Televisión – ‘Fantastic Four’

Título original: Fantastic Four.

Reparto: Beau Weaver, Lori Alan, Quinton Flynn, Chuck McCann, Brian Austin Green, Neil Ross, Simon Templeman, Pauline Arthur Lomas, Edward Albert, Gregg Berger, Keith David, Ron Feinberg, Ron Friedman, Mark Hamill, Kathy Ireland, Tony Jay, Stan Lee, Ron Perlman, John Rhys-Davies.

Episodios: 26.

Duración: 22 minutos cada episodio.

Estreno: 24 de septiembre de 1994 / 24 de febrero de 1996 (Estados Unidos).

Hablar del Fantastic Four televisivo de 1994 obliga a hacer dos valoraciones distintas, una por cada una de las dos temporadas que tuvo, porque más allá del reparto vocal casi parecen dos series diferentes. Lo son, en realidad, porque cambia el equipo que lleva las riendas del show, cambia el estudio de animación, cambia la cabecera y la sintonía de inicio, cambia el aspecto de los 4 Fantásticos y cambia, fundamentalmente, el tono y el alcance de los relatos. ¿Es la segunda temporada de Fantastic Four la serie de animación definitiva de la Primera Familia de Marvel? No, seguramente no por bastantes detalles, pero sí es una mejora sustancial sobre una primera temporada que tras arrancar de una manera más o menos aceptable narrando el origen del cuarteto acaba abrazando un tono infantil, en el peor de los sentidos, y se limita a ir colocando a los personajes más clásicos de las aventuras del grupo sin que tengan ninguna característica que les haga especiales o diferenciables. Según se va abrazando con más claridad las ideas de la era de John Byrne en los cómics o, por supuesto, de la original de Stan Lee y Jack Kirby, mejor resultado se va obteniendo, incluso aunque haya un episodio en concreto que parece una tomadura de pelo, no solo por desperdiciar la presencia del Hombre Imposible sino por ser un simple refrito de escenas de toda la temporada.

No es que los 4 Fantásticos no puedan acomodarse a un público infantil, ni mucho menos, pero es complicado tomar en serio a la primera temporada de la serie. Como ejemplo más claro, vemos al Doctor Muerte usando una pajita para beber mientras está contando un origen que tiene que ser dramático. Entre eso y la idiotización evidente que se hace del personaje de Ben Grimm, la conversión absoluta de Sue Richards en una damisela en apuros secuestrable para llamar la atención del cuarteto o la absoluta falta de personalidad de Johnny Storm, resulta muy complicado asimilar la propuesta, por mucho que, efectivamente, quiera tener su base en historias clásicas. La animación es, además, bastante limitada. Y eso, viendo el nivel que ya mostraba la animación televisiva en la época, resulta bastante decepcionante. Y no hablamos solo del movimiento, sino también de errores de continuidad salvajes o del continuamente mágico cambio de ropa de los protagonistas cada vez que lo necesitan en una escena. Son muchos los detalles criticables del aspecto de la serie, y aún así está por encima del planteamiento narrativo, de las historias, de la forma en la que se presentan, que es la más básica y casi parece acometerse con una vaguería notable. Ni siquiera ver a Galactus, Estela Plateada, el Superskurll, el Hombre Topo o el Amo de las marionetas salva esto.

Por eso, la segunda temporada es un alivio. Trece episodios de lo anterior son complicados de ver, pero en cuanto el uniforme de adecuada con su sombreado a los de Byrne, la cosa mejora. Cuando las historias se plantean de una forma más inteligente y menos lineal, el avance está claro. Y como se eliminan elementos absurdos como la estridente casera del Edificio Baxter con su perrita y se apuesta por historias más dramáticas que dan más protagonismo a Johnny, con los Inhumanos y con Nova en el fondo, es inevitable entender la enorme mejora que hay a todos los niveles. No hay más que comparar las dos sintonías, desde la canción juvenil hasta la fanfarria más épica, para ver que el tono de la serie es casi opuesto. No del todo, claro, porque no pierde nunca la perspectiva más cómica, pero sabe cuándo cambiar el chip. Se echa en falta, eso sí, algo de iniciativa propia, ya que todas las historias son adaptaciones de distintos cómics, insistimos de nuevo en el influjo de Lee, Kirby y Byrne. Y aún con apariciones algo extrañas como la del Motorista Fantasma, se agradece también el evidente deseo de devolver a los 4 Fantásticos al centro del Universo Marvel, ya sea con apariciones de otros personajes, como Thor, Pantera Negra, Hulk o Daredevil, y con multitud de cameos más o menos visibles. Se sale mucho mejor de lo que se entra en Fantastic Four, y eso al menos es positivo.

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