufrimiento, aunque lo haya, sino de factores mucho más luminosos. Cuenta en su pasado una historia de amor que está condicionada por una realidad, la del presente, y es fascinante que sea el lector quien se tiene que encargar con naturalidad de unir los puntos para comprender al personaje que tiene el protagonismo de las dos mitades. Es el mismo y a la vez no lo es, como la Lisboa que retrata, como la Portugal que describe. En ese sentido, podríamos pensar que la obra esconde un cierto sentido poético pero por encima de todo es un drama evidente cuyas consecuencias se ven con crudeza en el tramo final del libro y, seguramente, en la proyección a futuro que podamos trazar en nuestra mente.

No hay mucho problema en diferenciar esas dos etapas mediante el color, Barral opta por tonos sepia para construir las escenas que corresponden al pasado y el color pleno para el presente, y esa sencilla artimaña demuestra una notable eficacia. Resuelto lo fácil, aunque no lo sea tanto en realidad, entramos en lo complicado. Y eso empieza por el paso del tiempo, que se refleja muy bien, o por hacer de Al son de un fado una obra que hace que sintamos todo lo que una dictadura puede provocar. No es algo fácil de dibujar, pero se nota en el ambiente, en parte también porque los personajes están cuidados con mimo, funcionando en lo romántico y en lo violento, en el dolor y en la esperanza. Es extraño que un cómic que quiera hablar de una dictadura con tanto realismo y que tiene una conclusión bastante demoledora se pueda entender con tanta facilidad como una obra esperanzadora e incluso optimista por momentos, pero Barral consigue que esa sea la emoción dominante durante casi toda la lectura. Puede faltarle algo de ambición en algunos momentos para alcanzar un plano superior, pero el conjunto es bastante eficaz en todo lo que se propone y muestra de una manera bastante certera una dictadura que, a pesar de estar tan cercana a nosotros en el tiempo y en el espacio, es una bastante desconocida.

Dargaud publicó originalmente Sur un air de fado en enero de 2021.

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