‘Entre el cielo y la tierra’, de Elchinodepelocrespo y Manuel Romero

Editorial: Sallybooks.

Guion: Elchinodepelocrespo.

Dibujo: Manuel Romero.

Páginas: 312.

Precio: 32 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Septiembre 2023.

Hay mucho que extraer de Entre el cielo y la tierra porque sus autores, Elchinodepelocrespo y Manuel Romero, se han marcado objetivos muy ambiciosos en todos los sentidos. Es, para empezar, un cómic que exige mucho del lector, a nivel narrativo desde luego, pero sobre todo en lo emocional. No es fácil seguir las sensaciones, porque esto desciende siempre a ese nivel, de un fotógrafo de guerra que ha maltratado a su mujer ya fallecida. No lo es porque Antoine, que así se llama, cabalga a medio camino entre la realidad y una fantasía onírica, más bien de pesadilla, en la que los recuerdos y se confunden con lo imaginado. Y no lo es porque no es esta una historia lineal o que vaya a ser complaciente con un lector que va a tener que ir conectando la información que recibe. Es un viaje duro y redentor, uno en el que hay contundentes golpes emocionales y visiones de enorme poder, uno que juega con las convenciones narrativas para que el libro no sea un objeto inanimado en nuestras manos, sino uno vivo y en movimiento. Y puede que al final de la lectura de Entre el cielo y la tierra queden cabos sin atar, no tanto porque los autores los hayan dejado así sino porque el relato tiene muchas capas en las que profundizar, pero eso mismo es una más de sus riquezas, la de impulsarnos a volver a un mundo complejo y, por qué no decirlo, aterrador.

Elchinodepelocrespo, al que nos habíamos acostumbrado a ver en un terreno bien distinto, el del relato corto que leemos en Cthuthlu, se basa para hacer Entre el cielo y la tierra precisamente una historia de narrativa y de breve extensión que publicó en su libro Hijos de un dios caníbal y que sirve de complemento al cómic que tenemos entre las manos. Compararlos es un ejercicio atractivo, pero en realidad se mueven en dos dimensiones distintas. El autor ha realizado un profundo desarrollo de una idea para que sea el marco de un relato ilustrado que apela directamente y de manera complementaria a lo emocional y a lo sensorial. Si bien lo segundo queda en manos de un pletórico Romero del que hablaremos ahora, Elchinodeplocrespo se encarga de inicio de lo primero. Y no lo tiene fácil, porque la figura que retrato no tiene la ventaja de la empatía del lector, no es el protagonista de un relato de corte aventurero ni tampoco es un héroe de ninguna clase. Y eso hace que el descenso a los infiernos y la redención que busca sean todavía más exigentes, precisamente porque la conexión entre lector y protagonista tiene que trabajarse, quizá no al mismo nivel que la que establece el autor con su creación, pero sí desde luego a un nivel bastante trascendente, lo suficiente para seguirle durante trescientas páginas.

Ahí el trabajo de Romero resulta fundamental porque despliega una enorme cantidad de armas narrativas que convierten al libro en algo vivo. Su estilo en sí mismo, el que le sirve de base a Entre el cielo y la tierra, es ya contundente, pero es que está lejos de quedarse en esa zona de confort propio. Muy al contrario, el libro es una experimentación continua, el que la pasamos del color al blanco y negro, en el que se juegan con cartas manuscritas o fotografías dijas, en el que se cambia la orientación de la lectura, en el que hay páginas con un trazo distinto porque distintas tienen que ser las emociones a transmitir. Y por momentos Romero consigue algo maravilloso, y es que nos veamos dentro de ese mundo ajeno y emocional por una vía sensorial riquísima, en la que nada parece imposible y en el que nos acaba convenciendo de que todo, incluso lo más salvaje, puede tener cabida en esta redención, también las escenas más gráficas de una carrera de fotógrafo de guerra o las más duras de una vida propia que no se escapa a los horrores que ha retratado. Por todo esto, Entre el cielo y la tierra se convierte en una experiencia dura pero que deja incontables sensaciones a un lector al que casi siempre coge desprevenido y al que casi siempre sobrecoge de una forma muy intensa.

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