‘Harpoon’, de Roc Espinet

Editorial: Spaceman.

Guion: Roc Spinet.

Dibujo: Roc Spinet.

Páginas: 192.

Precio: 30 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Noviembre 2022.

Dice Roc Espinet que Harpoon tendría que haber sido su primer cómic, pero que finalmente tuvo que esperar para poder ver lo publicado. Él mejor que nadie sabrá cómo le han sentado los años a la propuesta original, pero desde este otro lado de la página solo podemos pensar que ese proceso no ha hecho más que permitirle una obra más compleja, madura, llena de posibilidades y muy, muy entretenida. Y cambiante, porque entramos en ella pensando que puede haber mucho de Last Man (aquí, reseña de su primer volumen) por aquello de los combates, que por cierto son una delicia de ver con el trazo de Espinet, y acabamos dejando el universo del autor con el convencimiento de que es un trabajo muy personal y que pasa por momentos tan diferentes y complementarios que acabamos con la sensación de habernos subido en una montaña rusa repleta de gtiros y revueltas.  Y eso, por supuesto, es algo bueno porque este es un tebeo que está pensado para volvernos locos en su vibrante aspecto visual pero a la vez para dejarnos con muchas cosas en las que pensar, en su cultura tribal, en su escenario fantástico y también en las relaciones que se establecen entre los protagonistas. Y cuando nos bajamos, lo hacemos con la satisfacción de haber vivido una aventura extraordinaria.

Teniendo en cuenta que arranca con una protagonista en edad infantil y que se permite el lujo más adelante de jugar con el tiempo y la perspectiva para que entendamos determinadas escenas, si hay algo de Harpoon que impresiona es el trepidante ritmo que Espinet le da a la historia. Sin eso, podríamos habernos mostrado muchas cosas, convencernos con esta suerte de mundo postapocalíptico y tribal, podría haber creado una protagonista imponente, que lo hace, pero es que pasan tantas cosas, a tanta velocidad y en tantos niveles que cuando llegamos al final de Harpoon la primera idea que nos pasa por la cabeza es la de volver al principio y empezar de nuevo. Lo que más entusiasma en todo caso de Harpoon es que tiene una construcción de universo realmente precisa, no se queda solo en el escenario o en la explicación de su mitología, sino que la expande a los personajes. La forma de ser, y sobre todo las motivaciones personales de Litha y de sus demás compañeros de viaje, están forjadas con una conexión muy fuerte con este mundo. Y la presencia de las máscaras tiene una potencia brutal dentro del relato y de estas mismas sensaciones que ayudan a configurar a los actores protagonistas del viaje, que de esa manera se convierte en algo muy emocional casi por encima de cualquier otra consideración.

Y eso que Harpoon es uno de esos tebeos que, lo veamos como lo veamos, entra por los ojos. El dinamismo que tiene, la forma en la que interpreta el movimiento en sí mismo y dentro de un escenario, los combates que enseña, todo lo que tiene que hablarnos desde la cinética es sencillamente brutal. Cada viñeta es para perderse en ella, y por eso la obra tiene diferentes niveles de lectura. Las máscaras y la fantasía van de la mano, generando unas sensaciones muy poderosas tanto en la puesta en escena de la acción como en el propio entorno tribal de la historia. Y la expresividad que tienen los personajes es impresionante, parte del secreto que el relato diga tanto a nivel emocional, que es tan trascendente como el brillante movimiento del que hemos hablado en todo momento. Harpoon tiene mucho que ver, mucho que sentir y muchísimo con lo que disfrutar. Tiene una protagonista fuerte y muy bien construida, pero a la vez tan vulnerable como requieren algunos de los momentos de este monumental viaje. Podríamos acumular muchos calificativos para el espléndido trabajo que hace Espinet, pero nos vamos a quedar con la épica que ofrece a todos los niveles, en lo más grande y también en lo más íntimo. Muy buen tebeo, violento, intenso, salvaje y de una potencia visual casi indescriptible.

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