‘Succión. El estatus de Basil’, de Dave Cooper

Editorial: La Cúpula.

Guion: Dave Cooper.

Dibujo: Dave Cooper.

Páginas: 148.

Precio: 15,90 euros.

Presentación: Rústica con sobrecubierta.

Publicación: Abril 2023.

Hay cómics que necesitan etiquetas. Succión. El estatus de Basil, de Dave Cooper, lleva obviamente la de “Sólo para adultos”, pero es que además tendrían que advertir que también es sólo para mentes libres. La de Cooper es una historia dominada por el caos, en la que no hay reglas lógicas ni estructura clásica. Podríamos cometer el error de pensar sólo eso, que es la obra de un autor que se deja llevar por el momento y al que le dan igual ciertos criterios narrativos, pero no es así. Al contrario. El caos de Cooper es buscado e inducido. Es su herramienta para que el surrealismo de sus planteamientos cobre forma, y el medio por el que consigue hablar de todo aquello que podría ser considerado tabú después de habernos acomodado en un mundo de tan aparente ingenuidad como de poderosas metáforas visuales y argumentales. Metáforas y realidades expuestas sin miedo alguno a lo gráfico, claro, no olvidemos que el caos es fundamental para entender Succión, que no deja de ser un viaje iniciático en el mundo del sexo, del deseo, del placer, y por tanto también se asoma a sus aspectos más oscuros, el de la banalidad o la monotonía, por no hablar de los personajes que nos lanzan al lado más oscuro de la naturaleza humana, algo que también tiene su hueco en el transcurso de esta perturbadora obra.

Lo cierto es que Cooper engaña parcialmente con el comienzo de la obra, porque no va a ser un relato conceptual ni mudo, pero es la forma en la que el autor nos quiere enganchar, sin diálogos, con metáforas visuales que son bastante evidentes pero a la vez funcionales. Desde ahí, lo que prima es el mencionado caos, por mucho que, en el fondo, tengamos claro que Cooper en realidad nos está manejando, apelando a situaciones que, bajo un prisma de fantasía, bien pueden conectar con las primeras experiencias sexuales de los lectores. O, al menos, generar con ellos la complicidad suficiente como para que entiendan lo que le sucede a un protagonista inocente, ingenuo en extremo, y que tiene una absoluta falta de experiencia en el contacto humano a todos los niveles, no sólo en el sexual. Es un aprendizaje a la fuerza lo que nos cuenta Succión, y es uno en el que pasamos por todos los niveles emocionales, los más eufóricos, con una representación del orgasmo magnífica que acompaña sentimientos más profundos, que son en realidad el motor evidente del personaje, pero también los más sucios y desesperantes, situaciones que ponen a prueba el mismo talante de este muchacho confiado y amable. Y entre situaciones rocambolescas evidentes, lo cierto es que se van tejiendo conexiones con la realidad que son dignas de tener en cuenta.

No son evidentes, y no lo son tampoco desde su dibujo, donde por momentos mandan las metáforas de las que hablamos, reproduciendo las formas de órganos sexuales femeninos y masculinos en los sitios más insospechados, pero en otros se apuesta más por lo alucinógeno o por lo abiertamente fantástico. Sin el corte independiente que tiene, casi es una sorpresa que Succión no sea un tebeo en color, uno que aprovecha todas sus cualidades psicodélicas y oníricas para alcanzar un nivel diferente, pero se nota que Cooper no quiere que se le escape de las manos por esa vía colorista lo que en realidad quiere contarnos. Prefiere una sencillez más evidente en las formas, en el diseño de los personajes, una que no distraiga de esas formas que tenemos que reconocer de manera subconsciente y que, al final, nos van marcando un camino. Y es curioso como una forma que casi podríamos llevar al tebeo más infantil, lo que nos va contando es un salto a la madurez emocional y sexual de un personaje que nada sabe pero de todo se empapa para llegar hasta su objetivo. Succión no deja indiferente, no es una obra sencilla y no tiene anclajes claros en la narrativa clásica, pero es un festival sensorial que plasma una historia que se sabe ciertamente transgresora y que apela directamente al lector para que piense.

Fantagraphics publicó originalmente Suckle: The Status of Basil en mayo de 2002.

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