‘El asesino (integral)’ 2, de Matz y Luc Jacamon

Editorial: Norma.

Guion: Matz.

Dibujo: Luc Jacamon.

Páginas: 292.

Precio: 45 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Febrero 2023.

Si hay algo que llama la atención de El asesino ya desde sus primeros álbumes, los que forman el primer libro integral (aquí, su reseña), es su ritmo pausado. Ritmo que cambia cuando lo necesita Matz con la inestimable colaboración de Luc Jacamon, pero pausado en cualquier caso como norma general. Y si hay algo que llama la atención en este punto, cuando ya hemos leído nada menos que cinco álbumes, es que cambiamos de tercio. Lo que en principio podríamos resumir como la historia de un hombre solitario especializado en matar, de repente se convierte en un thriller de espías en el que nuestro protagonista se pasea por el mundo y en el que va entablando conexiones y grupos de acción que sorprenderán a quien vea, por ejemplo, el primero de los álbumes de la serie. No es lo habitual, desde luego, que una serie de esta naturaleza cambie el paso de esta forma, aunque Matz seguro que en su cabeza lo entiende como una evolución más o menos natural del personaje, que no deja de ser un profesional de la muerte, pragmático en grado sumo y lo suficientemente hábil como para sacar partido de todas las situaciones, con el arma en la mano y en la cama con una mujer. Cambia, sí, y lo hace casi de manera radical, aunque mantenga el mismo tipo de narración en primera persona y cartuchos de texto como base esencial.

Si miramos fríamente este tramo intermedio de El asesino, casi podemos tener la sensación de que Matz se está dejando llevar por la propia vida de su protagonista. No nos atreveríamos a decir que no tiene en mente un desarrollo o un final, porque seguramente sí lo imaginó antes de ponerse manos a la obra, pero sí parece que su intención es la de que el lector se deje llevar casi al mismo ritmo que su protagonista. En un mundo como el suyo, prima mucho el presente, aunque de la misma manera el escritor se plantea el futuro y a veces menciona el pasado. Quizá el equilibrio se cae por esa vía, pero es posible que eso forme parte también de las intenciones de Matz, aunque no se confiese de una manera evidente. Esta forma de entender la historia es, probablemente, lo más llamativo de El asesino y lo que marca este segundo de los tres ciclos que formaron la serie. Y lo hace porque tiene que moverse entre dos aguas, manteniendo el protagonismo absoluto del asesino al que sigue, que es a la vez nuestro narrador, y mostrándonos ahora un mundo mucho más amplio y complicado, en el que entran en juego relaciones profesionales y personales, lo que permite al escritor introducir unas pinceladas de erotismo que nos llevan de una manera clara a las convenciones más conocidas del género de espías en el que ya ha caído de lleno.

Con un ritmo planteado de esta forma, Jacamon tiene una complicada tarea, la de mantener el interés visual por la historia, incluso cuando esta pueda parecer que atraviese un valle. Por eso, vemos grandes viñetas y splash pages cuando seguramente en otro tipo de historia no se habría empleado ese recurso, porque lo que se busca aquí es algo dinámico en todo momento, incluso cuando no hay acción. Cuando esta llega, Jacamon le da a la historia otra marcha, una que seguramente no se aprecia tanto en lo argumental pero que desde luego sí tiene ese potente desahogo visual en el que el ilustrador puede dar rienda suelta a lo más trepidante de este viaje. Los asesinatos se ejecutan con bastante originalidad, con el deseo de que cada una de estas escenas sea fresca y original, que no haya una repetición cada vez que el asesino aprieta el gatillo. Y el retrato manda, el más hierático del protagonista y el más emocional de quienes poco a poco le van rodeando. Con todo esto y con la forma en la que caliente el escenario con las secuencias sexuales, explícitas y naturales a la vez, se puede concluir que el trabajo de Jacamon es espléndido. El asesino no es redonda porque no se sabe bien a dónde nos está llevando, pero visualmente se compensa cualquier flaqueza que podamos sentir en este tramo intermedio, como sucedía en la presentación.

El volumen incluye los álbumes sexto a décimo de Le tueur, Modus Vivendi, Le commun des mortels, L’ordre naturel des choses, Concurrence déloyale y Le coeur a l’ourage, publicados originalmente por Casterman entre septiembre de 2007 y diciembre de 2011. El único contenido extra son las cubiertas originales de Luc Jacamon.

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