‘Black Deker. Yellow Moon’, de Fernando de Felipe

Editorial: ECC.

Guion: Fernando de Felipe.

Dibujo: Fernando de Felipe.

Páginas: 80.

Precio: 20 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Marzo 2023.

Es indudablemente extraño tener entre las manos el último cómic de un autor que dejó este precario mundo de las viñetas por voluntad propia, que sea además la segunda parte de una trilogía que nunca llegó a cerrar y que forme parte de una edición de lujo que nos recuerda todo lo que Fernando de Felipe, ese autor del que hablamos, era capaz de hacer en una página impresa. Yellow Moon es esa segunda entrega de Black Deker que nunca vio la esperada conclusión, y tanto tiempo después se lee de otra manera por esa misma razón. Nos asomamos a sus páginas con cierta pena, la que se deriva de una despedida para la que entonces no estaban preparados quienes leían con fervor a un autor que se estaba metiendo de lleno en una manera de narrar, la de álbumes, la de trilogías de esa extensión, que no era la que más y mejor había mostrado a lo largo de una carrera en la que las viejas revistas jugaron un papel muy destacado. Y aún así, cuando hay talento e imaginación las historias fluyen en cualquier formato, y eso pasa con Black Deker, aunque en el fondo se siga manteniendo en cierta manera el espíritu de revista por la forma en la que De Felipe va trazando su cronología, añadiendo ese cliffhanger tan pronto de la serie que estaba construyendo y que abandonó en ese punto.

Mas allá de ese conocimiento que tenemos ahora de que Yellow Moon convirtió su punto y aparte de la última página en un punto final definitivo y no sólo para la historia, lo que prima en su lectura es lo que solía destacar en De Felipe, un ritmo intenso, un retrato violento del mundo y una ciencia ficción que se moviera en los parámetros más truculentos del estilo que predominaba en revistas como Heavy Metal o las patrias Cimoc o Zona 84. El mismo hecho de que el núcleo de la aventura sea en un barco de vapor ya nos pone sobre la pista de lo que estamos leyendo. Y a veces lo que busca De Felipe es que no pensemos demasiado, que simplemente nos dejemos llevar por los acontecimientos que se van sucediendo, que esquivemos los disparos, que entendamos a esta suerte de antihéroes, empezando por el protagonista que da título a la serie, como personajes por los que sentir empatía, y que todo eso lo hagamos sin pensar en qué puede venir a continuación o incluso de dónde venimos. Lógicamente, es mejor haber leído previamente Deep South Story, pero es todo tan frenético en estas páginas, menos en realidad de lo que parece por las sensaciones que dejan, que de alguna manera esta segunda parte hace que nos sintamos ya muy dentro de la historia sin necesidad de recibir o de tener más información.

La prueba de fuego, en todo caso, está en el dibujo, que es lo más llamativo de la obra de su autor ya desde un primer vistazo. Un cómic de De Felipe, este por ejemplo, es un producto tan deliciosamente vinculado a su época que casi parece un milagro que hoy en día pueda seguir convenciendo de la misma manera. Ojo, esto no quiere decir que el tiempo tenga que matar siempre lo contemporáneo de un artista, pero en este caso hablamos de alguien que bien puede servir de icono y ejemplo de lo que suponía la revista de ciencia ficción que hace ya tantos años que podemos dar por desaparecida, aunque sigan quedando románticos que impulsan ideas como aquella para el mundo actual. Lo espectacular de Yellow Moon está en su versatilidad, en que domina una narración televisiva antes de que Frank Miller la hiciera universal, que tenía unos personajes grotescos de las formas que convertían a Richard Corben en un autor idolatrado y que tenía un dominio del color y la luz que podría hacer sombra a cualquier autor de mayor reputación mundial. De Felipe tenía un estilo marcado y aun así la Biblioteca que ha recogido su obra nos ha permitido ver su evolución de una manera clara. El viaje acaba aquí, en esta historia a medio hacer, y ha sido uno delicioso y nostálgico a partes iguales.

El contenido extra lo forman un prólogo de Carlos Portela y un portafolio de bocetos, ilustraciones y portadas de Fernando de Felipe