Reparto: Charlie Cox, Deborah Ann Woll, Elden Henson, Vincent D’Onofrio, Toby Leonard Moore, Vondie Curtis-Hall, Bob Gunton, Ayelet Zurer, Rosario Dawson, Jon Bernthal, Élodie Yung, Stephen Rider, Joanne Whalley, Jay Ali, Wilson Bethel.
Música: John Paesano.
Plataforma: Netflix / Disney +.
Episodios: 39 (tres temporadas).
Duración: 46-61 minutos cada episodio.
Estreno: 10 de abril de 2015 – 19 de octubre de 2018 (Estados Unidos / España).
Siempre que se anunciaba una adaptación de un personaje de Marvel, y sobre todo tras el galimatías de derechos que vimos durante años, nos preguntábamos el porqué de cada elección, qué hacía atractivo ese personaje o esa historia en concreto por encima de otras que, quizá, tendrían más facilidad para llegar al espectador. Tras la película de Mark Steven Johnson con Ben Affleck (aquí, su crítica), y a pesar de que en lo visual sí acertaron plenamente con el personaje, parecía difícil que Daredevil se ganara el apoyo del aficionado, pero Netflix apostó por él para su primera serie. Y el resultado acabó siendo ejemplar, desde el riesgo de cerrar una primera temporada con un remedo del ridículo traje negro con el que se asomó a las peripecias del HulK televisivo (aquí, su crítica) hasta la brutalmente impresionante tensión de una tercera temporada maravillosa y salvaje que entendía no solo al personaje sino a todo su entorno. Daredevil puede pasar perfectamente por ser la mejor serie Marvel que se ha visto en televisión, incluyendo las de la nueva era de Disney+. La serie supo entender ese Marvel callejero, urbano y violento, y que Matt Murdock era un personaje espectacular para explotar en este medio, enfrentándole primero con Kingpin y después, con algo menos de brillantez, en un segundo arco con el Castigador y Elektra.
Es fácil entender Daredevil como un todo, porque la serie pilotada por Drew Goddard, director de La cabaña en el bosque, va aprovechando todo lo que sucede en ella para ir construyendo el descomunal clímax en el que se convierte la tercera temporada. Suma personajes y subtramas de una manera brillante, hasta el punto de que esa temporada final acaba siendo algo que supera al propio Daredevil. Es también la historia de Foggy Nelson, la de Karen Page, por supuesto la de Kingpin, igual que la primera fue la de Ben Urich o la segunda la de Frank Castle, Elektra o Stick. Esa es la reconocible grandeza de Daredevil, que saca partido de todo incluso con sus altibajos, presentes sobre todo en la temporada intermedia y quizá porque ahí no parece tan esencial la pérdida de protagonismo de Matt o el desarrollo de todo lo que se introduce, que parece mucho. Aunque en la era moderna del superhéroe nos hemos acostumbrado a que sean personas falibles, quizá no se había visto antes con tanta crudeza como se ve en esta serie. Matt es un héroe a la fuerza, que se obliga a serlo a pesar de todas las consecuencias que tiene para su vida, en lo físico, palpables porque la serie no se guarda nada en ese sentido, y en lo emocional, en la relación con los pocos seres queridos que se permite tener.
Charlie Cox es una espléndida elección para dar vida a Matt Murdock, y es punta de lanza de un reparto espléndido. Y sobra decir que Vincent D’Onnofrio es un Kingpin sencillamente espectacular. Pero es que, en realidad, nada sobra dentro de un reparto modélico, en el que no hay debate si hay cambios con respecto al cómic, que alguno que otro hay, alguno incluso notable, porque todo está escogido con mimo. Igual que las coreografías de acción, violentas y sin miedo, la misma elección de escenarios que hace de la Cocina del Infierno un personaje más, o una delicadeza estética que brilla a lo largo de toda la serie y que se sublima en una tercera temporada en la que los juegos de ritmo y tiempo son portentosos. Quizá lo menos sólido en todo el conjunto sea Elektra, y no porque sea algo fallido, no lo es, sino porque de alguna manera se nos queda inconcluso y con menos personalidad de la que el lector de cómics puede exigir. Compartir temporada con el Castigador no ayuda en ese sentido, a pesar de que el entretenimiento ahí sigue siendo sobresaliente. Lo es durante toda la serie, durante sus 39 episodios, en sus tres temporadas, en un viaje brutal que es fiel a las etapas más sombrías del cómic y, por lógica, a la barbaridad que ejecutó en su día Frank Miller con David Mazzucchelli, referente obvio de una serie espléndida.
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