‘Lola Vendetta. Katanazo al amor romántico’, de Raquel Riba Rossy

Editorial: Planeta Cómic.

Guion: Raquel Riba Rossy.

Dibujo: Raquel Riba Rossy.

Páginas: 232.

Precio: 16,95 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Noviembre 2023.

Es fascinante que a estas alturas nos sigamos encontrando notas como la que Raquel Riba Rossy coloca al principio de Katanazo al amor romántico, la nueva entrega de las aventuras de su Lola Vendetta. “Si hubiera creado un personaje mujer que saliera a defender los derechos de la infancia o de la vejez armada con una katana, no habría recibido tanto odio y tampoco se hubiera puesto en duda su cordura ni la mía (…). Pero Lola Vendetta salió a defenderse a sí misma y a sus comadres (…)”, explica la autora entre otros argumentos previos. Y esto nos deja claras dos cosas. Primero, que Lola Vendetta es absolutamente imprescindible por el mensaje que representa, porque seguimos viviendo en un mundo en el que la causa feminista, se aborde como se aborde, parece seguir molestando en demasiados sectores. Y segundo, que Katanazo al amor romántico es una incorporación indispensable a las aventuras de Lola Vendetta como personaje pero también a esta misma cruzada que abandera, porque se detiene de manera específica en el maltrato psicológico. No hay golpes físicos, no hay heridas visibles, pero es una herramienta de abuso de poder tan opresora como estas. Y verla retratada en un personaje con la descomunal fortaleza de alguien como Lola nos invita a pensar que la sociedad en la que vivimos tiene todavía que dar muchos pasos.

Riba Rossy tiene la enorme virtud de llevar a su personaje, una guerra reivindicativa, a un escenario de apabullante vulnerabilidad. No es fácil, porque nos habíamos acostumbrado a verla katana en mano y en una fase mucho más agresiva. Eso hace de Katanazo al amor romántico un episodio trascendental en el devenir del personaje, porque es, seguramente, el último aspecto de humanización que le podía faltar para entenderse su figura. El viaje que nos plantea Riba Rossy es muy impactante, porque juega con muchos elementos narrativos, juega con el pasado y el presente, establece secuencias que son reales, desahogos como el del deporte, miedos que se vuelcan incluso en el sexo, y un retrato masculino que es igualmente creíble. ¿Odio? ¿Por qué? Ni Lola Vendetta es idéntica a todas las mujeres ni Bruno es paradigma de los hombres. Pero negar que existen mujeres y hombres tal y como los vemos en la obra de Riba Rossy es no conocer la realidad en la que nos veamos. Y la que vemos en estas páginas, siendo dolorosamente realista, es también un mensaje de esperanza en muchos sentidos, precisamente por la personalidad que comparten Lola y Raquel, una reivindicativa y guerrera, en la que la katana, además de una herramienta, es una metáfora en sí misma dentro de Katanazo al amor romántico.

Lola Vendetta ya nos ha acostumbrado a un aspecto muy fácilmente de identificar, y no hay nada en esta nueva entrega que nos saque de ese contexto. Al contrario, hay ideas que profundizan todavía más en la lucha que abandera. Es demoledora la forma en la que manifiesta los peligros, esos hilos rojos que atenazan, aprietan, asfixian y aprisionan. También tiene significado el juego de color, con ese intenso carmesí que se cuela por todas partes, en los labios y las uñas de Lola, en el vestuario, en los escenarios e incluso los diálogos, con esos rojos pálidos para dar saltos hacia atrás en el tiempo. Y sobre todo, por su manera de ser real, en el cuerpo de la mujer (y en el del hombre), pero sobre todo en la expresividad, que no necesita registros fotográficos para que sintamos que, más que ante personajes, nos encontramos ante personas de carne y hueso, de las que sufren y pelean. El regreso de Riba Rossy a Lola Vendetta es gozoso por muchos motivos, pero sobre todo porque sigue moviéndose con una vitalidad arrolladora a pesar de que el personaje lleve ya bastantes años dando guerra y despertando también esos odios de los que habla la autora. Y que sean muchos más, aunque sea triste que la sociedad siga dando motivos para que estas aventuras tengan sentido.

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