‘Blue Jeans’, de Antonio Sachs y Zappeboy

Editorial: Spaceman.

Guion: Antonio Sachs.

Dibujo: Zappeboy.

Páginas: 104.

Precio: 20 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Marzo 2023.

Las historias más bestias llaman la atención, eso es innegable, y es algo que Antonio Sachs y Zappeboy explotan hasta la saciedad en Blue Jeans, una historia de dos amigas, o lo que sea, que pasan de consumir a traficar, de soñar a matar, y de encontrarse a una niña encerrada en una jaula… por una poderosa razón… a embarcarse en una aventura que es difícil si tiene resonancias shakespearianas o simplemente alucinógenas. O las dos, claro, porque este es uno de esos tebeos en los que no cesan de pasar cosas y de los que obliga a arquear continuamente la ceja ante las cosas que pasan. Y ojo, mantener la concentración durante un centenar de páginas cuando lo que se lanza sin piedad parece en ocasiones un batiburrillo acelerado y espídico tiene su mérito, porque estas historias son las que no buscan propósitos más elevados que los de entretener aquí y ahora de una forma despiadada, con sus ideas locas y sus diseños todavía más extravagantes, con sus páginas decididamente chillonas con colores imposibles y sus personajes extremos hasta decir basta y sin pensar en que pueda haber conexiones con la monótona realidad. De eso se trata, de evasión pura y dura con el filtro de dos autores que, por encima de todo, parecen haber disfrutado una barbaridad con esta historia tan inclasificable.

Lo complicado, por todo lo dicho anteriormente, es trazar una sinopsis de Blue Jeans. ¿De qué va realmente la historia que escribe Sachs? Aunque a lo mejor esa no es la pregunta que hay que hacerse, sino más bien qué relevancia puede tener eso en el disfrute que proporciona la obra. Hay veces en las que un cómic nos atrae por su escenario, por su personaje o por su premisa argumental, pero en Blue Jeans todo parece un poco más visceral. Atrae por su salvaje idea de la vida y de todo lo que le puede suceder a las dos protagonistas en un viaje lleno de drogas, de humor negro y cínico y de un importante nivel de violencia, aunque se encare de una manera, digámoslo así, que sirve bien al entretenimiento que se propone. La expectativa puede ser por esta misma razón el peor enemigo de Sachs, porque si alguien espera un contenido más rompedor que salvaje puede quedarse decepcionado con el paso de las páginas. No hay razón para ello en realidad, porque las cartas de Blue Jeans están sobre la mesa desde el principio y su mensaje está claro, pero la experiencia del lector y entrar en el juego propuesto es fundamental para que la lectura alcance todo su potencial. Y como todo es tan dinámica y bestia, ¿tanto puede importar que el foco de la historia esté precisamente en esas casualidades que nos van atropellando y que van haciendo que pasen cosas sin parar?

Hay portadas que no terminan de adelantar lo que se ve en el interior, pero a Blue Jeans no le pasa eso en absoluto, la de Zappeboy en una presentación perfecta en este sentido. El ilustrador, que se estrena con este trabajo, tiene un estilo tan salvaje y contundente como el de la propia historia a la que está dando forma. Y aunque lo más llamativo esté en la línea, en el diseño, lo cierto es que hay mucho que rascar en su dibujo. Es tremendo el uso que hace del color, de la puesta en escena, de las tipografías, de los bocadillos, de todo lo que hay en las viñetas. Y formidable es la manera en la que dibujos que a priori parecen muy recargados no generan esa sensación en absoluto, sumando así a las intenciones de Blue Jeans de apabullar desde el primer momento pero por el movimiento, por el paso de las páginas, por el devenir de los acontecimientos. Zappeboy se sube a ese caballo ganador y aceptando la propuesta parece difícil no estar pegados a lo que enseñan hasta que llegamos a un final, que en realidad bien podría ser un punto y aparte para recuperar en algún momento las andanzas de estas dos mujeres. Con Blue Jeans, desde luego, no hay medias tintas, no hay un término medio, se trata de que suenen los tambores y escuchemos puro Rock & Roll.

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