Guion: Gipi.
Dibujo: Luigi Critone.
Páginas: 204.
Precio: 35 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Mayo 2023.
Hay muchas maneras de ir enamorándose de lo que Gigi y Luigi Critone hacen en Aldobrando, pero quizá la más bonita de todas ellas sea la de ir dejándose llevar por esa maravillosa sucesión de coincidencias que hacen que la historia avance. Sin una, no sería posible la siguiente. Y sin todas ellas, el relato no sería tan redondo como lo es. Como dice la contracubierta del libro, Aldobrando es una historia que habla de coraje, amistad y amor, pero va mucho más allá de todo eso. Su sencillez es tan adorable que es imposible no estar muy metido en su historia desde su magnífica introducción, un momento épico desde lo más íntimo, con un escenario lluvioso inmejorable y una historia que, en el fondo, no es lo importante. Porque eso, lo trascendente, es lo que está por venir, la forja de un personaje que al principio parece la antítesis de lo que su padre quería que fuese pero que con cada acción, con cada decisión, va convirtiéndose en el más noble de todos y además en un mundo en el que cada uno parece mirar únicamente por sus propios intereses. Parece difícil no ver la metáfora sobre el individualista mundo actual en este relato de corte medieval que tiene un encanto irreprochable que, además, no deja de crecer hasta el final del relato, un cierre espléndido y cargado de moralejas, como pasa con toda buena fábula.
Aldobrando es uno de esos relatos que se nota que tienen un enorme trabajo previo. Son tantos los personajes, las situaciones y las casualidades que tienen que encajar, que no se entendería una historia de esta naturaleza sin un guion muy bien elaborado. Lo mejor es que Gigi nos lo sirve sin que eso se note, sin que podamos anticiparnos a lo que va a pasar, sin que ninguno de los giros que hay en la historia parezca forzado. Y eso que hay muchísimos, que de hecho es justo eso lo que hace especial la historia de Aldobrando, que seguimos los pasos de un héroe que se va forjando para cumplir con su destino y a pesar de que ni su formación, ni su aspecto, ni el intelecto que demuestra cuando comienza su viaje nos invitan a pensar en que este pueda ser un cantar de gesta precisamente. Pero la fábula que nos muestra Gipi es deliciosa, y lo es en todos los aspectos, en lo bien que mezcla los aspectos más plebeyos y más regios de ese mundo medieval que vemos, en cómo grandes temas se asoman a historias que parecen ser hasta rocambolescas, y en la naturalidad con la que se desenvuelven todos los personajes, independientemente del escenario del que parten y del papel que les toca jugar en este gran cuento en el que se convierte la historia. Cuando llegamos al descubrimiento final, si no lo hemos hecho antes, ya podemos quitarnos el sombrero ante el escritor.
Lo mismo podemos decir del ilustrador, porque Critone hace un trabajo espléndido. Convence desde el principio, porque la manera en la que ambienta bajo la lluvia la primera escena del libro es soberbia. De hecho, establece ahí un tono que quizá podamos pensar que se contradice después con su caricatura, pero en realidad no es así. Esa es la magia de la labor de Critone, la que no para de crecer a lo largo del libro, según van entrando personajes que nos tienen que dar una primera impresión pero a la vez dejar la puerta abierta para que los giros sean naturales y encajen con el diseño de cada uno de los protagonistas. La expresividad de los rostros es otro punto a favor, porque hay caricatura, sí, pero Aldobrando no deja de ser un relato serio en ningún momento. Por eso también destaca que Critone entienda la belleza, de escenarios y de rostros femeninos, la ambientación lúgubre de las mazmorras y luminosa del palacio. No resulta fácil encontrarle las cosquillas a un trabajo tan bien planificado y tan bien ejecutado, una fábula tan medieval en su aspecto como moderna en sus temas y conclusiones, una aventura que tiene mucho de cuento, sí, pero que a la vez habla de superación, de determinación y, por qué no decirlo, de la suerte que hace falta para que la vida recompense las buenas acciones.
Casterman publicó originalmente Aldobrando en diciembre de 2019.
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