‘La Cábala Pinkerton. Nieve Roja’, de Javier Marquina y Luis Morocho

Editorial: Inuit.

Guion: Javier Marquina.

Dibujo: Luis Morocho.

Páginas: 116.

Precio: 20 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Septiembre 2023.

Parece que en el ideario de Javier Marquina hay un deseo de tocar absolutamente todos los palos que, de una u otra manera, puedan formar parte de la literatura fantástica. Alienígenas, mercenarios o superhéroes han desfilado por sus tebeos, y ahora, en La Cábala Pinkerton. Nieve Roja, le toca el turno a lo investigadores de lo paranormal. El mérito de este trepidante tebeo que dibuja Luis Morocho con color de Braulio Morocho está precisamente en eso, en un ritmo que no concede tregua, en que nos hace saltar a una historia que está ya en curso y que con el devenir de las páginas vemos que no es más que un episodio seleccionado dentro de una trayectoria mucho más amplia dentro de la cual se podría haber escogido cualquier otro villano, cualquier otro peligro interdimensional o cualquier otra criatura que amenazara la existencia. La gracia de La Cábala Pinkerton está en su configuración, en la forma en la que, casi sin que nos demos cuenta, Marquina y Morocho construyen un universo que podría quedarse aquí pero también extenderse de manera infinitas, una cualidad que no es ajena a tebeos previos del escritor. Y como por el camino consigue que nos lo pasemos francamente bien, cualquier detallito que podamos considerar que no se exprime al máximo se olvida con mucha facilidad.

Aunque no haga falta a estas alturas, Nieve Roja confirma que Marquina domina el entretenimiento fantástico. En este caso lo hace desde las reglas más básicas de la buddy movie, buscando dos protagonistas distintos y a la vez complementarios, alrededor de los cuales urde una base muy sólida, que va mostrando de manera diseminada a modo de flashbacks. Definir a los personajes mediante la acción es algo que Marquina gestiona siempre con mucha habilidad, y es precisamente lo que hace que el ritmo de lectura sea muy alto, casi continuamente climático. Eso hace que Nieve Roja sea el descubrimiento de un mundo por un lado pero al mismo tiempo una propuesta en la que el lector se siente cómodo desde el principio, como si esa sensación de que la historia está en curso se trasladara también a este lado de las viñetas. Puede que la fantasía que explora no sea tan original como en otras obras de Marquina, pero el autor sabe hacerla fresca, y eso seguramente tiene mucho que ver con el cariño que se le coge a los personajes casi desde el primer contacto y al carisma que desborda unos villanos que tienen parte de arquetipo pero también una personalidad clara que corresponde a este historia. Su confrontación es, por tanto, apetecible, y el resultado no defrauda en absoluto.

El dibujo de Morocho contribuye mucho a esa personalidad de la que hablábamos, y demuestra la versatilidad que tiene el ilustrador para asumir historias más infantiles o más adultas como la presente. Hemos hablado del carisma de los personajes, y ahí hay que darle su cuota de responsabilidad a Morocho. Los protagonistas, de hecho, son muy llamativos ya desde la cubierta del libro, y los secretos que vamos descubriendo sobre ellos según vamos pasando páginas contribuyen a que su imagen sea todavía más atractiva. Es también significativo lo bien que utiliza el ilustrador los códigos del terror. No es que La Cábala Pinkerton sea una historia de horror pura ni que guste demasiado de ser explícita o incluso desagradable, pero sí hay un respeto obvio a los referentes y eso hace que el resultado final sea visualmente muy llamativo. Ojalá Nieve Roja sea el comienzo de una andadura más larga de estos personajes porque, como decíamos, la cosa promete bastante y hay muchas puertas abiertas para seguir estudiando sus aventuras. Esta, en todo caso, sirve eficazmente como puesta en escena, como prólogo y como una historia cerrada, lo que habla bien de unos autores que se sienten cómodos pero que a la vez saben que no es fácil prosperar en un mercado editorial tan ajustado.